Introvertido, laborioso, creativo y muy querido por discípulos y colegas del arte, ayer entristeció la tarde mendocina el fallecimiento del dibujante y pintor Sergio Hocevar, a la edad de 83 años.
Hijo del notable maestro del grabado y el dibujo, Sergio Sergi, Hocevar había nacido en Santa Fe, pero como otros creadores nacido afuera era considerado cuyano por adopción, ya que habitó nuestro suelo desde 1944, con algunas interrupciones por viajes.
Estudió Dibujo y Pintura en la Academia Provincial de Bellas Artes de Mendoza, y solo se ausentó de estos pagos entre 1965 y 1974, años en los que vivió en los Estados Unidos.
En el país del Norte perfeccionó su arte en el Fleisher Art Memorial, dependiente del Museo de Arte de Philadelphia, Pennsylvania, donde entre otros galardones, se le concede el "Premio por Excelencia en Pintura", y es invitado a hacer una exposición individual, distinción acordada por primera vez a un alumno de dicha institución.
En 1973 toma contacto con los clásicos y la antigüedad en un viaje por Italia, visitando Roma, El Vaticano, Pisa y Florencia. Dos años más tarde viaja a México y Perú, visitando Mérida, Uxmal, Cuzco y Machu Pichu, paisajes estos últimos que constituyeron el trasfondo de una serie de dibujos sobre el tema de Dédalo.
En 1975 regresa a Mendoza, y desde entonces reside aquí hasta su deceso.
Hace varios años, en la etapa anterior del Museo Fader, fue un acontecimiento la muestra que protagonizaron él, su padre Sergi y su hermano Fernando, arquitecto y también plástico, en el establecimiento de Mayor Drummond. Esa convocatoria, de mucho suceso, se llamó "Asuntos de familia".
Sus trabajos han sido utilizados para ilustrar tapas de libros, y sus obras forman parte de colecciones privadas de Estados Unidos, Alemania, Uruguay, Brasil, Argentina y de las colecciones del Museo Nacional del Grabado de Buenos Aires, Museo Municipal de Arte Moderno, Colección Park Hyatt y del ya nombrado Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú.
Fue muchas veces premiado y una de las últimas distinciones se produjo en 2005, al obtener el Primer Premio Adquisición en Pintura del Salón Regional Vendimia.
Actualmente seguía trabajando y se encontraba preparando un segundo libro sobre otro grande, Roberto Azzoni (el anterior era de 1997).
En su estudio, contaron su esposa Alicia Moyano y sus hijos Pablo y Ximena, quedaron como último testimonio entrega del creador, unos dibujos casi terminados.
