La emisión de deuda en dólares fue uno de los temas de mayor controversia entre el oficialismo y la oposición en los últimos meses. El kirchnerismo cuestiona ese financiamiento en moneda extranjera. Pero la realidad llevará al país a tener que volver al mercado global.
Y ese es uno de los objetivos principales del acuerdo entre el gobierno de Alberto Fernández y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El ministerio de Economía ni lo mencionó en su comunicado de oficialización del entendimiento, pero el organismo sí lo hizo en el suyo.
Es que el futuro –bastante cercano- exigirá que la Argentina vuelva a los mercados para poder colocar nueva deuda en dólares y euros y así refinanciar los abultados vencimientos que tiene por delante.
Esos vencimientos son menores y más espaciados a los previos a la reestructuración de la deuda, pero no por ello menos exigentes y complejos para un país que, en la actualidad, casi no cuenta con reservas líquidas y cuya moneda fue destruida por la inflación.
Según datos presentados por el propio ministro de Economía, Martín Guzmán, ante el Congreso en agosto pasado, Argentina tiene que pagar a acreedores privados: u$s1.100 millones este año; u$s1.600 millones en 2023 y u$s3.300 en 2024.
Lo complicado arranca en 2025, dado que los vencimientos suben fuerte: u$s7.300 ese año y la misma cifra en 2026 (momento en el cual, además, hay que empezar a pagarle la deuda al FMI).
Y el derrotero sigue con u$s8.000 millones en el 2027; u$s9.700 en 2028; u$s9.600 en 2029; u$s8.900 en 2030; u$s9.500 en 2031; u$s9.100 en 2032; u$s8.800 en 2033; u$s8.400 en 2034; u$s8.100 en 2035; y de u$s2.900 millones para abajo a partir de en 2036.
A lo largo de la década en la que la Argentina le irá pagando la deuda al FMI, el país deberá afrontar vencimientos en dólares que alcanzan unos 12.000 millones de dólares por año. A esto se deberá sumar los compromisos con otros organismos y la deuda en pesos.
Sobre ese escenario, el Fondo dijo este jueves en su comunicado de oficialización del acuerdo que “igual de importante” que ordenar las cuentas públicas y bajar la inflación será “el énfasis del programa en mejorar de manera creíble las finanzas públicas”.
Y apuntó: “El programa también buscará fortalecer la balanza de pagos de Argentina a través de políticas que apoyen la acumulación de reservas y las exportaciones netas, y que allanen el camino para un eventual reingreso de Argentina a los mercados internacionales de capital”.
Dichas estrategias incluirán, según el FMI, políticas “monetarias y fiscales prudentes” así como políticas para mantener un tipo de cambio efectivo real competitivo en el contexto del régimen de paridad móvil.
Desde que cerró su reestructuración de deuda en 2020, la Argentina ha venido cumpliendo con los pagos comprometidos generando un enorme estrés a sus debilitadas reservas internacionales.
Pero a partir de 2025 tendrá que buscar refinanciar, como hace la mayoría de los países del mundo, para evitar caen en el viejo y conocido default, un concepto siempre recurrente por la permanente debilidad financiera del país.
Hoy, con un indicador Riesgo País de 1.873 puntos básicos (según la JP Morgan) parece impensado que la Argentina pueda volver a endeudarse en el exterior. Por eso, el FMI habla de “mejorar de manera creíble” las finanzas públicas.