El Gobierno tropieza en soledad. Las incongruencias en el discurso oficial ya no se dan solo entre el albertismo y el cristinismo, sino entre el presidente Alberto Fernández y los ministros que sin dudas le responden a él. Y queda expuesta cierta impotencia de la Casa Rosada para avanzar o poder resolver temas o problemas que hacen a la gestión.
En el núcleo está una inflación, que a juzgar por los datos de marzo y abril corre por encima del 100% anual. Este problema al que el gobierno no le encuentra la vuelta genera desesperación en el Presidente, que ha llegado a viajar para pedir a la Unión Europea el fin de la invasión de Rusia a Ucrania, sin que eso pudiera mover el amperímetro de la geopolítica global.
Uno de los capítulos más insólitos en el devenir contradictorio y confuso del Gobierno del Frente de Todos se escribió ayer. Fernández dijo en una entrevista radial que se necesita subir las retenciones agrícolas para desacoplar los precios locales del trigo de los valores internacionales. Se expresó claramente a favor de tocar las alícuotas.
Si bien dijo que esto sería solo para desacoplar precios, el Presidente dejó entrever también la intención de recaudar para repartir. Expresó hay que un sector que registra “riqueza inesperada” y señaló que el Gobierno necesita que esos ingresos extra “se redistribuyan de otro modo”. “El instrumento son las retenciones”, enfatizó.
Fernández sabe que no tiene margen político para avanzar. Admitió que si envía un proyecto de ley al Congreso, la oposición encarnada en Juntos por el Cambio lo hará caer. El PRO y la UCR aclararon ayer que no avalarán mayor presión impositiva para los productores y las cerealeras.
Los diputados del Bloque Córdoba Federal rechazaron también de plano la posibilidad de un nuevo aumento a las retenciones. “Sostenemos que es hora de decir basta a recetas que ya han fracasado y de dar vuelta la historia de un mal impuesto que comenzó ‘por única vez’ hace ya 20 años. Planteamos la baja gradual de las retenciones en el proyecto de ley que hemos presentado semanas atrás”, dijeron.
El asombro de Domínguez
Estaba viajando para Córdoba, donde finalmente presentó el Plan GanAr, cuando escuchó las declaraciones del Presidente. El ministro de Agricultura, Julián Domínguez, llamó inmediatamente por teléfono al Presidente, al jefe de Gabinete, Juan Manzur, y a la portavoz de la Presidencia para dejar algo en claro: las retenciones no se tocan.
No es un dato menor. Domínguez le hizo la promesa al campo en numerosas oportunidades y sobre esa base está intentando construir diálogo, una tarea dificultosa por la desconfianza mutua que tienen los productores y su dirigencia con el kirchnerismo, ala clave del Gobierno del Frente de Todos.
“Desde que asumí, la preocupación del Presidente es el aumento de los alimentos para las y los argentinos. De ninguna manera se van aumentar las retenciones ni enviar un proyecto de ley”, dijo Domínguez en un mensaje publicado en la red social Twitter. Con esto expuso lo que viene comentando por lo bajo: si se tocan las retenciones, se va del cargo.
Pero Domínguez no está solo. Martín Guzmán, ministro de Economía, y Matías Kulfas, de Desarrollo Productivo, coinciden en que no hay que tocar la previsibilidad al sector que más divisas genuinas genera. Porque no solo está en juego el área de producción, sino la estabilidad cambiaria y, en última instancia, hasta la propia gobernabilidad.
Es que a pesar de niveles récord de liquidación por parte de las cerealeras, al Banco Central le está costando mucho sumar reservas. Desde enero y hasta ayer, la entidad había comprado 870 millones de dólares netos. En el mismo lapso pero de 2021, ya había adquirido nada menos que 5.432 millones de dólares.
Según el Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social (GERES), al 15 de mayo las reservas netas de la autoridad monetaria se ubicaron en 6.280 millones de dólares: las reservas líquidas fueron negativas en 2.904 millones, mientras que 3.590 millones correspondieron a oro y 5.595 millones a los Derechos Especiales de Giro del FMI. Las reservas brutas andan en los 41.290 millones.
Las penas del Presidente
En 63 minutos de entrevista en la porteña radio Con Vos, Fernández dejó en claro que quiere subir las retenciones pero no sabe cómo; y que el fideicomiso del trigo para reducir los precios de la harina no se hizo operativo y deslindó responsabilidad alguna del Estado, que fue el impulsor.
Pero también dejó en claro el Presidente que existe una protección directa al sector de textil, de prendas de vestir y calzados, que en los últimos doce meses incrementó sus precios en un 73,4%, más de 15 puntos por encima de la inflación promedio; que al Gobierno se le hace “muy difícil” frenar la inflación y que no hay acuerdo interno sobre cómo hacerlo; y que es “muy complicado” redistribuir el crecimiento económico.
Lucas Romero, politólogo y director Synopsis Consultores, hizo un análisis de la entrevista de Fernández con el periodista Ernesto Tenembaum y comentó: “La síntesis es un Presidente contando todas sus penas. Lo que ratifica lo que ya nos confesó, que a veces se olvida que es Presidente”.
El desconcierto generado ayer por Fernández fue similar al que produjo en el mercado financiero y bursátil el propio Fernández cuando en medio de su reciente gira europea confirmó que se iban a modificar las metas acordadas con el FMI, obligando a Guzmán y al propio organismo multilateral a reafirmar que esos números no se iban a tocar.