Andres Belinsky: “El consumidor de hoy está mucho más acostumbrado a diferentes tipos de packaging”

Analiza cómo se han superado los prejuicios sobre las taparroscas y los tapones técnicos, y destaca el papel de la innovación en la preservación de la calidad del vino. Cambios para 2025.

Andres Belinsky: “El consumidor de hoy está mucho más acostumbrado a diferentes tipos de packaging”
Andrés Belinsky: “Hay mucho prejuicio en los intermediarios del vino: a veces se aferran a un tradicionalismo que ya no refleja la realidad del consumidor”

Durante la última década, la percepción sobre los sistemas de cierre para vinos ha experimentado un cambio notable. Lo que antes era una discusión “acalorada” sobre la idoneidad de las taparroscas y los tapones técnicos hoy parece haber evolucionado hacia una mayor aceptación y diversidad de opciones. Andrés Belinsky, CEO para América, China y Sudáfrica de Vinventions, líder mundial en soluciones de cierre para la industria vinícola, reflexiona sobre esta transformación y el papel de la tecnología en la creación de sistemas de cierre que no solo preservan sino que también optimizan la experiencia del consumidor.

-Hace unos años, hablar de tapones técnicos o taparroscas era casi un tabú. Hoy, sin embargo, parece que ya no se cuestiona tanto. ¿Cómo ves al consumidor frente a estos cierres? ¿El sistema de cierre sigue siendo tan determinante a la hora de elegir un vino como lo era hace diez años?

-Creo que ya no es tan determinante. Hoy en día, el consumidor está mucho más abierto a confiar en lo que decide la bodega y a disfrutar el producto de una manera más relajada. Tiene una visión más moderna: entiende que estos sistemas de cierre son tecnología, son innovación, y están diseñados para proteger al vino. ¿Por qué las bodegas usarían algo que podría arruinar el vino después de tanto esfuerzo y dedicación? El sistema de cierre, en realidad, es un elemento secundario dentro del packaging del vino; su única función es protegerlo.

-Entonces, ¿crees que los consumidores están más acostumbrados a la diversidad de cierres?

-Sí, definitivamente. El consumidor de hoy está mucho más acostumbrado a diferentes tipos de packaging, no solo en vinos. Productos como los ready to drink, los espumantes o los frizantes también han contribuido a romper el estereotipo de la botella con corcho y cápsula. Hay taparroscas, latas, y otros tipos de envases. Los consumidores de 20, 30 o 40 años han crecido con una mayor diversidad de productos, y en cuanto al sistema de cierre, confían en que la bodega ha elegido el adecuado para proteger el vino.

Creo que es como cuando antes se decía que los vinos blancos son para acompañar pescado y los tintos, para carnes rojas. Es un estereotipo ya anticuado, algo muy básico que no refleja la realidad actual. Hoy esa idea de que la taparrosca es solo para vinos jóvenes y que los tapones técnicos o sintéticos son para vinos de gama baja ya no tiene sentido. Todos los productos se han sofisticado, ofreciendo una gama de opciones más amplia.

- ¿Pero aún persisten prejuicios en la cadena de distribución?

- Sí, creo que hay mucho prejuicio en los intermediarios del vino: los importadores, distribuidores o compradores a veces se aferran a un tradicionalismo que ya no refleja la realidad del consumidor. Mientras el consumidor tenga una buena experiencia al beber el vino, casi no le importa el sistema de cierre.

-¿Los tapones técnicos también son una opción para vinos de alta gama?

-Exactamente. Hoy los tapones sintéticos como los de Nomacork pueden usarse desde el vino más económico hasta el más caro del mundo, porque cumplen su función perfectamente.

-¿Te refieres a la transferencia de oxígeno?

-Claro, la transferencia de oxígeno es uno de los factores clave. Además, no alteran el sabor del vino y ofrecen una fiabilidad mecánica impecable, ya que nunca se rompen. Puedes tener un vino guardado durante 20 años con la seguridad de que el tapón cumplirá su función. Las innovaciones tecnológicas han mejorado mucho este aspecto.

-¿La calidad de las taparroscas ha avanzado también?

-Sí, la taparrosca ha alcanzado niveles de calidad muy altos, capaces de conservar perfectamente vinos más caros. Cada vez más bodegas eligen esta opción, y hoy podés encontrar vinos de alta gama con taparrosca porque ofrece un excelente control de la oxidación.

-¿En este escenario dónde queda ubicado el corcho natural?

-El corcho natural también ha avanzado mucho. Se han invertido grandes esfuerzos en eliminar el TCA, el famoso “gusto a corcho”, con sistemas de control y selección más sofisticados. El consumidor y las bodegas tienen muchas más opciones que hace 10 o 15 años.

-Estás enfrentandoun nuevo desafíos profesional. ¿Qué implica tu traslado a Estados Unidos?

-Luego de varios años en Vinventions, el año pasado me pidieron que asumiera la gestión de los negocios en China y Sudáfrica. Allí tenemos operaciones más pequeñas, donde realizamos la terminación de los tapones o llevamos tapas desde Italia para revenderlas localmente. Tanto en Sudáfrica, que es un país productor de vino, como en China, tenemos fábricas que nos permiten vender directamente a las bodegas.

-¿Ahora te estás enfocando en Estados Unidos?

- Exactamente. Este año hemos tenido un proyecto importante en Estados Unidos, donde ya tenemos una fuerte presencia, pero el plan era trasladar una planta que teníamos en Carolina del Norte a México. Estamos hablando de la planta de Nomacork y, además, instalamos una nueva planta para tapa a rosca, que ha crecido mucho en los últimos 3 o 4 años, especialmente en el segmento de vinos de gama de entrada o media-baja en el mercado estadounidense.

- ¿El crecimiento de las taparroscas ha sido considerable en Estados Unidos?

-Sí, la tapa a rosca ha crecido bastante. Nosotros ya veníamos trabajando con este producto en Europa y la empresa decidió invertir también en el mercado estadounidense. Así que comenzamos con este proyecto de trasladar la planta y establecer la nueva fábrica en México. Ha sido un gran desafío: instalar la planta, ponerla en marcha y desarrollar esta nueva parte del negocio.

La planta en Carolina del Norte dejó de operar y se trasladó todo a un nuevo edificio en México. Ahora, en ese mismo espacio, una parte está dedicada a tapa a rosca y la otra a Nomacork. Ya está instalada, pero ahora nos toca lo más desafiante: hacer que la fábrica alcance el nivel de producción necesario y desarrollar comercialmente el mercado de las taparroscas.

-¿Y cuál es tu rol en este proceso?

-Me pidieron que me encargara de este proyecto, además de mis responsabilidades actuales. Como esta parte del negocio en Estados Unidos es menos conocida para mí, necesitaba dedicarle más tiempo y enfoque. Es un mercado donde necesitamos consolidarnos.

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