Con 20 años, Andrés Vavrik (36) empezó a trabajar en las empresas familiares, en el sector ganadero. Así llegó a presidir la Específica de Ganadería de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Ganadería de General Alvear y a convertirse en presidente de la entidad en 2019. Unos meses después, la pandemia lo puso en el centro de un conflicto que logró destrabar.
Vavrik fue uno de los principales responsables de que los ganaderos mendocinos que tienen propiedades en otras provincias, como San Luis y Córdoba, pudieran empezar a ingresar sin problemas a San Luis, que había establecido restricciones muy duras por la cuarentena. A partir de ese momento ganó visibilidad y hoy es uno de los ideólogos de un proyecto que promueve una renovación institucional de la Federación Económica de Mendoza (FEM).
El gobierno, ya sea nacional o provincial, ¿está tomando en cuenta al sector productivo?
- Considero que la política no está tomando en cuenta a las instituciones como debería hacerlo. Y puedo justificar lo que digo con el caso de Portezuelo del Viento. Muchos dirigentes de cámaras planteamos los problemas que le veíamos a la obra, las tensiones con la Pampa y el problema fundamental que tiene Mendoza, que es la crisis hídrica. Y después de poco más de un año, muchas idas y vueltas, discusiones, se nos termina dando la razón.
Eso me da la pauta de que la política tiene que ser más sensible a las opiniones e ideas que plantean los actores que están todo el tiempo con la necesidad y la obligación de innovar, de generar más y de ser competitivos y eficientes para no desaparecer, como somos los actores del sector privado.
Pero La Pampa también se opone al dique El Baqueano…
- La Pampa se va a oponer a todo lo que Mendoza proponga, pero es una decisión nuestra seguir bailando la música que nos pone La Pampa o hacer valer nuestra historia, el trabajo que muchas generaciones han hecho en Mendoza, para convertirla de un desierto en un oasis productivo. Estamos de acuerdo con las cuestiones ambientales que plantea La Pampa, pero antes que eso están el trabajo, la generación de alimentos y las actividades económicas que ha construido Mendoza en torno a sus ríos.
Tenemos que convencernos nosotros de que estamos defendiendo trabajo y producción. No podemos caer en esas discusiones chiquitas en las que nos quiere meter La Pampa, que no tiene otra explicación que no sea política barata y verso para la tribuna, y que no tienen nada que ver con lo que necesita Mendoza y la Argentina en general.
- Y este no tener en cuenta a los actores sectoriales, ¿tiene que ver con que el foco está puesto en el Gran Mendoza?
- Últimamente veo una apertura, nobleza obliga, del gobierno provincial a escuchar al interior. Y escucho hablar de Malargüe, Alvear, San Rafael, el Este. Creo que en eso tenemos mucho que ver los dirigentes de la gremial empresaria, por haber puesto en agenda ese federalismo que estamos tratando de nutrir más. Somos conscientes de que el Gran Mendoza se ha vuelto una ciudad enorme y que el gobierno tiene que atenderla, pero me satisface que se empiece a prestar atención a lo que pide el interior.
Es el camino. El éxito de este gobierno y el que venga va a depender de que se detecten esos actores que hay repartidos en toda la provincia, en muchas industrias diferentes, y se los tenga en cuenta, porque el futuro del trabajo y del crecimiento económico va a venir de la mano del sector privado. Se agotó el modelo que hace 20 años, desde lo nacional hacia abajo, se nos intenta imponer, de que el empleo público y ese gran Estado van a sostener la provincia y el país. Es por otro lado.
Se hablar mucho de la matriz productiva, de repensar el desarrollo de la provincia, ¿cuál es tu mirada de esto?
Mendoza no puede perder el foco de que depende pura y exclusivamente del agua. Si todas las actividades de la provincia tienen como premisa el cuidado y la optimización del agua, no veo nada imposible de acá para adelante. Mendoza, históricamente, fue una ordenadora del uso del agua. Hoy tiene que ser la mejor optimizando y sacándole el máximo provecho porque dependemos totalmente de eso.
Todos los recursos que Mendoza pueda destinar a la tecnificación, al uso inteligente y al aprovechamiento del agua le va a rendir bien. Pero también el ciudadano tiene que aceptar que son obras lejanas, subterráneas, que no se ven generalmente. Como mendocinos tenemos que ponernos ese chip de saber que vamos a ver cosas menos vistosas, pero vamos a estar invirtiendo en el futuro, para que nuestros hijos y nietos puedan seguir teniendo la provincia que nos dejaron nuestros antepasados.
- ¿Cómo ves a Mendoza?
- Los mendocinos no podemos entrar en la óptica del rugby, de conformarnos con las derrotas dignas, porque no nos sirve ser un provincia bonita, ordenada. No nos alcanza, porque venimos perdiendo empleo, niveles de actividad y de producción, y sobre todo nos vienen pasando provincias que nunca nos imaginamos que iban a ser más productivas y generadoras de empleo que nosotros.
Tenemos que ser ordenados, ser una provincia vistosa y hermosa como somos, limpia, pero también tenemos que generar más. Tenemos que volvernos competitivos otra vez. Esa es la principal crítica y no es con el actual gobierno, nos tenemos que ir muchos gobiernos para atrás. Mendoza viene perdiendo terreno y tenemos que dejar de caer, primero, y empezar a crecer nuevamente.
- ¿Cuál sería la clave para revertir esta situación?
- El primer paso es aceptarlo, que venimos perdiendo. Y después, mucha gestión de proyectos. Que el gobierno use a las cámaras empresarias para captar ideas y, a la vez, que una institución como la FEM ponga su principal foco y su presupuesto a disposición para hacer gestiones en la provincia y en Buenos Aires, que es donde muchas veces se termina de gestar todo. Y, sobre todo, acompañar en el momento más difícil, que es el inicio de cualquier emprendimiento.
- ¿Se necesita un cambio en la FEM?
- Somos varias cámaras territoriales y sectoriales que consideramos que la cámara por excelencia que nuclea a las pymes mendocinas es la FEM y creemos que necesita una renovación. Es el momento de que la nueva generación de dirigentes que tiene Mendoza empiece a jugar en serio también dentro de esta institución madre que es CAME.
Somos muy conscientes del gran trabajo que han hecho los que les ha tocado llevarla hasta el día de hoy, pero no hay actividad que no haya sufrido un cambio rotundo en estos últimos dos años, con la pandemia y la guerra, y por eso vemos la oportunidad histórica de que, en esta institución, que es tan prestigiosa, entren a jugar las nuevas generaciones.
Vemos que cambió el paradigma de la comunicación y que se necesita una nueva dinámica en la gremial empresaria, para que la institución cumpla la función de ser el sensor de la situación de las pymes y que una haya comunicación directa con quienes les toca tomar de decisiones. Y, sobre todo, con quienes tienen que proyectar el futuro.
Los mendocinos nos tenemos que dar cuenta de que el 99,9% de los empresarios de la provincia levantan la persiana o abren la tranquera junto con sus empleados todos los días. Tenemos que dejar de asociar al empresariado con los con grandes empresarios. Los mendocinos son pymes y viven casi la mayoría de los problemas que tienen sus colaboradores. Eso es algo que la FEM tiene que volver a poner en valor: esa decisión de arriesgarse y de generar trabajo. Lo que nos va a volver a poner en órbita es darle mucha importancia a la actividad privada.