La Argentina cerrará el 2020 como una de las economías más golpeadas del mundo debido al mazazo que generó el confinamiento por la pandemia de Covid-19 y la recesión de dos años con alta inflación que ya arrastraba, a la par de un sinfín de desequilibrios macroeconómicos.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) le puso números a la crisis y lo comparó entre países de la región. Aunque, aclaró, podría ser peor si no se hubiera reestructurado la deuda y si el Estado no hubiera salido a atender necesidades sociales con subsidios.
“En la Argentina destaca el importe de las dos primeras rondas del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), destinado a hogares en situación de vulnerabilidad, sumadas al Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP)”, dijo.
La secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, presentó ayer en forma virtual el balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2020, uno de los principales reportes anuales del organismo de las Naciones Unidas.
Allí se observa tanto en América del Sur como en México y Centroamérica una gran contracción en el segundo y tercer trimestre de 2020. En función de la especialización y, en mayor medida, del grado de afectación de sus socios comerciales, los países se han visto muy afectados por la menor demanda externa.
También les han hecho mella los efectos internos de las medidas sanitarias adoptadas con el fin de contener la pandemia, que se han traducido en caídas de sus demandas internas y en limitaciones de la producción de bienes y servicios no esenciales, dijo la Cepal.
También impectó el historial. Argentina entró a la pandemia en default y con el mayor nivel de endeudamiento público (95,4% del PIB), seguida del Brasil (90,6% del PIB) y Costa Rica (66,2% del PIB).
La Argentina registró en el segundo trimestre una caída del 19% de su Producto Bruto Interno (PBI), por lo que en un grupo de 17 países fue el cuarto de peor performance por detrás de Venezuela, Perú y Bolivia. Y en el tercer trimestre el PBI se contrajo 10,2%. Eso posicionó a la Argentina con la segunda peor caída, solo por detrás de Venezuela.
La Cepal prevé una contracción regional promedio de 7,7% para 2020, la cual será la más grande en los últimos 120 años. Mientras que para 2021 se espera un rebote de 3,7%. Así, América Latina y el Caribe se ha convertido en la región más golpeada del mundo en desarrollo por la crisis derivada del Covid-19.
Barcena dijo que la dinámica del crecimiento en 2021 está sujeta a una “alta incertidumbre” relacionada con el riesgo de rebrotes de la pandemia, de la agilidad para producir y distribuir las vacunas y de la capacidad para mantener los estímulos fiscales y monetarios para apoyar la demanda agregada y a la producción.
En ese contexto, para Cepal los países que forman parte del Fondo Monetario Internacional deben ponerse de acuerdo en generar un mega financiamiento a través del reparto de Derechos Especiales de Giro del organismo para impulsar la recuperación en 2021.
Números muy negros
En Argentina la crisis parece haberse sentido con mayor fuerza por un agravante: estuvo en el pelotón de los que más alta inflación registraron en 2020, con 35,2% anual hasta septiembre. A Haití le fue mejor con un 25,1% mientras que a Suriname le fue peor con un 45,1%. Y el caso de mayor gravedad lo reviste Venezuela con una hiperinflación 1.813%. Para Cepal, no obstante, es “importante” que Argentina haya reducido su inflación desde el piso del 53,8% que dejó el macrismo.
Si se observa en América Latina la variación interanual de la tasa de informalidad laboral, Argentina tuvo el peor registro en el segundo trimestre con un salto del 10,7% en un grupo de ocho países. A contramano, fue el que consiguió mayor estabilidad en materia de empleo registrado, según datos de la Organización Internacional del Trabajo citados por Cepal.
En un grupo de doce países, Argentina fue la cuarta que mayor variación interanual real del gasto primario (23%) entre enero y septiembre, por detrás de El Salvador, Brasil y República Dominicana.
En los casos argentino y venezolano, el crédito al sector privado se desaceleró y, al tercer trimestre, la caída fue del 11,3% en la Argentina y del 35% en Venezuela. En 2019 habían tenido caídas en promedio del 13,7% y el 74,5%, respectivamente, según Cepal.