La Argentina deberá devaluar el peso antes de que termine el año, según proyectan bancos de inversión internacionales, que esperan que haya un salto cambiario en diciembre.
Mientras se esperan más señales sobre la posible salida del cepo cambiario, y el gobierno de Javier Milei rechaza de plano que pueda haber una devaluación, bancos internacionales proyectan un escenario con otra fuerte depreciación del peso, como la hubo en diciembre del 2023, días después de asumir el gobierno libertario.
Un sondeo privado detectó que una devaluación es esperada por bancos internacionales.
Se trata del último Latinfocus de FocusEconomics, que se dedica a recopilar las opiniones de las consultoras en todo el mundo y que en la región releva a una treintena de bancos, consultoras y casas de bolsa.
El reporte prevé que el tipo de cambio oficial trepe 32,5% hasta fin de año, cuando tocaría los $1.233.
El estudio también anticipa una inflación que promediará el 234,2% y acumularía 141,7% punta a punta, por debajo del 211,4% de 2023.
“En respuesta al nerviosismo del mercado sobre la política cambiaria (reflejado en una brecha cada vez mayor entre los tipos de cambio oficiales y paralelos), el Gobierno tomó recientemente nuevas medidas para sanear el balance del Banco Central y controlar la creación de dinero. Sin embargo, aún falta un cronograma para levantar los controles cambiarios”, indicó FocusEconomics.
Además, no espera una rápida salida de la recesión, a pesar de que el gobierno sostiene que la caída de la actividad tocó fondo en abril y que comenzó la recuperación en algunos sectores.
“Después de que la economía se contrajera tanto en términos anuales como trimestrales en el primer trimestre debido a una inflación altísima y a la austeridad gubernamental, nuestro consenso es que habrá más contracciones en el segundo trimestre. Dicho esto, los últimos datos sugieren riesgos de profundización para esta proyección”, indicó el informe.
Consigna que, como se esperaba, “una cosecha mucho más fuerte, en contraste con la pobre producción agrícola de 2023, impulsó el repunte de la actividad económica en mayo”.
“Esperamos que el repunte de la actividad sea de corta duración (limitado a los meses de cosecha). En nuestra opinión, el crecimiento debería seguir siendo débil en 2024 en medio de un proceso de reequilibrio macroeconómico en el que se está produciendo un importante ajuste fiscal y una erosión de la renta disponible de los hogares”, advirtió el trabajo.