Con una inflación que, el mes pasado, alcanzó el 6,6% en la provincia, el principal desafío para muchas familias es lograr hacer frente a los gastos habituales con salarios que, cuando reciben un ajuste, suele darse incluso varios meses después de la suba de precios. Y, cuando logran, con esfuerzo, ahorrar un poco, la preocupación es cómo hacer que ese ahorro no se diluya al mes siguiente.
Una de las opciones más sencillas es comprar en el supermercado productos no perecederos que, se sabe, se utilizarán en los próximos meses. La compra puede incluir desde productos de limpieza y perfumería, hasta conservas, aceite, azúcar, leche en polvo, fideos, harina y otros artículos que puedan quedar un tiempo en la alacena (o en el freezer). La única precaución que se debe tener es verificar la fecha de vencimiento.
Para tener una idea de qué tan conveniente puede resultar hacerlo, se debe considerar que, en abril, según datos de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de la provincia, el Índice de Precios al Consumidor tuvo una variación del 6,6%. Y dentro del conjunto relevado, el rubro Alimentos y bebidas trepó 5,3%.
Como contraparte, con la última suba de tasas que estableció el Banco Central para los plazos fijos tradicionales, el interés mensual que un depositante recibe por inmovilizar un cierto monto durante 30 días es del 4%; es decir, 1,3 puntos menos de lo que se obtendría por adelantar la compra de supermercado.
Esta también puede resultar una buena alternativa para hacer rendir el aguinaldo. De acuerdo con los datos de la consultora Evaluecon, el salario promedio de Mendoza (que incluye sector público, privado, formal e informal), a marzo de 2022, es de $81.000, lo que significa que el aguinaldo medio de los mendocinos rondaría los $40.500. Si se destinara ese monto a una compra de supermercado o mayorista, se podría “ganar”, en apenas un mes, considerando que la suba sea de 5% mensual, unos $2.025.
Y el resultado es más favorable si se acumulan productos que se utilizarán en los próximos dos o tres meses, ya que se debe en cuenta el efecto de la inflación acumulada. Por otra parte, es una alternativa muy sencilla de implementar, que no tiene ningún riesgo y sólo requiere de contar con espacio en la vivienda para poder guardar ese stock.