El sorpresivo ajuste del cepo cambiario anunciado el martes hizo que ayer los bancos no vendieran divisas para actualizar sus sistemas informáticos e impulsó el precio del dólar en el mercado informal un 10,7%, alcanzando un nuevo récord de 145 pesos.
Si bien los bancos no vendieron, hubo cotizaciones: el minorista oficial se ubicó en los 79,56 pesos. A ese valor hay que sumarle un 30% del impuesto PAIS y otro 35% de la deducción a cuenta de Ganancias, por lo que el valor real del billete se ubicó en los 131,27 pesos.
Lo que para el Gobierno es una medida que no debe ser dramatizada generó un fuerte malestar en el mercado financiero. Básicamente, se amplificó la desconfianza. El S&P Merval cayó 5,5%, arrastrado principalmente por temores sobre los bancos: el Galicia perdió 9%; el Macro, 8,4%; y el Supervielle, 6,7%.
Las acciones de las empresas argentinas que cotizan en Nueva York se hundieron hasta 9,2%, con los bancos liderando en terreno negativo. Y, a contramano de lo que preveía el Gobierno, los tipos de cambio bursátiles avanzaron: el MEP subió 4,5% a $127,61 y el contado con liqui, 2,8% a $131,90.
También cayeron hasta 6,3% los bonos reestructurados en el reciente canje soberano. Joaquín Candia, analista de la sociedad de Bolsa Rava Bursátil, explicó que el mercado local se vio “muy golpeado” por las nuevas restricciones cambiarias.
Y la caída de los bonos se reflejó en el Riesgo País, que venía mostrando una medición estable pero ayer se disparó 5,9%, hasta los 1.185 puntos. “La volatilidad volvió a estar presente al menos hasta que el mercado asimile la nueva situación”, dijo Candia.
Fue una jornada marcada por el desconcierto. Gustavo Quintana, de PR Operaciones de Cambio, señaló que fue “pesado” el arranque de la rueda mayorista dado que en la primera hora y media no se registran operaciones. Al final del día, el Banco Central terminó comprando 15 millones de dólares.
La brecha y el “blue narco”
En medio del cimbronazo, ayer salieron a hablar Miguel Pesce, presidente del Banco Central, y Martín Guzmán, ministro de Economía. El primero dijo que detrás del dólar blue, hay “narcotraficantes y traficantes de armas” y se negó a vaticinar qué ocurrirá con la brecha.
“Se han hecho allanamientos en cuevas. Está muy bien que se llamen cuevas. Y se ha cruzado las bases de datos con otras bases de datos del sistema de seguridad, uno encuentra narcotraficantes, traficantes de armas, cualquier cosa”, dijo Pesce.
También salió a defender la decisión el propio Alberto Fernández, quien había criticado con dureza a Mauricio Macri en 2019 por llegar a la instancia de tener que establecer el cepo. Remarcó que su gobierno busca que la divisa “deje de ser un mecanismo de especulación” porque los dólares “hacen falta para producir”,es decir, pagar insumos importados.
Guzmán, en tanto, aseguró que el Gobierno “no observa al dólar blue como un tipo de cambio de referencia para los precios”. Y sostuvo que con estas decisiones se busca “estabilizar la brecha” y vaticinó que “en los próximos meses se deberá frenar el drenaje de reservas” del Central.
Respecto de la brecha, ayer pasaron dos cosas: la distancia entre el blue y el solidario bajó del 27% al 10,5%, aunque con elevada incertidumbre por delante. Y la diferencia entre el blue y el mayorista (de 75,25 pesos) saltó del 74% al 92%.
Las reservas brutas cerraron en 42.521 millones de dólares, el mismo nivel que el 28 de mayo. Subieron 26 millones respecto del día anterior. Pero lo que preocupa son las reservas netas: en el mercado los inversores estiman que ya no quedan “billetes” físicos en manos del Estado.
Los depósitos privados en dólares hoy no corren riesgos. Las entidades tienen liquidez, están sólidas. Los activos líquidos en moneda extranjera totalizaron el 74,4% de los depósitos en esa denominación en agosto, cuando un año atrás equivalían al 54,8%.
Guzmán y Pesce están decididos a no darle entidad al blue y si bien criticaron hasta la semana pasada el cepo, lo ampliaron. Victoria Giarrizzo, directora del Centro de Economía Regional y Experimental (CERX), esta situación es transversal a los gobiernos por un motivo: nadie atiende la causa de fondo.
“Pesce, Marco del Pont, Alberto Fernández, Hernán Lacunza. Todos criticaron el Cepo antes de estar en el Gobierno y luego tuvieron que ponerlo ¿Por qué? Porque la fuga de divisas, la especulación, la inflación, la desconfianza, responden a las mismas causas sin resolver”, dijo.
Y señaló: “El cepo no es el problema ni la solución”. Evaluó que los controles “son ingratos” pero no se puede mirar como “cómo especuladores hacen negocios y debilitan más al país”. Para ella, no había muchas opciones.
Marcelo Capello, presidente del Ieral de Fundación Mediterránea, opinó que si bien el dólar oficial no está tan atrasado, la desconfianza y el mismo cepo generan una apuesta a que el tipo de cambio oficial se abarate y entonces los agentes van al mercado informal.
“Como tienen ínfimas reservas en billetes, no quedaba otra: o subían el tipo de cambio oficial o ponían más restricciones. Son estrategias defensivas, es un fracaso que se va dando en cuotas”, dijo el experto.
Para Enrique Szewach, ex director del Central, hubiese sido más sencillo y directo cerrar completamente el cepo. E indicó: “cuando hay exceso de demanda de algo, hay dos mecanismos para racionarlo: por cantidad o por precio”.
Y en ese caso, según Szewach, el Gobierno optó por un instrumento mixto: bajar la cantidad y subir el precio. Según dijo, provocar directamente una devaluación hubiera tenido un efecto más directamente negativo.
El Gobierno está decidido a reducir las 5 millones de personas que venían comprando los u$s200 por mes. Por eso determinó también que quienes tienen un crédito hipotecario en UVA con las cuotas congeladas o refinanciaron la deuda no podrán acceder al mercado de cambios.