Los billetes de alta circulación son los que más rápido se desgastan, y con la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, las denominaciones más atlas están siendo hoy tan utilizadas, como hace algunos años lo hacían los de $20 o $50. En este caso, el billete de $100 ha “inundado el mercado”, y, según advierten comerciantes y personal bancario, en muchos casos, se los rechace como método de pago.
De acuerdo con un comerciante mendocino que se comunicó con Los Andes, “la circulación (de los billetes de $100) es excesiva, porque nadie los quiere, a tal punto que los bancos tampoco los quieren recibir, y en algunos casos están cobrando penalizaciones por ello”.
Desde La Bancaria en Mendoza, coincidieron con la situación que expresó el comerciante. El titular del gremio, Sergio Giménez, expresó que ya desde hace tiempo que reclaman “la distribución de billetes de mayor denominación”. “Eso no solo haría a la agilidad en el uso de efectivo (operar con billetes más altos), sino que permitiría una mayor eficacia en el uso de los cajeros automáticos”, comentó.
“Venimos planteando la necesidad de acuñar un billete de mayor denominación, está claro que el billete de $100 ha perdido poder adquisitivo y es necesario un billete de $5.000, la Argentina no se acostumbra a un billete intermedio. Uno de $5.000 sería de una denominación acorde a las necesidades que tenemos”, advirtió el titular de la bancaria.
¿Por qué sobran billetes de $100?
El economista de Value International Group, Daniel Garro, explicó que el problema persiste desde los dos gobiernos anteriores a este, porque se importaron billetes de Brasil para no hacer circular los billetes de $500 y $1.000. “Los bancos tienen que guardar el dinero en espacios físicos, y no resulta no mismo que guardar billetes de $500 0 $1.000, que billetes de $100. Entonces, los bancos ‘tratan de sacarse esos billetes de $100”.
El problema original, de acuerdo con Garro, es la falta de emisión de billetes de alta denominación, y puso como ejemplo, el caso de una cliente de su estudio que cobró más de $1 millón de pesos por una causa judicial, y el banco le pagó íntegramente en billetes de $100.
“Cuando hay inflación la velocidad de circulación aumenta, y mientras más baja sea la denominación, mayor la circulación del billete”, señaló el economista, y explicó que “hoy, un billete de $100 no compraría mucho más que lo que se compraba en enero de 2002 con $3 o $4”.
Por su parte, José Vargas, titular de Evaluecon, señaló que “la mitad de los billetes que tenemos en pesos, y en circulación son de $100 (aproximadamente 3.170 millones, frente a 900 mil millones de $1.000, por ejemplo), es decir que hay mayor cantidad de esa denominación que del resto”
“Han inundado el mercado, y mucho más después de lo que ocurrió el año pasado cuándo, por la pandemia, el Gobierno Nacional implementó políticas sociales, para las que usó stock de reservas, billetes de $100 que no había en el Banco Central y que no habían sido puestos en circulación”, agregó.
El especialista advirtió que hoy nos encontramos con una “masa de dinero” que provino de una fuerte emisión monetaria que se completó durante la primera mitad del año pasado, y que hoy está generando la pérdida del poder adquisitivo y, además, efectos en la pérdida de calidad del billete por su alta circulación (desgaste del papel). “Hay problemas en los bancos similares a los que vimos en billetes de $2 y $5”, dijo.
Si se analiza la historia del billete de $100 desde su creación, la pérdida de valor ha sido “casi total”, Vargas recordó que en la década de los ’90, $1 equivalía a u$s1, y hoy se requieren más de $100 para adquirir un dólar estadounidense. “Está claro que $100 no equivalen a u$s1, y si tiene en cuenta también el punto de vista inflacionario, la pérdida de poder de compra es muy alta, tanto que cuando se emitieron los primeros pesos (desde 1992, en reemplazo del austral), el billete de más alta denominación era de $100, y hoy es de $1.000, al menos por ahora”, cerró el titular de Evaluecon.
El billete de $5.000
Hace poco más de un año, el 11 de mayo de 2020, el presidente Alberto Fernández descartó la posibilidad de lanzar un billete de $5.000. Había trascendido que ya se encontraba en producción, e incluso se filtró un diseño, no obstante, el jefe de Estado aseguró que se trató “sólo de una idea que circuló”.
Al cumplirse un aniversario de dicha decisión política, el economista Nicolás Gadano, quien entre 2018 y 2019 fue gerente general de la entidad, publicó un hilo de Twitter, en el que explicó que, además, tuvo un costo económico.
“En 2020 la circulación monetaria aumentó un 66%, de $1,15 a $1,9 billones. El BCRA cubrió ese incremento de $750 mil millones con un aumento neto de 1.523 millones de billetes en circulación, incremento similar al de 2015 y superior a la capacidad productiva de Casa de La Moneda. Se sumaron 705 millones de billetes de $100, 553 millones de $1000 y 197 millones de $500. Luego de dos años de caída en el total de billetes (por el retiro de billetes deteriorados de $100), en 2020 cambió la tendencia, para llegar a un récord de 6.959 millones de billetes”, indicó.
“La denominación media de los billetes puestos en circulación en 2020 fue $492, y el costo total de esa emisión rondó los u$s135 millones. Si hubiéramos enfrentado el mismo aumento de la masa monetaria con billetes de $5.000, nos hubiéramos ahorrado más de u$s100 millones”, cerró el economista.
Asimismo, de acuerdo con el último Informe Monetario publicado por el Banco Central, a mayo, la base monetaria alcanza los $2,5 billones, y en circulación, entre monedas y billetes hay $1,8 billones ($1,6 billones en manos del público, y 213,6 millones en entidades financieras), el resto se divide entre cheques cancelatorios, y cuenta corriente del BCRA.