En los primeros 6 meses de 2022 se redujo un 6 % el volumen de vino embotellado exportado, comparado con el mismo período de 2021. Según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en este primer semestre esas exportaciones alcanzaron 100,9 millones de litros versus 107,1 millones de litros en 2021. En valor, este año se han exportado US$ 387,1 millones, mientras que en el primer semestre de 2021 fueron US$ 391,4 millones. Ante esto, Bodegas de Argentina (BdA) reclama suspender la alícuota del 4,5% de derecho de exportación para poder mantener las ventas.
Desde BdA señalaron que los números de ventas contrastan fuertemente con la performance exportadora de los últimos años, siendo que las exportaciones de vino embotellado crecieron 9,3% en 2021, un 5,3% en 2020 y 1,37% en 2019. Más allá de las variaciones, las exportaciones de vino fraccionado no logran desde 2010 superar sostenidamente los 200-220 millones de litros por año y los US$ 800 millones por año en valor.
“Venimos de un período extenso de atraso cambiario sostenido, y por distintos factores tenemos inflación de costos que superan con creces la inflación local. Solamente las botellas subieron más de 60% en lo que va del año y la uva más de 80% versus el año pasado”, afirmó Patricia Ortiz, Presidente de BdA.
Argentina es el quinto productor mundial de vino y está entre los diez exportadores mundiales. El sector ha reclamado que las retenciones para un producto tan particular como el vino eran contraproducentes, porque se trata de una bebida con base agraria con mucho valor agregado y marca en góndola. Es un producto muy sensible en precio tanto para los clientes importadores como para los consumidores globales, por lo que “cargarle derechos de exportación es muy riesgoso”.
Un contexto global desafiante
Francisco do Pico, Vicepresidente de BdA, agregó que el contexto macroeconómico local ha cambiado con respecto a 2018, cuando volvieron a gravarse con retenciones las exportaciones de vino. Asimismo, el contexto global está sumamente desafiante con costos logísticos que se han triplicado y mercados que traccionan menos por diversos factores.
“Cuando el tipo de cambio comienza a correr muy por detrás de la inflación de costos, los márgenes de exportación se reducen dramáticamente. Nosotros no podemos trasladar la inflación a los precios en el exterior. Simplemente nos dejan de comprar si quedamos desfasados de precio en comparación con proveedores de otros países. Acá estamos hablando que por mucho menos de un dólar se te cae un cliente”, agregó do Pico.
A su vez, Ramiro Barrios, director de Comercio Exterior de BdA, consideró importante recordar que el vino argentino paga aranceles para ingresar a distintos mercados en todo el mundo, aranceles que se suman a las retenciones y le cuestan a nuestra industria más de US$ 40 millones por año.
El arancel promedio para el vino argentino, explicó Barrios, es de 5% cuando se contemplan mercados centrales como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, México, Unión Europea, China, entre otros. “La cuenta neta de retenciones, reintegros a la exportación y aranceles de ingreso nos da una cuenta negativa”, explicó el director de Comercio Exterior de la cámara.
Trabas a la importaciones
A las problemáticas enumeradas se debe sumar el efecto negativo de las recientes medidas que dificultan el acceso a dólares para la importación de insumos y el pago de servicios en el exterior, claves para las exportaciones locales. El contexto de disrupción de la cadena logística internacional ha generado dificultades en el cumplimiento de los permisos de embarque ante el BCRA, quien traba el cobro de reintegros y recuperos de IVA, así como la gestión de Certificado de Aumento de Exportaciones.
“En paralelo, en Brasil se anuncian medidas para bajar 20% el arancel del vino extrazona, lo cual agrega competitividad a los vinos europeos. El actual es un panorama muy adverso para nuestras exportaciones”, concluyó Barrios.
Dado el contexto y los resultados de la exportación de vino embotellado, BdA considera que “se hace imperiosa la necesidad de suspender temporalmente los derechos de exportación”. Esto permitiría liberar recursos de las bodegas para reinvertir en el negocio y sostener así la demanda en el exterior en tiempos sumamente complejos. También reclaman flexibilizar las medidas de acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) para cumplir compromisos con los clientes y proveedores del exterior.