Adeba, la asociación que nuclea a los bancos argentinos, puso en marcha una iniciativa para sustituir el dinero en efectivo por dinero digital. Es que según explican a pesar de la amplia difusión, disponibilidad y superioridad del dinero digital como medio de pago, en Argentina se usa una cantidad extraordinariamente alta de dinero físico, aun para pagos y transferencia de valores elevados.
Así desde la cámara estimaron que mensualmente las empresas y personas retiran $ 1.500 mil millones en billetes por sucursales y cajeros automáticos. “Una cifra similar se deposita todos los meses en los bancos del país. Es decir, todos los meses se “recircula” una masa gigantesca de billetes”, sostuvo Javier Bolzico, presidente de Adeba, durante la celebración del día del periodista en Buenos Aires.
Para Adeba la razón del uso tan intenso del dinero en papel es multicausal, vinculándose principalmente con alta economía informal, distorsiones generadas por políticas impositivas, regulaciones del BCRA y falta de una estrategia nacional efectiva de “lucha contra el efectivo”.
En este sentido y con un documento que circularizaron, estimaron necesario trabajar sobre algunos puntos para incentivar el uso de medios de pagos digitales:
- Reducir de 0,6% a 0,3% el “impuesto al cheque” en caso que las operaciones no involucren efectivo y sean inferiores a $ 1.000.000.
-Reducir las percepciones y retenciones de IIBB, IVA y Ganancias sobre tarjetas de débito y crédito: Una reducción al 0,1% de cada una de las retenciones de IIBB, IVA y Ganancias sobre los pagos con tarjetas de crédito y débito incentivaría el uso de los pagos electrónico.
-Extender la devolución de IVA para todos los pagos con tarjeta de débito, por hasta $ 1.000.000 por mes.
-Limitar la gratuidad de los depósitos en efectivo solo a operaciones de hasta $ 1.000.000.
-Limitar la gratuidad de las extracciones de efectivo sólo a operaciones de hasta de $ 150.000.
Principales causas del uso desmesurado del efectivo
Para Adeba, entre las causas que explican el alto uso del dinero, además del alto grado de informalidad de la economía, se destacan:
- Impuesto a los créditos y débitos bancarios sobre transacciones bancarias: Las operaciones que se realizan dentro del sistema bancario se encuentran alcanzadas por un impuesto que encarece la operación (créditos y débitos). Por el contrario, el uso del dinero en efectivo no paga ningún impuesto. De esta manera, la sociedad percibe que el dinero en efectivo es más barato que el dinero electrónico, aunque en realidad es a la inversa. El dinero electrónico es más eficiente y barato que el efectivo.
- Retenciones y percepciones de IIBB, IVA y otros tributos. Los bancos actúan como agente de retención tanto para el gobierno nacional como para las provincias como son el IVA e IIBB. Dichos gravámenes hacen el uso del dinero electrónico resulte “caro” en comparación con el efectivo, que está libre de estas exacciones.
- Disposición del BCRA que determina la gratuidad de depósitos y retiros de efectivo a personas y MiPymes empresas, sin importar el monto. Depositar y retirar efectivo parece gratis para la mayoría de los usuarios, sin importar los montos. Sin embargo, depositar y retirar efectivo dentro del sistema financiero genera elevados costos para las entidades financieras, cuando se podría hacer con dinero electrónico de una manera mucho más eficiente y menos costosa. El movimiento de efectivo encarece la operatoria del sistema financiera; es sin dudas contraproducente para la inclusión financiera. La normativa de BCRA “subsidia” el uso del dinero en efectivo en detrimento del dinero electrónico.
- Falta de una política integral de “lucha contra el efectivo” que involucre a todos los niveles de gobierno. El uso del efectivo afecta a toda la sociedad. Se debe tomar consciencia de los elevados costos económicos, sociales y ambientales que genera el uso del efectivo, para luego articular una política integral entre el sector público y el sector privado para “combatir” el uso del efectivo.
- Limitada educación financiera. La educación financiera es un pilar fundamental para lograr una verdadera inclusión financiera y social. La falta de conocimiento sobre los beneficios del uso del dinero electrónico, los pagos digitales y los servicios financieros en general, hacen que las personas decidan utilizar lo “conocido”, pero menos eficiente: el efectivo.