Desde ya hace algunos meses que los usuarios de cajeros automáticos se encuentran con días en los que no pueden sacar más de $4.000 por extracción, y que las máquinas fueron cargadas solo con billetes de $100 o $200; y a esta situación se suman los “límites de extracción diario” que las entidades imponen para que los cajeros mantengan reservas de efectivo la mayor cantidad de tiempo posible hasta la próxima recarga. Como resultado, quienes se acercan a los cajeros se encuentran con que al finalizar la operación, tienen más de 40 billetes en su poder, y que aún así no pudieron sacar la cantidad de dinero necesaria para efectuar sus pagos.
Los primeros en advertir esta situación fueron los propios empleados de banco y, en particular, quienes se encargan de cargar los cajeros con dinero para que luego estén disponibles para el público en general. Pero, según explicó el titular de La Bancaria a Los Andes, se trata de un problema que responde más a las capacidades técnicas u operativas de los cajeros automáticos, que a disposiciones oficiales.
“El problema sigue siendo la falta de billetes de alta denominación, el Banco Central no está proveyendo tantos numerarios de $1.000 ni de $500, como son necesarios para operativos de pago a empleados públicos, entonces los compañeros que administran los cajeros automáticos los terminan cargando con muy pocos billetes de alta denominación, y muchos de $100, o de $200, y ahí se produce la limitación, que no la impone el banco, pero si el cajero automático (técnicamente)”, indicó.
Es que más de 40 unidades (de cualquier billete) no pueden ser dispensados con naturalidad de cada máquina, por lo que para sacar más de $4.000 (si un cajero estuviera cargado con billetes de $100), se requiere realizar más de una extracción.
“No hay ningún tipo de limitaciones o topes, pero de forma operativa se terminan dando. Seguimos padeciendo la estructura que armó el Banco Central en el año 2017, cuando dejó de ser el proveedor, y obligó a los bancos a hacer un clearing (proceso que siguen las entidades bancarias para cruzar operaciones entre ellos) entre los que son eminentemente receptores y los que son eminentemente pagadores”, agregó Giménez.
El titular de La Bancaria, recordó que esta situación se agrava cada vez que hay operativos de pagos, fines de semana largo, o momentos del año, como sucede con los festejos de diciembre, cuando la necesidad de dinero circulante aumenta.
¿Por qué no hay suficientes billetes en las calles si la inflación no desacelera?
La inflación interanual supera el 50%, motivo por el que los billetes de baja denominación no alcanzan para cubrir compras cotidianas como carne, queso, leche, y demás. En este escenario, el Banco Central encargó la producción de billetes de mayor valor, y este año (hasta el 15 de septiembre), salieron a circular por día 1.001.162 billetes de $1.000, y 518.000 de $500.
Aún así, emisión monetaria no es igual a impresión de billetes, ya que al haberse truncado la emisión de un papel moneda de $5.000, al Gobierno le cuesta más emitir, y el dinero circulante no tiene tanto valor. Esto genera un problema de circulante, sobre todo cuando el Tesoro paga sueldos, bonos de Anses o planes sociales, a usuarios que dependen del uso de efectivo.
Pero antes de esto, y con la llegada de la pandemia, todas las reservas de billetes de $100 salieron a la calle para cubrir la demanda de dinero, generada por las políticas sociales implementadas por el Gobierno Nacional.
“La mitad de los billetes que tenemos en circulación son de $ 100 (aproximadamente 3.170 millones, frente a 900 mil millones de $ 1.000, por ejemplo). Es decir que hay mayor cantidad de esa denominación que del resto. Han inundado el mercado, y mucho más después de lo que ocurrió el año pasado cuándo, por la pandemia, el Gobierno Nacional implementó políticas sociales, para las que usó stock de reservas, billetes de $ 100 que no había en el Banco Central y que no habían sido puestos en circulación”, señaló el economista José Vargas, titular de Evaluecon, cuando fue consultado por Los Andes al respecto.
El especialista advirtió que hoy nos encontramos con una enorme “masa de dinero” que provino de una fuerte emisión monetaria que se completó durante la primera mitad del año pasado. Esa situación, es justamente la que está generando la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Además, se produjeron efectos en la pérdida de calidad del billete por su alta circulación (desgaste del papel). “Hay problemas en los bancos similares a los que vimos en billetes de $ 2 y $ 5″, agregó.
Si se analiza la historia del billete de $ 100 desde su creación, la pérdida de valor ha sido “casi total”. Vargas recordó que en la década de los ‘90, $ 1 equivalía a U$S 1, y hoy se requieren más de $ 100 para adquirir un dólar estadounidense. “Está claro que $ 100 no equivalen a U$S 1, y si tiene en cuenta también el punto de vista inflacionario, la pérdida de poder de compra es muy alta, tanto que cuando se emitieron los primeros pesos (desde 1992, en reemplazo del austral), el billete de más alta denominación era de $ 100, y hoy es de $ 1.000, al menos por ahora”, cerró el titular de Evaluecon.
El billete de $5.000
El 11 de mayo de 2020, el presidente Alberto Fernández descartó la posibilidad de lanzar un billete de $5.000. Había trascendido que ya se encontraba en producción, e incluso se filtró un diseño, no obstante, el jefe de Estado aseguró que se trató “sólo de una idea que circuló”.
Al cumplirse un aniversario de dicha decisión política, el economista Nicolás Gadano, quien entre 2018 y 2019 fue gerente general de la entidad, publicó un hilo de Twitter, en el que explicó que, además, tuvo un costo económico.
“En 2020 la circulación monetaria aumentó un 66%, de $1,15 a $1,9 billones. El BCRA cubrió ese incremento de $750 mil millones con un aumento neto de 1.523 millones de billetes en circulación, incremento similar al de 2015 y superior a la capacidad productiva de Casa de La Moneda. Se sumaron 705 millones de billetes de $100, 553 millones de $1000 y 197 millones de $500. Luego de dos años de caída en el total de billetes (por el retiro de billetes deteriorados de $100), en 2020 cambió la tendencia, para llegar a un récord de 6.959 millones de billetes”, indicó.
“La denominación media de los billetes puestos en circulación en 2020 fue $492, y el costo total de esa emisión rondó los u$s135 millones. Si hubiéramos enfrentado el mismo aumento de la masa monetaria con billetes de $5.000, nos hubiéramos ahorrado más de u$s100 millones”, cerró el economista.
Asimismo, de acuerdo con el último Informe Monetario publicado por el Banco Central, a mayo, la base monetaria alcanza los $2,5 billones, y en circulación, entre monedas y billetes hay $1,8 billones ($1,6 billones en manos del público, y 213,6 millones en entidades financieras), el resto se divide entre cheques cancelatorios, y cuenta corriente del BCRA.
¿Qué hacer para sacar más de $4.000? Puntos de extracción de efectivo
De acuerdo con el Banco Central, el sistema financiero argentino cuenta con mas de 18.000 cajeros automáticos distribuidos a lo largo de todo el país que permiten extraer efectivo de cualquier tipo de cuenta en moneda local, y además, existen otros 17.500 puntos de extracción de efectivo en líneas de cajas de comercios (tales como supermercados, farmacias, estaciones de servicio) que permiten extraer efectivo de las cuentas bancarias de los clientes.
De este modo, existen en el país alrededor de 35.500 puntos de extracción de efectivo que se encuentran en condiciones de dar respuesta a los requerimientos de efectivo de la población.
Asimismo, los canales electrónicos, tales como home banking, banca móvil y cajeros automáticos, funcionan sin importar si se trata de un día hábil, fin de semana, o feriado; y a través de estos canales electrónicos, se pueden realizar diversos pagos, como:
- Transferencias inmediatas
- Envío de dinero
- Código QR de billeteras virtuales o aplicaciones de banco
- Tarjetas de débito
- Tarjeta de crédito
La mayoría de los bancos y de las billeteras virtuales desarrollaron aplicaciones que funcionan desde teléfonos celulares y que permiten canalizar pagos sin utilizar el dinero físico.