En febrero, la Canasta Básica para un pareja de jubilados mendocinos ascendió a $166 mil, lo que les permite comprar alimentos, medicamentos, pagar servicios y lo que necesitan para vivir en condiciones dignas. Esto significa que un jubilado debe tener ingresos que superen los $83 mil mensuales. Sin embargo, la jubilación mínima apenas superaba, antes del ajuste de marzo, los $60 mil.
Es que dentro de los gastos comunes de los adultos mayores figuran, como releva la consultora Evaluecon, una estructura diferente de las familias tipo:
- Alimentos “especiales”: carne magra, galletas sin sal, edulcorante, leche sin lactosa, pan de salvado, sal sin sodio, agua mineral, cereales, alimentos fortificados, entre otros.
- Medicamentos: vitaminas, analgésicos, descongestivos, antirreumáticos, aspirinas, suplemento hierro, antidepresivos, antibióticos, antianémicos, antigotosos, antiinflamatorios, antihipertensivos, otros fármacos de uso cardiovascular, etc.
- Servicios básicos: luz, gas, agua, teléfono fijo, telefonía celular (este último algunos lo consideran un bien superfluo, pero la mayoría coincide en que, dado que la salud es primordial, ya ha pasado a ser un bien necesario e indispensable).
Cuando una persona tiene como único ingreso la jubilación mínima, debe destinar 49% a alimentos ($29.460), 32% a medicamentos ($19.240) y 19% a servicios básicos ($11.424). En cambio, quienes perciben jubilaciones especiales o de privilegio, por encima de los $250 mil por mes, sólo necesitan 35% del monto para comprar alimentos, 35% para adquirir medicamentos, 15% para servicios básicos y el 15% restante lo pueden dedicar a actividades de ocio o esparcimiento.
En este sentido, desde la consultora destacan que los adultos mayores mendocinos que obtienen la jubilación mínima “viven como pueden”, mientras que, cuando se avanza en la escala jubilatoria hacia las mayores o de privilegio, el destino del consumo cambia considerablemente. Vale decir, y empiezan a aparecer otros alternativos como ocio, esparcimiento, mejor calidad de alimentos, mejor calidad de medicamentos, rapidez en las consultas médicas, mejor atención de la salud, etc.
Por lo tanto, hoy, para un anciano en Mendoza es casi imposible vivir con menos de $83 mil al mes y solo para lo mínimo e indispensable. También vale aclarar que la mayoría de los servicios consumidos por los ancianos gozan de beneficios adicionales (descuentos o subsidios por parte del Estado), como el caso de los medicamentos, transporte público, servicios básicos, etc.
El análisis también permite apreciar que, en términos cuantitativos, el consumo de las personas mayores ha crecido tanto en valores absolutos como relativos. Este crecimiento guarda relación, sobre todo, con el incremento de la jubilación mínima de los últimos años, por la ley de movilidad jubilatoria.
Pero cuando se utilizan criterios comparativos con el resto de la población, aparece, en el consumo de las personas mayores, una contracción del gasto, que es correlativa con la disminución de los ingresos que se produce a partir de la fecha en la que la familia, que vivía del trabajo de sus miembros activos, pasa a depender de las pensiones de jubilación.