La industria vitivinícola, la construcción, los autopartistas y la industria textil aparecen entre los sectores más afectados por el endurecimiento de las restricciones para las importaciones, aunque directa o indirectamente todas las actividades se verán comprometidas.
Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro (Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada) planteó que entre el 70% y el 80% de los productos tiene algún insumo importado, por lo que anticipan que comenzarán a faltar los elementos necesarios para seguir produciendo.
Es que desde hace varios meses hay faltantes de neumáticos -para autos, camiones y maquinarias en general-, repuestos de todo tipo y hasta ciertos lubricantes. También hay dificultades para conseguir botellas de vidrio -para el vino, pero también para el aceite de oliva y otros alimentos envasados-, barricas, ciertos elementos de cierre como los abre fácil y algunas tintas para las etiquetas. Por si fuera poco, la guerra entre Rusia y Ucrania complicó la llegada de fertilizantes.
Sin embargo, también hay un buen número de insumos para la construcción, artículos de tecnología y hasta textiles que provienen del exterior. Un informe elaborado por el Ieral ubica a esos rubros entre los más afectados por las nuevas medidas, junto a sectores como el transporte y los que dependen de la importación de químicos.
El economista Jorge Day, del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana, de la Fundación Mediterránea, detalló que los sectores que más recurren a importaciones de insumos son: electricidad, gas y agua (por el uso de combustibles), autos y maquinarias. “Toda la industria en realidad usa componentes importados de forma intensiva, por lo cual es bastante vulnerable a las restricciones impuestas en estos días”, subrayó.
También expresó que con que un solo insumo sea importado, se puede complicar toda la actividad de las empresas. “En vinos de alta gama, por ejemplo, se suelen usar botellas importadas. Si la bodega tiene el vino, las etiquetas, el corcho y la cápsula, pero no tiene la botella, no puede vender ese vino. En algunos casos, podrán reemplazar el insumo importado, pero la pregunta es a qué precio y con qué calidad”, analizó.
El sector vitivinícola
“Estamos analizando la nueva circular (comunicación A7532, que el Banco Central emitió el miércoles) y no consideramos prudente dar información hasta que no esté clara la operatoria, y corroborada con los bancos y los sistemas de aduana”, respondieron desde una empresa ligada al comercio exterior. En muchas organizaciones y cámaras aún están intentando comprender el alcance que tendrá el endurecimiento del cepo a las importaciones.
Lo que sí se sabe es que la inclusión de la exportación de servicios en las restricciones, que hasta ahora solo se aplicaban a la importación de bienes de capital, complicará los vínculos comerciales de un buen número de empresas, en particular del sector vitivinícola. El director ejecutivo de Bodegas de Argentina, Milton Kuret, detalló que pagan comisiones a los clientes, tarifas de promoción y publicidad, y alícuotas marcarias en el exterior.
Hasta ahora los servicios estaban excluidos de las limitaciones, pero ahora todo indica que habrá que esperar 180 días a partir de que los clientes les facturen el servicio para poder pagarles. Kuret señaló que aún están tratando de entender este aspecto de la nueva disposición, pero que esto podría obligar a algunas empresas a recurrir a otros tipos de cambio, que son más caros que el oficial. Sin embargo, resaltó que en estas operatorias también hay restricciones, ya que quien compra dólar MEP, no puede acceder luego al tipo de cambio oficial por un tiempo.
Además, mantienen la preocupación de lo que sucederá con los proveedores de ciertos insumos que se traen desde el exterior, como el latón de las tapas a rosca, el alambre de los bozales del espumante, las tintas y papeles de las etiquetas.
Kuret planteó que los puntos claves de esta normativa son los plazos para pagar al exterior y los cupos, ya que el Banco Central establece que solo se puede traer un mínimo porcentaje por encima de lo que se importó el año pasado. Esto, en una actividad fuertemente estacional, obliga a planificar muy bien las compras a lo largo del año, para no exceder esos topes.
El marco regulatorio
Carlos Clement, de la empresa de comercio exterior que lleva su nombre, expresó que la comunicación A-7532 es “solo una cuenta más del rosario de restricciones que desde 2020 sufren las empresas que -en su accionar- necesitan importar para producir o para comerciar”. Y agregó que el BCRA es apenas una de las oficinas públicas que limitan las importaciones. También lo hacen la AFIP, con sus límites de “capacidad económica-financiera”, y la Secretaría de Industria, con la “no respuesta favorable” de las Licencias No Automáticas.
Además, explicó que todas las mercaderías se encuadran en dos categorías: las que acceden a una licencia automática y las que no. Las primeras suelen ser productos de poco movimiento y que ningún fabricante local ha pedido que no se importen. Las licencias no automáticas, en cambio, se aplican a ciertas posiciones arancelarias que requieren de una autorización de la Secretaría de Comercio de la Nación (que puede, o no, otorgar).
Hasta este viernes, solamente las licencias automáticas se encuadraban en dos tipos: “A” (podía pagarse al proveedor en cualquier momento e, incluso, de modo anticipado) y “B” (se debía esperar 180 días). Para encuadrarse en una u otra, el Banco Central tomaba como referencia que la empresa no haya importado más del 70% de lo que ingresó en 2020 o más del 5% de 2021; el valor menor de esa comparación era el límite de pagos en 2022.
Ahora, en cambio, el control cuantitativo se aplica a los dos tipos de licencias y, además, implica un serio problema para las compañías nuevas -que no tienen antecedentes- o para las que están creciendo, resalta Clement.
Por otro lado, aclara, la entidad realiza un segundo control, que estableció la comunicación 7030, y es que la totalidad de los pagos realizados por importaciones desde el 1 de enero de 2020 hasta la actualidad -el día anterior a la fecha en que se hace el pago- debe ser casi idéntico al monto total de las importaciones oficializadas. La diferencia máxima aceptada es de unos U$S 250 mil. Si se excede ese importe, no se autoriza el pago.
Clement detalló que, por primera vez, se incorporó un límite cuantitativo al pago al exterior de servicios, que no podrán exceder en 2022 el monto pagado durante 2021. Esta limitación, explicó, será un “corset” para las empresas que exportan y deben pagar servicios de promoción comercial, comisiones, matrículas, autorizaciones y demás; especialmente si están en fase de expansión de sus exportaciones.
La medida sigue sumando voces en contra
Jorge Day planteó que las medidas del Gobierno nacional generan un encarecimiento de los insumos; es decir, mayores costos en dólares, reduciendo tanto la competitividad argentina como el poder de compra de la población. “El cepo, con un dólar oficial cada vez más barato, genera mayor demanda de divisas y no mayor oferta. Como si fuese un círculo vicioso”, señala en un informe de coyuntura del Ieral.
Iannizzotto sumó que están en total desacuerdo con las medidas recientes porque el gobierno no presta atención al efecto que el desdoble cambiario, las altas tasas de interés y todo tipo de cepos tienen en la producción y el empleo. De hecho, indicó que ninguna de estas acciones frena la inflación, sino que, por el contrario, van a conducir a una estanflación -suba de precios y recesión-, y acotó que ya están viendo una desaceleración de la economía.
Asimismo, señaló que el sector agroindustrial es una de las principales fuentes de ingreso de divisas al país y el problema que se quiere evitar se profundiza, porque la llegada de insumos desde el exterior posibilita la producción. En este sentido, detalló que los productores agrícolas necesitan tener un mejor rendimiento por hectárea, para poder incrementar su rentabilidad, y que para eso resultan esenciales los fertilizantes, que son importados.