De los nueve sectores que componen el Producto Bruto Geográfico (PBG) de Mendoza, el de turismo, comercio y restaurante es uno de los que mayor aporte hace. No solo por el dinamismo que aporta el mercado laboral sino porque es –junto con la construcción- un termómetro clave de la economía en general. Con diferencias entre los productos de primera necesidad y los que no lo son, tanto el área comercial como la turística cierra un 2024 para el olvido. Es que para ambos rubros y en función de distintas mediciones o percepciones la baja de la actividad es prácticamente incuestionable, pese a cierto freno en la caída en los últimos meses.
Solo para poner algunos ejemplos, los datos de ventas minoristas de la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa (CAME) mostraron en noviembre un descenso interanual y acumulado. Algo similar sucedió con el relevamiento del Indec que mide el ingreso de turistas internacionales al país y vía Mendoza por el aeropuerto El Plumerillo. Sin embargo, ni comerciantes ni prestadores de turismo requieren conocer las estadísticas para darse cuenta de la disminución que tuvo su actividad. Con mayor impacto en los segmentos medios y fuerte dependencia del nivel del salario, estas dos áeras no tienen altas expectativas hacia adelante.
Es que aunque la mayoría ve como señales positivas la baja de la inflación y el superávit fiscal, no dejan de señalar el ajuste que parte de esto implicó en las jubilaciones y salarios a los que nada les sobra para salir a comprar o a pasear. Por otra parte, a la baja dada por la crisis económica en líneas generales, en los últimos meses se ha sumado la devaluación de Brasil y de Chile lo que hace que Argentina sea más cara todavía en comparación. En este marco, Mendoza tiene un turismo del vino y de alta gama muy bien posicionado que –en principio- podría sostenerse en parte por el segmento al que apunta. Sin embargo, el grueso se mueve de la mano de los turistas nacionales que hoy todavía poseen dificultades para llegar a fin de mes mientras que hoy los visitantes internacionales “comunes” (no de lujo) miran con espanto lo caro de los precios locales.
Sin dinero para vacaciones
El vicepresidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM), Diego Stornini, expresó que aunque el año cierra con un rebote económico, en Mendoza no hay “nada que festejar”. Desde su punto de vista, sectores clave como el comercio y el turismo no lograron capitalizar el repunte. Con relación al turismo, Stortini recordó que la ocupación ha estado cerca de 22% por debajo del año pasado y 10% menos que en comparación con cualquier año normal. Esto se suma a los costos en alza y una conectividad baja que no promueve ni motoriza el turismo local.
En esta línea, Marcelo Rosental, gerente de Villaggio Hotel Boutique y presidente de la Cámara de Hotelería de Mendoza, expresó que en ocupación el 2024 quedará muy lejos de dos años históricos como fueron 2023 y 2022. “Hubo una baja en el turismo y esto nos golpeó a todos”, expresó Rosental en alusión no solo a las diversas áreas de turismo sino también a los distintos segmentos hoteleros. Para diciembre, sin ir más lejos, la ocupación hotelera no superará el 40% por lo que las perspectivas para el verano –con una temporada que se anticipa corta- no son nada buenas. Agregó: “todas las plazas del país están complicadas y no solo la de Mendoza”.
Para Daniel Ariosto, empresario hotelero y presidente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM), el año que finaliza ha sido muy malo tanto para el turismo como para la hotelería ya que no son gastos prioritarios para la mayoría. “Después de la salud, las tarifas, etc. si a las personas les queda un peso lo destina a cualquier cosa antes que al turismo”, expresó el referente. Agregó que la situación es desesperante y que, en todo el país, solo se salva Cataratas del Iguazú y Calafate. “El resto estamos muy mal y aunque hay una mínima lucecita al final del túnel, la realidad es que necesitamos comer hoy”, subrayó Ariosto. En este marco, la Federación hotelera a nivel nacional ha dirigido notas al Gobierno con el pedido de que bajen las cargas tributarias y laborales que “asfixian al sector y están a punto de conducirlo a la quiebra”.
Hasta ahora, según Rosental, la única desregulación que ha beneficiado al turismo fue la quita del pago de SADAIC para las habitaciones de hotel por considerarlas de instancia privada. “Esto para los hoteles chicos implicaba el pago del salario de un empleado”, comentó Rosental aunque agregó que en el contexto actual de baja, la mejora se diluye. Hacia adelante, Rosental estimó que el sector estará complicado ya que si bien el turismo de lujo seguirá debido a que se mueve por otros termómetros, quienes trabajen para el público intermedio no tendrán tanta suerte.
La realidad cambiaria y los salarios aún devaluados desalientan las visitas en líneas generales. “Vamos a tener un insípido mercado corporativo y seremos terreno de paso a Chile de una noche para las provincias del centro del país que viajen a comprar o a hacer turismo”, comentó el presidente de la Cámara Hotelera. Desde el punto de vista de Stortini, el mercado nacional podría reactivarse si las variables macro siguen ordenadas, pero en el que “Mendoza no tiene un plan estratégico que permita ofrecer productos a las familias argentinas con competitividad”. El vicepresidente de la FEM sumó: “Si no hay un cambio drástico en la mirada del turismo desde la provincia estamos frente a una contracción histórica de esta actividad, que será difícil de recuperar”.
Inflación y ventas bajas
El comercio, por otra parte, podría tener posibilidad de una recuperación más rápida que la del turismo debido a que la inversión requerida es menor. En este marco, los referentes destacaron la posibilidad de comprar en cuotas que mejora con la baja de intereses aunque con una inflación menor no es tan conveniente como antes y es preciso ser rigurosos con las cuentas. Sin embargo, Mendoza tiene en contra el ser vecina de Chile con la gran cantidad de personas que viajan para aprovechar los precios. Con la devaluación chilena y los altos costos argentinos, son pocos los que se resisten a la opción, claro siempre dentro del target de clase media y alta con el tiempo y el dinero para viajar y comprar en cantidades que hagan valer el tirón.
Adrián Alín, presidente de la Cámara Empresaria de Comercio, Turismo, Industria y Servicios de la ciudad de Mendoza (Cecitys) dudó que el consumo repunte el año próximo. En especial debido a los bajos salarios en general y a que las jubilaciones continúan con grandes pérdidas de poder adquisitivo. Hasta el año pasado, era común ver a los abuelos tomarse un café, comprar algo a los nietos o disfrutar entre pares algo que, según Alín, ya casi no se ve por el centro. “Esas costumbres que aportan a la calidad de vida se han perdido y no pareciera que los ingresos vayan a crecer en demasía el año próximo”, expresó Alín.
Para el vicepresidente de la FEM, la recuperación de este sector podría ser gradual; sin embargo, dependerá mucho de la reducción de cargas impositivas y aduaneras. Esto a menos que haya una recuperación en los rubros estrellas para como Gas, Petróleo y Minería algo en lo que Mendoza podría participar pero en lo que viene más lento que otras provincias. En coincidencia, Ariosto apuntó que el 2025 será complejo también para el sector comercio y hay que ver los daños colaterales del modelo del ajuste.
“Ahora muchos se pasan a la informalidad para sobrevivir (con la competencia desigual que implica), pero hay riesgo de que otros tantos se queden en el camino”, apuntó Ariosto. Para el empresario, el año próximo podría haber un crecimiento de la macro que no derramará en la micro, al menos por ahora. “Tanto para el comercio como para la industria va a ser una situación bastante conflictiva”, expresó Ariosto. Sumó que el encarecimiento de Argentina en general y de Mendoza en particular, será un desafío para el sector en medio de las devaluaciones de los países vecinos.