Después de que se conociera que el Gobierno nacional decidió eliminar la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), fundada en 1996 por Carlos Menem, uno esperaría encontrarse con alguna medida gremial en las sedes locales del organismo o, al menos, cartelería de protesta. Pero si un contribuyente se acerca a la oficina central, en calle Garibaldi, a metros de San Martín, la atención es normal y no hay ninguna indicación del anuncio nacional. De hecho, el personal confirmó que están atendiendo como siempre.
El lunes por la tarde, vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció, en conferencia de prensa en Casa Rosada, que la AFIP “dejará de existir” y sus funciones serán absorbidas por la Dirección General Impositiva (DGI) y la Dirección General de Aduanas (DGA), que funcionaban hasta la década de los ´90.
A través de un comunicado, la Oficina del Presidente señaló: “En el marco de la reducción del Estado y la eliminación de estructuras ineficientes, procederá a disolver la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP)”. Adorni informó que al frente de la DGI estará Andrés Vázquez y en la DGA será nombrado José Véliz.
A su, informaron que se creará la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), “un organismo con estructura más simple, más eficiente, menos costosa y menos burocrática”, señalaron desde el Gobierno. Según detallaron, la medida reducirá en un 45% las autoridades superiores y en un 31% los niveles inferiores, lo que representa una eliminación del 34% de la estructura actual, generando un ahorro anual de $ 6.400 millones.
Estos cambios tendrán impacto en la planta de personal, ya que se “procederá a la desvinculación de 3.155 agentes que ingresaron de manera irregular a la AFIP durante el último gobierno kirchnerista”. Explicaron que ese número equivale al 15% de la dotación actual. “Este paso es imprescindible para desmantelar la burocracia innecesaria que ha obstaculizado la libertad económica y comercial de los argentinos”, dice el comunicado.