Horas después de los resultados del balotaje surge el interrogante de cómo el presidente electo, Javier Milei, llevará a la práctica una serie de medidas económicas que propuso durante su campaña. Además de la eliminación del Banco Central y la privatización de las empresas del Estado, la pregunta es qué pasará con la anunciada dolarización y qué efecto podría tener.
El presidente de la Unión Industrial de Mendoza (UIM), Matías Díaz Telli, planteó que el efecto de la dolarización en cada sector de la economía representa una incertidumbre muy grande. Pero consideró que no es algo que vaya a suceder en forma inminente, sino que primero debe darse un proceso de normalización que generaría las condiciones necesarias para que sea posible.
Señaló que es fundamental eliminar las trabas a las exportaciones, que han dificultado mucho las ventas al exterior en el último año y medio, pese a que generan un ingreso de divisas. En cuanto a otros sectores, señaló que el cambio de reglas de juego tiene que darse de un modo que no se produzca un daño irreversible, por lo que es importante la predisposición al diálogo.
Por otra parte, Díaz Telli indicó que la primera expectativa, después de los comicios, era el discurso de Milei y si iba a ser uno de “trinchera”, siguiendo en la línea de una campaña con un nivel de agresión muy alto, o “pacificador y razonable”. Y se mostró aliviado de que fuera el segundo caso y que esté armando un gabinete “con gente valiosa”.
Desde Bodegas de Argentina expresaron que es muy prematuro para poder avizorar escenarios, ya que se trata de anuncios y lo importante es conocer el modo en que se implementarán, en caso de que efectivamente se concreten. “Por ahora, estamos más preocupados por las dificultades que ya estamos enfrentando, como es el caso de los pagos al exterior”, indicaron.
Mariano Guizzo, titular de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza, expresó que no han analizado aún los posibles efectos de una dolarización, ya que “hace más de 20 años que no se trabaja con paridad cambiaria, y nunca se trabajó bajo dolarización, con lo cual es un terreno desconocido para la industria”. Pero manifestó que “lo que sí es seguro es que desde Asinmet construiremos los puentes para seguir articulando políticas industriales que favorezcan el desarrollo del país, con las tres áreas de gobierno, nacional, provincial y municipal”.
El economista Carlos Rodríguez se mostró sorprendido por la magnitud de la diferencia en la cantidad de votos para Milei y Massa, y entendió que refleja una oposición “entre el cambio y la continuidad”. Sobre la dolarización, señaló que no están dadas las condiciones para hacerlo de inmediato, porque no hay suficientes dólares y porque primero se debe desarmar el esquema de las Leliq, que triplican la base monetaria (dinero circulante y en encajes bancarios).
Advirtió que resolver esto podría llevar a una hiperinflación, cuando la gente recuperara esos depósitos en los bancos. Y añadió que, lamentablemente, va a haber un periodo inicial de turbulencia muy fuerte, que va a impactar en todos los sectores de la economía, porque hay un atraso en diversas variables: no sólo el dólar, sino también las tarifas de servicios públicos, los combustibles, precios controlados.
Rodríguez analizó que la ventaja de dolarizar es que el Gobierno no puede emitir ni lanzar un “plan platita”, pero que, como contraparte, necesita un ingreso muy fuerte de dólares para evitar una recesión. Pero consideró que, si se aplica un ajuste fiscal y se frena la emisión, no es necesario dolarizar, teniendo en cuenta que, al hacerlo, se renuncia a una herramienta importante de política monetaria y fiscal.
Por su parte, Nicolás Aroma apuntó que, con el nivel actual de reservas, dolarizar implica una devaluación muy fuerte y que no se sabe si demandará capturar los depósitos para desarmar el esquema de las Leliq. Pero planteó que se debe resolver este interrogante bastante rápido, porque, de lo contrario, la presión sobre el dólar va a ser muy fuerte.
También señaló que la dolarización implica problemas de competitividad a futuro, ya que el programa de política económica queda atado a una moneda que no se puede administrar, lo que podría implicar un costo muy alto en términos de empleo. Y si bien se propone esta medida para bajar la inflación, no se lograría en el corto plazo, por la escasez de dólares y la inercia inflacionaria; mientras que, como contraparte, se perdería la soberanía económica, al quedarse sin herramientas de política monetaria y fiscal.
Aroma, quien es asesor económico de PJ, indicó que no hay país en el mundo que no tenga un Banco Central y que ya se está hablando de privatizar YPF, como en los ‘90, con lo que ingresarían dólares -ya que hoy no existe la posibilidad de endeudarse para conseguirlos- pero significa vender los recursos nacionales y hay que ver qué se propone para Vaca Muerta.
En tanto, Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía y Energía de la provincia, manifestó que la dolarización es un instrumento más de política monetaria y que muchos países, incluido Argentina -donde muchas operaciones se realizan en dólares-, son bimonetarios. Que se adopte el dólar como moneda busca que ningún político “tenga la maquinita de imprimir pesos”, para que la inflación baje; y, efectivamente, en Ecuador y El Salvador es de un dígito y baja.
Si bien esto es una ventaja, indicó que el Estado pierde el rol de prestamista y, ante una situación como la pandemia, en la que todos los gobiernos del mundo emitieron para rescatar la economía, no sería posible. Por otra parte, se queda atado al comportamiento del dólar frente al euro, el yen, el yuan, el peso chileno o el real, sin poder intervenir. Laza explicó que el ritmo de devaluación se vincula a la tasa de productividad de un país y eso podría hacer que la Argentina perdiera competitividad.
Asimismo, advirtió que la medida tiene un costo de transición en el corto plazo y que no es lo mismo cambiar pesos por dólares a $500, $1.000 o $2.000, y que eso va a definir cuál va a ser el monto de los salarios en la moneda estadounidense, por lo que Milei deberá ser cuidadoso en eso. Y planteó que él opina que lo mejor es tener una política fiscal razonable y un Banco Central independiente.