Según destacó en su último informe la International Wine and Spirits Research (IWSR), principal fuente de datos e inteligencia sobre el mercado de bebidas alcohólicas a nivel mundial, Estados Unidos atraviesa una suerte de modificación en lo que al mercado de consumidores de vino se refiere.
Cabe aclarar, que el país del norte, es el principal destino de las exportaciones de vino argentino, por lo que todo lo que allí suceda, es observado atentamente por los exportadores vitivinícolas locales.
Lo cierto es que según la IWSR la base de consumidores de vino en Estados Unidos es cada vez menor, sumado a una caída de volumen en los segmentos de precios más bajos y el estancamiento de los vinos espumosos.
En números crudos, IWSR pronostica que los volúmenes de ventas del mercado del vino de disminuirán a una tasa anual promedio del -2% entre 2022 y 2027, lo que se verá agravado por los niveles de sobrestock, tras el crecimiento de las ventas durante la pandemia y la posterior depresión de ventas.
Los vinos que se llevarán gran parte del impacto de esta caída son los tranquilos, que representan el segmento dominante con el 85% de los volúmenes del mercado, que según IWSR disminuirá a una tasa compuesta anual del -3% hasta 2027.
Magdalena Pesce, de Wines of Argentina, confirma que en el mercado estadounidense “existe un fenómeno de sobrestock, que va a demorar en acomodarse, generado en la pandemia, lo que va a determinar lo cuan efectivo podamos ser para posicionarnos en los segmentos de vinos más altos, porque el consumo de los vinos más baratos, esto es 9,99 dólares para abajo, cae, entonces tenemos una oportunidad con nuestros productos de posicionarnos en segmentos más altos”.
La cuestión es que para enfrentar esa realidad de por sí adversa, Argentina no está bien parada expresa Pesce, debido a los “altos índices de inflación, costos altísimos de producción, y la falta de competitividad sobre todo por el tipo de cambio”.
En el mismo sentido, Fernando Urdaniz, coordinador de Promoción Comercial de ProMendoza, afirmó que “son varias las razones de la caída de exportaciones a nivel mundial y específicamente a Estados Unidos, la principal plaza de vinos argentinos con alrededor de 300 millones de dólares. Para nosotros uno de los principales problemas es el costo argentino, tenemos una inflación altísima, aumento de los costos en dólares y eso se refleja en los costos finales del producto. Esto hace que estemos saliendo a competir con productores de países que no tienen inflación y que no tienen nuestros costos y además tienen más tratados de libre comercio. Argentina no tiene casi tratados y nuestro principal competidor que es Chile tiene 28 tratados de libre comercio. Eso hace que los aranceles de ingreso de vino argentino sean mayores que el vino chileno entre otros tantos”.
En relación con cómo han impactado las decisiones que hasta el momento viene tomando el gobierno de Javier Milei en materia económica Urdaniz destacó que, si bien la devaluación impacta positivamente en las exportaciones, esto, no se ve reflejado de un momento a otro y reafirmó que es clave que baje la inflación para que puedan también bajar los costos.
¿Hay luz al final del túnel?
Las cartas están echadas y todos coinciden en las razones del adverso panorama que enfrentan las exportaciones de vino a nivel mundial y claro especialmente a los Estados Unidos. Ahora bien, ¿cuáles pueden ser las posibles soluciones para una industria que enfrenta, por un lado, una crisis global, marcada por tendencias hacia la disminución de consumo y local, signada por una crisis económica que parece no tener fin?
Para la gerenta de Wofa hay luz y hay una descripción pormenorizada de hacia dónde deben apuntar las fuerzas las bodegas argentinas: “Hay que llegar a los consumidores millenial (las personas que nacieron entre 1981 y 1996), ya que son los consumidores con mayor poder adquisitivo. Dentro de los millenials está el grupo de los que están más comprometidos con la categoría vino y que tienen características muy especiales que los hacen ser aventureros, querer conocer nuevos productos, viajar, quieren salirse un poco del molde de California y los orígenes más conocidos europeos, ahí está la oportunidad hoy”, describe.
Y también le apunta a la generación Z, que son aquellos que tienen entre 21 y 26 años: “ese grupo hoy en día está subrepresentado entre lo que es el universo de consumidores en el mercado americano, pero es un grupo que va evolucionar muy pronto y su comportamiento es muy distinto a las generaciones anteriores. Acá lo que tenemos que resaltar es que, por un lado, tienen a la moderación en el consumo de alcohol, te diría casi como una configuración predeterminada. Esto afecta de lleno a las categorías tradicionales, no solo al vino, sino a la cerveza también y a las bebidas espirituosas, por eso este es el grupo que impulsa el consumo de bebidas sin alcohol o de baja graduación alcohólica”, explica.
Cómo piensan los nuevos consumidores
Para Pesce la generación Z se va a involucrar al vino de una manera muy particular, “es la primera generación que ya nació con acceso a internet y smartphones, por lo que la información para ellos es clave, por lo cual como industria, vamos a tener que ser muy efectivos en la educación y la comunicación para que esos consumidores elijan el vino argentino. Para eso hay que invertir en promoción y estar en el mercado con todo tipo de acciones que apunten a esos consumidores, justo en un momento que como país no nos agarra bien parados, por eso es que esto implicará un doble esfuerzo para la industria”.
Viajar, la clave para ganar nuevos mercados
La luz al final del túnel para Urdaniz tiene que ver con viajar a cada plaza que se quiere conquistar. Pero claro, la cuestión del dólar hace muy difícil para las empresas poder estar.
“En ese sentido desde ProMendoza, impulsamos la participación en Ferias, estuvimos con 30 bodegas en la ProWein, en Alemania, el mes que viene vamos a Brasil a la feria Apas. La realidad es que hoy no se vende si no se viaja y viajar al exterior para una empresa pequeña o mediana es sumamente costoso, por el tema del dólar. Esto pasa con un mercado como China, que cae el consumo de vino y es difícil intentar aumentar el comercio porque muy pocas empresas son las que pueden viajar. Entonces desde ProMendoza buscamos impulsar que las empresas puedan viajar”, cerró Urdaniz.