Aunque algunos nombres de criptomonedas sean ya muy reconocidos, otros van apareciendo en escena con cierta frecuencia. Y para quienes disfrutan de las inversiones de riesgo, con la posibilidad de tener ganancias altas en corto tiempo, las más nuevas ofrecen la tentación de tomarlas cuando el valor es aún muy bajo, para beneficiarse de la posible subida a pique. Sin embargo, también puede convertirse en un dolor de cabeza si el token no tiene detrás un proyecto sustentable.
En ese sentido, Bitcoin tiene un número definido de emisión de 22 millones lo que otorga una cierta seguridad de que hay una planificación. También Ethereum y Cardano son recomendadas por los analistas de inversiones, pero hay otras que pueden resultar una estafa. Así, hay que estar atento a los “cantos de sirena”, de propuestas como las de enviar una cripto para que devuelvan dos y todas aquellas promesas de rentabilidad demasiado alta. Adrián Acevedo, economista y asesor de inversiones, había planteado a Los Andes que una propuesta lógica sería comprar una moneda como reserva y guardarla 10 años, mientras que una ilógica sería que otorgue un 15% de ganancia mensual garantizada.
Emiliano Limia, Prensa & PR de Buenbit, enumeró a Ámbito los principales puntos que hay que tener en cuenta para saber si una criptomoneda tiene detrás un proyecto sólido. Para saberlo, precisó, se debe verificar “referencias del proyecto y empresas detrás (es un mercado chico y todos se conocen con todos), aspectos técnicos, los smart contracts (funciones del código y en caso de que sea un fork, si el código es compatible 100% con el proyecto original) y la cantidad de wallets que poseen la cripto y movimientos (ya sea del token o incluso LP)”.
Limia también recomendó observar los “fundamentals del proyecto, whitepaper (documento fundacional), hacer una investigación sobre quienes están atrás del proyecto, equipo, comunidades sociales, comunidad de usuarios atrás del proyecto, linkedin, github (dev team) y entender tokenomics del proyecto: capitalización de mercado, circulating supply, inflación, minado y rewards, community y team vesting, etc”.
Por su parte, Lorena Fabris, abogada y analista de criptomonedas, señaló que los buenos desarrollos en general cuentan con “un equipo serio y sólido atrás, tienen un road-map (o mapa de ruta con los hitos o milestones que van a ir cumpliendo, y generalmente con fechas estimadas por trimestres (Q1, Q2, etc), y tienen un proyecto (que en general está planteado en un whitepaper con todo detalle)”.
También relevó que es importante verificar que posean “una comunidad. Y para tener una comunidad se requieren canales de comunicación: Twitter, Telegram, Discord, Reddit. Mínimamente tienen tres canales vigentes y activos. Muchos proyectos tienen, además, foros de discusión. Poseen una página web que se percibe como real, donde figura el whitepaper y que linkea los diferentes canales de comunicación y en general están ya listadas (en https://coinmarketcap.com/ o https://coingecko.com)”.
Además, se debe tener en cuenta que las criptomonedas son una alternativa de riesgo, en la que, en general no se recomienda destinar más del 20% del capital. Quienes no tienen el tiempo o el conocimiento para hacer el análisis de mercado mencionado, lo más sencillo puede ser quedarse con las más reconocidas, como Bitcoin, Ethereum y Cardano, que tienen mayor capitalización. Y por último, pensarlas como una inversión de largo plazo porque, si bien es volátil, en un tiempo de dos años el sendero es alcista: en 2019, un Bitcoin valía 10 mil dólares y en 2020, 60 mil; y un Ethereum tenía un valor de 300 dólares hace dos años y ahora de 3.200.