El nuevo pero conocido presidente de INV, Carlos Tizio, llega a la gestión ya con un pedido fuerte desde la industria del vino para que la entidad presente los números de la estimación de cosecha que, todos los años, funciona como una suerte de ordenador de las expectativas entre los eslabones de la cadena vitivinícola. Este año viene con un condimento especial; no solo interesa la previsión que pueda hacer el organismo en función de la vendimia, donde todos los actores coinciden en una cosecha superior a la de 2023; el tema radicará también en cuáles son las existencias técnicas que tenga como dato el organismo y el dato de los despachos, para que “fragüe” el precio del vino.
Cabe recordar que en 2023, tras las heladas que afectaron a todo el oeste del país, se terminaron levantando con destino a la elaboración de vinos 14,2 millones de quintales, un 24,8% menos que en 2022. En tanto, para este año, ya muchos hablan de una mejora en la cantidad de quintales que se entiende se podrían cosechar y hablan de un año similar al de 2022, en el que se cosecharon 18,9 millones de quintales.
Desde Bodegas de Argentina (BdA), Milton Kuret aseguró que entre lo más urgente que necesitan hoy las empresas se encuentra la necesidad de que se ponga en marcha una estimación de cosecha, porque por lo general ese dato ordena a las empresas. “Entre lo urgente, necesitamos que se trabaje en la estimación de cosecha para poder tener un dato sobre cómo viene la cosecha 2024″, explicó a Los Andes.
Y en un segundo plano, Kuret estimó necesario trabajar sobre la eficientización en los circuitos del INV, en cuanto a mejorar la agilidad de los trámites y en algunos casos revisar el tipo de trámite si es necesario o no. “La ley de vinos también es un tema para revisar y pensar, no solo en términos de legislación sino también en términos de lo que hoy demanda el mercado”, explicó.
Para Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas, entre lo urgente coincide con Kuret en que está la estimación de cosecha: “Estamos esperando. Recién asume, así que en los próximos días, si no dan algún pronóstico de cosecha desde las entidades, empezaremos a reclamarlo fuertemente porque es algo que es sumamente necesario para empezar a ordenar un poco la industria”.
Ruggeri también explicó a Los Andes que es necesario trabajar en algunas mejoras sobre la Ley de Vinos. Además, sostuvo que esperará a ver qué tipo de gestión encara Tizio, ya sea relacionada exclusivamente con el control y la fiscalización, tal como hizo durante su administración anterior, o si en este caso tiene una impronta un poco más intervencionista. Por ahora, todo está por verse
Lo que se espera
El Decreto 66/2024 publicado en el boletin oficial y firmado por Luis Caputo y Javier Milei designó a Carlos Tizio como presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura. El ingeniero agrónomo Master en UCDavis y especialista en viticultura tiene una vasta carrera en la industria vitivinícola. Fue investigador del INTA. Allí participó en 1981 del primer Censo Nacional de Viñedos. Fue director técnico de Bodega Norton cuando era propiedad de Ricardo Santos. Desde 2003 llevó adelante el proyecto Clos de los Siete, del afamado winemaker francés, Michel Rolland. Cuando dejó el INV volvió a la actividad privada e impulsó Tizio Family Wines entre otros proyectos.
Durante su estadía en el INV tuvo fanáticos y detractores. Entre sus aciertos puso en marcha un plan de gestión de las estadísticas del INV más transparente. También tenía en carpeta una actualización a la Ley nacional de Vinos y al finalizar su gestión logró mejoras en su presupuesto del orden del 70%, comparado con el inicio de la gestión.
Cuando asumió en 2015 Carlos Tizio aclaró el enfoque y las responsabilidades del organismo en relación con el mercado vitivinícola. Tizio enfatizó que el INV se centraría en la fiscalización y control, desligándose de la toma de decisiones sobre políticas vitivinícolas y medidas regulatorias.
“El INV va a estar focalizado en la fiscalización y el control, pero no va a tener que ver con el mercado ni con las decisiones de las políticas vitivinícolas, ni va a tener influencia en medidas regulatorias, porque no le corresponde”, señaló en aquel momento. Asimismo, subrayó que el instituto estará dispuesto a brindar datos y colaborar con las provincias cuando sea solicitado, facilitando información para que los gobiernos, en conjunto con las cámaras vitivinícolas, establezcan políticas acordes a las necesidades del sector.
Un largo recorrido
Carlos Tizio Mayer cuenta con una larga carrera en el ámbito de la vitivinicultura. Fue presidente del INV entre 2016-2020, sucesor de Guillermo García, durante el gobierno de Mauricio Macri, puesto al que llegó en condición de “extrapartidario” (sin filiación con ninguna de las fuerzas que integraron el frente Cambiemos).
Hoy se desempeña como asesor de varios proyectos en Agrelo, Perdriel y Valle de Uco y está al frente de Tizio Family Wines, su propio proyecto, pero en su currículum hay varios puntos a resaltar con un destacado perfil técnico que supo explotar en su primera etapa al frente de la entidad madre del vino argentino.
Es ingeniero agrónomo egresado de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo con un Master en UCDavis de California, Estados Unidos. En sus primeros años fue investigador del INTA, donde participó en 1981 del primer Censo Nacional de Viñedos que se realizó en el país junto al recordado ingeniero Alberto Alcalde,.
En 1989 tomó el cargo de director técnico de Bodega Norton cuando era propiedad de Ricardo Santos, un puesto en el que se desempeñó por más de una década. Desde 2003 protagonizó un importante pase a Clos de los Siete, el proyecto del reconocido winemaker francés, Michel Rolland, un puesto que ocupó hasta su salto a la gestión pública.
Tizio también se desempeñó como miembro del Directorio de la entidad gremial Bodegas de Argentina en el cargo de Secretario y participó en 2004 en la elaboración del PEVI (Plan Estratégico Vitivinícola).