Las cooperativas son una gran fuente de trabajo y la posibilidad para muchos emprendedores de sortear problemas que solos no podrían afrontar. La asociatividad permite y ha permitido a miles de personas salir adelante en momentos de crisis o, simplemente, mejorar su sistema de producción. A diferencia de una empresa tradicional, las cooperativas no tienen fines de lucro pero tampoco son espacios de beneficencia sino que funcionan para ofrecer bienes o servicios de manera más efectiva y eficiente que la que se lograría en soledad. En este marco, lo que se gana se reparte entre los socios y la performance de estos espacios está relacionada con la gestión y la transparencia de quienes, eventualmente y por consenso, dirigen las cooperativas.
Mendoza cuenta con un total de 464 cooperativas.y hay ejemplos exitosos en diversas áreas. Aunque las vitivinícolas –con Fecovita y Acovi a la cabeza- son las más conocidas también se pueden mencionar varias más. Entre ellas, se destaca la Cooperativa Farmacéutica –que hoy posee un edificio inteligente y sustentable- y la Cooperativa Eléctrica de Godoy Cruz, la Cooperativa de Electrificación Rural “Alto Verde y Algarrobo Grande” . También hay ejemplos exitosos que operan en el área de seguros como La Segunda Cooperativa de Seguros Generales Ltda., Bernardino Rivadavia Sociedad Cooperativa Ltda. y Sancor Cooperativa de Seguros Ltda.
Datos del Ministerio de Producción de la provincia muestran que en Mendoza, el 34,5% de las cooperativas se dedica a vivienda y urbanización, representando el grupo más numeroso, seguido por cooperativas de trabajo, bienes y servicios, que alcanzan el 33,8%. Las cooperativas vitivinícolas, esenciales para la economía regional, representan el 9,5%, mientras que las dedicadas a servicios a la producción, industria y comercio constituyen el 14,66%. Además, el sector agrícola aporta un 2,4%, y las cooperativas de créditos y seguros, un 1,9%, complementan este ecosistema que impulsa el desarrollo económico de la región.
Cómo funcionan
Federico Böhm, gerente general de la Cooperativa Farmacéutica (Cofarmen) con presencia en San Juan y Mendoza, expresó el cooperativismo busca en la asociatividad el logro de resultados que serían difíciles de conseguir en forma independiente. Es una manera de hacerle frente a la hiperconcentración de los mercados así como una forma de permitir la superviviencia de los más pequeños. Pero no solo se trata de sobrevivir sino de crecer, generar ganancias, acceder a la tecnologización y mejorar procesos que se alcanzan a través de la unión y a lo que no se podría acceder de manera individual. Por otro lado, las cooperativas son alternativas frente a la creciente concentración de los mercados.
“Creo que la agrupación es un modelo para lograr escala suficiente, mejorar el volumen y otorgar competitividad”, precisó Böhm. La Cooperativa Farmacéutica nació en 1955 con la inquietud mejorar las dificultades de abastecimiento de medicamentos y condiciones adversas de comercialización. En 1996 se potenciaron con farmacias de San Juan y hoy tiene 2.500 m2 en la provincia vecina que se adhieren a la filial de Mendoza (hoy de 6.000 m2), todo con destino de depósito. Modernamente equipadas, se busca una selección y distribución así como garantizar la calidad de las entregas.
Fabián Ruggeri es el presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas de Mendoza (Acovi) y relató cómo funciona el movimiento. “Toda cooperativa nace de la voluntad de un grupo de personas, que comparten una actividad, para asociarse y enfrentar juntos las dificultades”, explicó el también ingeniero agrónomo. Agregó que la estructura asociativa posee un acta y un estatuto constitutivos a través de los cuales la asamblea de socios elige las autoridades del Consejo Directivo. Organismo que tendrá tantas personas como establezca el mencionado estatuto en donde también está especificado lo que se puede hacer y no dentro de la cooperativa.
El Consejo que tiene titulares y suplentes –además de los síndicos o revisores de cuenta que no forman parte del Consejo- es el que se reúne para designar los cargos de la cooperativa al tiempo que designa y delega parte de la actividad en la llamada mesa chica. En general es aquí donde se gestiona el día a día de la cooperativa y sus integrantes pueden hacer todo tipo de gestiones como comprar, vender, gestionar créditos, etc. “Lo único que no está permitido sin la aprobación de la asamblea es vender bienes inmuebles”, observó Ruggeri. Las reglas del juego de una cooperativa no solo están dentro del estatuto sino que dependen de la correspondiente inscripción y matriculación a través del INAES y la Dirección Provincial de Cooperativas.
Beneficios del cooperativismo
En Mendoza, el panorama cooperativo se distribuye entre sus departamentos de manera variada. Datos del ministerio de Producción indican que la Ciudad de Mendoza y Guaymallén lideran la lista, con 59 y 60 cooperativas, lo que representa el 12,72% y el 12,93% del total, respectivamente. Maipú también destaca, con 52 cooperativas (11,21%). Otros departamentos como Godoy Cruz y San Rafael cuentan con 38 y 34 cooperativas, lo que equivale al 8,19% y 7,33%. En contraste, La Paz es el departamento con menor representación, con solo 2 cooperativas (0,43%). En total, esta distribución refleja la diversidad y la importancia del movimiento cooperativo en la provincia, abarcando diferentes sectores y necesidades comunitarias.
“El cooperativismo es un movimiento que está muy vigente y todavía la vida de muchos pueblos cerealeros y ganaderos gira alrededor de este tipo de asociaciones”, destacó el presidente de Acovi. En este marco, Alicia Galante, productora vitícola y vicepresidenta de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Fecovita), coincidió en la fortaleza del movimiento cooperativo. Rubén Palau, presidente local de la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios, expresó que el cooperativismo es un modelo que permite incluir a actores que de otra manera no podrían participar de la economía o de los mercados. “Asociarse permite lograr mejores créditos y posiciones frente a los competidores”, subrayó Palau.
Para Böhm, el cooperativismo es un movimiento muy noble sin fines de lucro debido a que busca satisfacer las necesidades de cada uno de los socios. Pese a no tener ganancias, lo cierto es que las cooperativas que perduran y crecen, funcionan con modelos de gestiones empresariales que, como clave, se caracterizan por la transparencia. “Las cooperativas que perduran son las que acompañan y fortalecen el crecimiento de sus propios socios”, destacó Böhm.
El presidente de Cofarmen agregó que el movimiento ha sido una gran posibilidad en todo el mundo y contó que en España la distribuidora de medicamentos más grande es una cooperativa farmacéutica. “En su momento surgió de la fusión e integración de muchas cooperativas farmacéuticas regionales que al unirse lograron las escalas para ser competitivos”, detalló Böhm. De este modo, no solo se mejoran las posibilidades de las que te podrían dar por separado sino que también permite, por caso, acceder a tecnología de punta o niveles de automatización que no serían posibles de otra manera. Las cooperativas, así, permiten a los distintos actores productivos, lograr mejoras que solos no conseguirían.
Fabián Ruggeri destacó la estabilidad que el sistema cooperativo le da a los productores. En sintonía, la referente de Fecovita, explicó que formar parte de una cooperativa permite a los productores enfocarse en su viñedo y delegar el resto del proceso en las otras patas de la cooperativa. “Al entregar el producto a la cooperativa, la bodega se encarga de la elaboración, fraccionamiento y comercialización”, detalló Galante. En este marco, otro beneficio que poseen es que los productores reciben el pago mensual y a un precio ajustable todos los meses una doceava parte del vino producido.
En un contexto inestable como es el trabajo en el campo y de la producción, contar con un pago (por contraprestación de una entrega determinada de vino) todos los meses actualizado por inflación se trata de una tranquilidad para los miembros de la cooperativa. Esto aporta un beneficio mayor y es que los productores aseguran su venta a los grandes compradores que prefieren negociar con uno solo la adquisición de volúmenes grandes en vez de hacerlo por separado por cantidades menores. “De este modo, no solo te asegurás cierta estabilidad sino que también podés conseguir mejor precio para tu producto”, sintetizó Ruggeri. Del lado de las compras y de los proveedores, el volumen que aseguran las cooperativas permite aunar esfuerzos para mejorar los precios en los distintos insumos que sean necesarios para el proceso.
Gestión conjunta
Para Alicia Galante de Fecovita, las cooperativas están integradas por personas y es el mayor capital que tienen. “Por eso es muy importante conocer a las personas con las que uno se asocia y buscar los consensos a la hora de tomar de decisiones”, remarcó la productora. De este modo, los fracasos suelen estar ligados a dos casos. Uno es cuando se junta gente que no tiene un horizonte común. Al respecto, Federico Böhm sostuvo que las cooperativas que fracasaron lo hicieron por falta de gestión empresarial.
“Es que si bien la razón social es cooperativa, es importante que las decisiones sean tomadas de manera profesionalizada y desde una estructura gerencial”, subrayó el referente de Cofarmen. Para solulcionar esta situación, el directivo puntualizó que las cooperativas grandes podrían ayudar a las chicas a través de programas. Con la experiencia previa, podrían ayudar a las nuevas a profesionalizar su modelo de gestión así como a establecer parámetros que los guíen –sobre todo- en los estadios iniciales. “La mejor forma de contagiar este modelo es la de dar visibilidad a la gran cantidad de cooperativas exitosas que existen”, se entusiasmó Böhm.
Otra posibilidad de fracaso ha estado ligada a la de creer que los que forman parte de la cooperativa nada tienen que ver con ellas. Es el caso de algunas cooperativas de vivienda a la que algunas personas se suman y en las que solo pagan una cuota sin conocer en profundidad o a consciencia nada acerca de los estatutos ni quiénes la forman. “Ha habido situaciones que le hicieron mala prensa al cooperativismo, pero lo cierto es que en todos los formatos se pueden realizar estafas”, advirtió Ruggeri.
Para Rubén Palau, las cooperativas constituidas como negocios ficticios han impactado contra el cooperativismo. Sin embargo, destacó que son más los modelos de gestión exitosos a través de fábricas recuperadas y buenos modelos de gestión que los que trascienden por malos manejos o prácticas dudosas. “Desde Apyme creemos que el movimiento cooperativo es una herramienta clave para salir adelante”, subrayó el dirigente.
Claves: La unión con lacomunidad
Andrea Nallim, Directora de Emprendedores y Cooperativas, destaca el rol fundamental de las cooperativas en el desarrollo económico y sostenible de la provincia de Mendoza. Según Nallim, “la visión que tenemos desde la dirección de emprendedores y cooperativas es justamente darle mayor visibilidad al sector cooperativo, para mostrar cómo contribuyen al desarrollo sostenible y económico”. Actualmente, Mendoza cuenta con 464 cooperativas que abarcan diversos sectores productivos, entre ellos el vitivinícola, que ha sido clave en el desarrollo local y el Producto Bruto Regional. Nallim subraya que “las cooperativas del sector vitivinícola argentino contribuyen desde hace mucho tiempo al desarrollo local y tienen mucho potencial para seguir creciendo.”
La estrategia del Ministerio de Producción para impulsar este sector incluye el trabajo con el Consejo Consultivo Cooperativo, que reúne a cooperativas y federaciones con el fin de visibilizar y fortalecer los logros de estas organizaciones. Entre los sectores más destacados, menciona el eléctrico, donde las cooperativas están liderando la reconversión hacia energías limpias, y las cooperativas farmacéuticas, con una larga tradición en la provincia. Un ejemplo emblemático es la Cooperativa Eléctrica de Godoy Cruz, fundada en 1928, que ha sido un motor de desarrollo para la comunidad.
Otro aspecto fundamental en el trabajo de la dirección es la promoción del cooperativismo en las escuelas, con la implementación de cooperativas escolares que enseñan a los estudiantes los valores del cooperativismo. “Es importante inspirar a la juventud para que participe en el movimiento cooperativo, fomentando también el liderazgo de las mujeres”, asegura Nallim.
Desafíos y oportunidades
Con relación a los desafíos del cooperativismo, Ruggeri destacó el cambio que se le hizo a la ley de pymes durante el Gobierno anterior. Es que aunque ha quedado en pausa, para la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa (Sepyme) las cooperativas quedaron afuera. Esto implica que no poseen los beneficios de las pymes como –entre otros- tasas diferenciales en los bancos o algunas ventajas impositivas.
“Aunque se postergó el cierre de esto, todavía estamos sin certezas”, precisó el referente de Acovi. Agregó que las cooperativas no pagan Ganancias, pero sí lo hacen sus socios de manera individual.
Para el presidente de Cofarmen, por otro lado, el desafío actual es entender que la asociatividad es la clave para lograr competitividad y que el modelo cooperativo es el más exitoso para esto. Agregó que en un país actualmente orientado a políticas de libre mercado en el que se pueden favorecer las tendencias oligopólicas, es importante fomentar el espíritu emprendedor comunitario. Para ello, consideró importante que las direcciones públicas respectivas incentiven formatos así como espacios de aprendizaje entre cooperativas para replicar modelos exitosos de gestión.
Desde el punto de vista de la dirigente de Fecovita, el desafío del cooperativismo es poder mantener vivos y activos los valores de quienes formaron las cooperativas y la que a lo largo de los años se trasladan de generación en generación. El trabajo en equipo, la ayuda mutua y la solidaridad son los pilares de este tipo de organizaciones. En el contexto actual vemos como oportunidad utilizar este sistema para aunar esfuerzos por el bien común de sus asociados y la división de tareas para lograr sus objetivos.
El modelo vitivinícola
Fecovita es la cooperativa que compró las acciones de la privatizada Giol en la década del 90. En Mendoza y en el sector vitivinícola, cooperativas primarias que elaboran el vino existían previo a esto, pero tenían la dificultad de cómo fraccionar y vender dicho producto. De este modo, Fecovita es una cooperativa de segundo grado que se creó para comercializar esos vinos. Galante comentó que esta cooperativa es una empresa dirigida por productores vitivinícolas que nuclea a 29 cooperativas que integran a miles de familias de pequeños productores de Mendoza.
El modelo es el siguiente: los productores trabajan sus fincas y en época de vendimia entregan su producción a las cooperativas que son las encargadas de la elaboración del vino. Luego se fraccionan en las plantas de Fecovita de San Juan, San Martín y Gutiérrez para ser distribuido en 11 sucursales para su comercialización. “Además, exportamos a más de 40 países”, se jactó la vicepresidenta de Fecovita. Agregó que el sistema tiene como finalidad darle sustentabilidad a los productores integrados a través del desarrollo de marcas, la disminución de costos por economía de escala y la tecnificación de los procesos productivos.
Este año se creó la Cooperativa de Servicios Vitícolas y Enológicos, cuyo objetivo es optimizar la provisión de servicios a cooperativas y productores asociados. Esto busca reducir costos, incrementar la producción y facilitar el acceso a nuevas tecnologías. Para lograrlo, la cooperativa dispone de un equipo de veinticinco ingenieros agrónomos que realizan visitas a las fincas de los productores, brindando asesoramiento gratuito. Además, cuenta con cuatro máquinas cosechadoras para ofrecer servicios durante la vendimia, drones para fumigación, un laboratorio enológico de última generación que permite realizar diversos análisis a precios accesibles, y un equipo de enólogos que asiste a las cooperativas, especialmente durante la época de elaboración.
Asimismo, la cooperativa ofrece un seguro voluntario contra granizo, que se complementa también con la adhesión voluntaria de sus asociados al Fondo Compensador Agrícola (seguro agrícola), del Ministerio de Producción.
“A nuestros socios le cobramos el costo de esos servicios por lo que para ellos es más accesible”, relató Ruggeri. Si al final del ciclo se da aquí una ganancia, esto se reparte –como en toda cooperativa- entre los cooperativistas luego de realizado el balance. Así, el sector vitivinícola posee una cooperativa primaria que elabora vinos, una de segundo grado que los comercializa, el ente gremial que representa a todos ellos. Además, está la cooperativa de servicios creada para mejorar la rentabilidad.