Tal como lo anticipó el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) los efectos de las inclemencias climáticas se harán sentir esta temporada y Argentina se encamina a la peor cosecha de la haya registro. Esto ya se ha empezado a ver en las uvas blancas, donde a las bodegas les cuesta cada vez más conseguir la materia prima para sus vinos y la merma en el rendimiento promedia una baja del 35%.
En las redes sociales se hicieron eco de la problemática. Con un toque de humor, un mensaje que se difundió en Twitter ejemplifica la crítica situación que hoy enfrentan las bodegas mendocinas para lograr conseguir variedades blancas. “Tengo dos lágrimas de unicornio rosado, un duende irlandés, foto con Messi y la del mundo, la fórmula de la Coca Cola y un ticket para ir en el Expreso a Hogwarts, pero de Sauvignon Blanc nada… Te lo debo”, respondió Rodolfo Dhuin, enólogo de Pacto Wine, a un colega que le pedía 500 kilogramos del mencionado varietal.
Alejandro Vigil, director de viñedos de bodegas de la familia Catena y propietario de Bodega Aleanna, comentó a Los Andes que la calidad de lo cosechado “viene hermosa”, pero, “por lo que va saliendo, la merma se ve en un 35%”. “Creo que se va a terminar ajustando a un número similar. Hay zonas que han sido más afectadas que otras”, dijo en referencia a lo que dejaron principalmente las heladas tardías de los meses de octubre y noviembre de 2022.
Cabe recordar que el INV dio a conocer que en el país este año se cosecharían 15.352.900 quintales, un 21% menos que en la cosecha pasada (19.368.030 qq). Mientras que en Mendoza, puntualmente, la baja es aún más marcada, ya que se espera cosechar 10.138.700 quintales, un 23% menos que las 13.243.217 quintales del 2022.
La falta de uva blanca no solo afecta la producción de los vinos tranquilos de este estilo, sino también en las bases de los espumosos. Desde la champañera de Familia Millán coincidieron en el porcentaje estimado por Vigil, aunque anticiparon que todavía queda tiempo para dar estimaciones finales. “Aún no está cerrado el número, ronda el 35% en promedio, hay zonas que es el 10% y otras el 80%”, dijo Felipe Stahlschmidt, enólogo de Bodega Los Toneles - Familia Millán.
“Afectó mucho el trabajo de búsqueda de uva, se intensificó mucho; en los procesos de elaboración estamos siendo hiper eficientes y en la cantidad de uva necesaria, logramos alcanzar el plan”, dijo el enólogo sobre las dificultades que ha traído el faltante de uva para la elaboración de los espumosos.
Entre los motivos que llevaron a este preocupante escenario, el también presidente de Wine Of Argentina enumeró uno circunstancial, como lo es el factor climático, y otro estructural: “Hay dos situaciones que pueden explicar este escenario. Por un lado, la climática, que es la que todos conocemos y que sabemos que está el riesgo de que puede suceder cada vez que nos dedicamos a la actividad agrícola; pero después tenemos otra que es estructural y es que por muchos años el mercado se fue achicando y fueron desapareciendo las plantaciones de uva blanca, algo que se retomó hace cuatro o cinco años. Sin embargo, se necesita tiempo para volver a ser productivo y tener volumen”, argumentó.
Por su parte, Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi), sumó un tercer factor a un “combo perfecto para la falta de volumen”. “En el último tiempo se ha dado un aumento de la demanda de estas variedades, sobre todo para base de espumantes, que es uno de los segmentos que ha incrementado su consumo en el último periodo”, planteó.
Agua en el desierto
Algunas variedades blancas se han convertido en agua en el desierto para las bodegas que deben completar sus stocks. Para Vigil, lo más complejo de conseguir por estos días es el Chardonnay, mientras que Felipe Stahlschmidt sumó Chenin, Pinot Noir -aunque es tinta, por su ciclo corto se cosecha en esta época en algunos casos y se usa como base de espumosos- y Semillón.
A las variedades denominadas “finas”, en las que también mencionó el Sauvignon Blanc, Faisán Ruggeri añadió la alta demanda de otras que pueden funcionar como sus sustitutas. “También falta del resto, porque se utilizan para vinos base de espumosos que no son premium o los de las líneas más básicas de precios, como la Chenin, Chenin Blanc o Pedro Giménez”.
Este escenario de aumento de la demanda ha llevado a la lógica ecuación de aumento de precio en todos los segmentos. “Esto ha hecho que aumenten los valores que normalmente se pagaría por estos tipos de uvas. Por ejemplo, las variedades blancas que antes se denominaban comunes están valiendo entre $100 y $120 por kilo. Por supuesto que hay bodegas que pueden llegar a pagar más, dependiendo de sus necesidades”, sostuvo Ruggeri.
En tanto, el valor de las uvas como Chardonnay y Sauvignon Blanc, Ruggeri explicó que no hay un precio definitivo, sino que se parte de una base de $180. “No hay un precio total cerrado por las bodegas, el valor arranca ahí pero puede ir variando”, comentó el presidente de Acovi.
¿Qué esperar con las uvas tintas? Felipe Stahlschmidt consideró que es pronto para hacer suposiciones ya que recién han comenzado con algunas variedades, pero se espera una merma en las cantidades.
Por su parte, Ruggeri completó: “La cosecha de las tintas está arrancando, así que estamos muy expectantes de cómo van a ir rindiendo o si las mermas van a ser más importantes de lo que pensamos. Hoy no hay un dato certero de lo que va a pasar ni del precio que puedan llegar a tener”.