Aún sin datos oficiales de lo que será la vendimia 2021, el sector vitivinícola espera una merma en la producción por varios indicios que ya ha dado este 2020. A raíz de estas estimaciones, reconocen que una de las salidas es la compra de uva en otras provincias para garantizar el abastecimiento, con San Juan a la cabeza. Toda esta situación podría repercutir directamente en el precio de la uva, lo que se ve con buenos ojos entre los productores.
En este sentido, Eduardo Córdoba, presidente de la Asociación de Viñateros de Mendoza (AVM), consideró que “la helada tardía de octubre hizo algún daño en Lavalle, Santa Rosa y el Sur, que eso ya nos da una baja esperable”. Si a eso se le suma las hectáreas afectadas por granizo, la reducción en la producción provincial ya sería del 8%. A todo eso se le suma el incremento en el consumo interno y las exportaciones “que han achicado el stock”.
Por su parte, Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, estimó que por el momento son síntomas de lo que podría pasar. “Vamos a ver en qué desencadena. Lo que nos puede dar una primera aproximación es terminar de verificar las denuncias por heladas de octubre, para lo que falta por lo menos un mes”, afirmó.
A los factores climáticos nombrados por Córdoba y Sosa, Nicolás Vicchi, subgerente de la Asociación Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), le sumó la escasez hídrica, algo que ya afectó un 10% el año pasado. “Sabemos que va a ser una cosecha menor al promedio.
Lo importante es que estamos con un stock equilibrado que ha permitido ir recuperando los precios del productor, más allá de que aún estamos por debajo de los costos. Hay un panorama que podría seguir aumentando el precio del vino para llegar a la temporada de cosecha con precios acordes a la realidad del productor”, aseguró.
Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina, habló de un problema estructural de la industria. “Hay una curva descendente en la producción y productividad de las viñas que se acentúa año a año”.
Sobre la cosecha 2021, puntualizó que, por el momento, “son sólo estimaciones, pero el olfato de la gente por el estado de los viñedos y los stocks disponibles indica que está pensando que va a haber poca uva. No hacen falta los pronósticos de cosecha para ver esto”.
Consultas por uvas de San Juan
El saber que no será una cosecha abundante en Mendoza ha hecho que algunos jugadores se adelanten en la carrera para abastecer los stocks de sus bodegas y ya hayan comenzado con las consultas y negociaciones con la provincia de San Juan.
Aunque la compra de uva en la vecina provincia es algo habitual en todas las temporadas, para la vendimia de 2021 los requerimientos podrían hasta triplicarse.
Mauro Sosa confirmó que en los últimos días ha recibido contactos por parte de sus colegas sanjuaninos sobre los precios por los que podrían cerrar los acuerdos. “Productores de San Juan me preguntaron por precios, porque se han visto sorprendidos por la cantidad de bodegas mendocinas que han hecho consultas. Pero es muy reciente todavía para poder dar un precio porque hay que tener en cuenta muchas variables”, dijo el esteño.
Para Sergio Villanueva, que haya gente buscando uva en San Juan da la pauta de que hay bajo stock, por el aumento de las ventas. “La gente que tiene mercado interno o externo tiene que asegurar las uvas para su vino. El aumento en el consumo ha reducido los stocks y no todo el vino del año está disponible”, planteó.
“Cuando se sabe que no va a haber una cosecha promedio, las conversaciones y los intereses de las bodegas para garantizar la uva son comunes. Esto es un buen indicio porque hay una expectativa de aumento del precio de la uva y, por lo tanto, el vino”, argumentó Nicolás Vicchi.
Este aumento en la demanda, produciría por lógica un escenario muy beneficioso para los productores. “Estamos convencidos de que va a haber buenos precios para los productores y, después de mucho tiempo, vamos a tener un mercado de uva, lo que fortalece el valor de los productos y puede mejorar las condiciones de pago al productor”, manifestó Eduardo Córdoba.
En tanto que Sosa espera una puja en el mercado por quedarse con la materia prima. “Tenemos una expectativa de que va a continuar la revaloración del producto por el aumento del consumo”, resaltó.
Una tendencia a la baja
La disminución en el rendimiento de los cultivos no es algo novedoso en el sector, más bien es una tendencia que se consolida desde hace al menos cinco años. Un dato alarmante para la industria vitivinícola es la merma de la superficie cultivada y la productividad del sector. Esta información se desprende de un informe del Observatorio Vitivinícola Argentino, que muestra que desde 2014 y hasta 2019, la superficie cultivada disminuyó un 5% (unas 11.250 hectáreas). A eso se suma una migración de los cultivos hacia variedades de alta calidad enológica con menos rendimiento.
Las cifras muestran que para 2019, la cantidad de hectáreas cultivadas fue de 215.169 con un rendimiento de 117 quintales por hectárea, superior a los 107 promedio del período de 2012-2019, pero inferior a los 121 registrados entre 2002-2011. Esta disminución del 12% en el promedio entre cada período responde a la falta de reinversión en viñedos deteriorando, según el Observatorio.
Pasando a la composición de la superficie cultivada, las uvas de alta calidad enológica pasaron de ser 65% de la producción en 2002 al 74% en 2019, con 160.000 hectáreas, con una marcada especialización en las uvas tintas que pasaron del 58% en 2002 al 72% en 2019.
Estos datos pueden llegar a convertirse en un obstáculo para el crecimiento de la industria. Teniendo en cuenta un equilibrio entre la cosecha y la comercialización actual de vinos al mercado interno, mercado externo (graneles y fraccionados) y las exportaciones de jugo de uva concentrado, en 2019 alcanzó para cubrir los 25 millones de quintales requeridos.
El informe destaca que sin tomar en consideración el stock de seguridad, los niveles de cosecha actuales se corresponden con los volúmenes comercializados actualmente, con lo cual pensar en crecer, requiere necesariamente de mayores productividades por hectárea. A la disminución de hectáreas y la reconversión de algunos cultivos, Laura Alturria, coordinadora de Comisiones Técnicas de Bodegas de Argentina, sumó la edad de los viñedos de nuestra provincia y el país, lo que es un factor que también influye en su rendimiento.
“La planta es un ser vivo, que, como todos, al envejecer empieza a presentar problemas. Las edades de nuestros viñedos son, en gran parte, superiores a los 25 años, por lo que es lógico que disminuya el rendimiento”, sostuvo Alturria.