Durante el mes de mayo, cada jubilado mendocino requirió de $30.750 para cubrir sus necesidades básicas, y especiales (alimentos magros y medicamentos, entre ellas), mismo mes en que la jubilación mínima alcanzaba los $20.571. A partir de junio, los haberes previsionales se actualizaron en un 12,12%, y la mínima ya supera los $23.000, pero sigue siendo insuficiente.
De acuerdo con el informe que realiza la consultora Evaluecon cada mes, si un jubilado ganó solo el mínimo, habrá podido distribuir sus gastos de la siguiente manera: $10.079 en alimentos, $6.583 en medicamentos y $3.909 en servicios básicos.
La situación mejora levemente cuando se trata de una pareja de jubilados, que puede disminuir levemente la proporción que destina a servicios básicos y destinar parte de sus ingresos a los otros rubros, pero en términos de generales, cada jubilado destina el 49% de sus ingresos a cubrir sus necesidades alimentarias, el 32% a medicamentos, y el 19% a servicios básicos, “siguiendo una pauta muy similar a la del resto de las familias de Mendoza”, de acuerdo con el informe de la consultora que dirige el economista, José Vargas.
La manera en que los jubilados distribuyen sus ingresos mínimos en función de patrones de consumo no implica que se cubra lo “mínimo e indispensable” que se necesita para vivir en condiciones dignas: “ello lo da en economía lo que se conoce como la Canasta Básica Total y en función de ello, los precios de los bienes y servicios en la provincia y su propio patrón de consumo, una pareja de jubilados requirió en mayo $61.500, y por jubilado se calcularon alrededor de $1.025 diarios”.
Ahora bien, cuando se avanza en la escala jubilatoria hacia las mayores o de privilegio el destino del consumo cambia considerablemente. Vale decir, empiezan a aparecer otros consumos alternativos como ocio, o esparcimiento, mejor calidad de alimentos, mejor calidad de medicamentos, rapidez en las consultas médicas, mejor atención de la salud, etc.
Intervención en los precios
El mismo informe dio cuenta de que, la insatisfacción con el consumo suele relacionarse con la percepción de que los precios de las cosas son abusivos. La reacción ante esta idea, muy difundida, es manifestar que el gobierno debería de regular los precios de determinados productos para proteger la economía de las personas mayores. Evaluecon planteó la pregunta de si el precio de algunos productos y servicios de primera necesidad debería ser regulado por “el mercado” o por “el gobierno”. La mayoría de las personas de 65 o más años se decantó más bien por el intervencionismo.
Es que, dentro de los gastos comunes entre las personas de la tercera edad figuran (en promedio): alimentos especiales, bajos en grasas y en sodio, leche sin lactosa y, alimentos fortificados y altos en fibras, entre otros; el gasto en medicamentos incluye antianémicos, antiinflamatorios y fármacos de uso cardiovascular; y en el caso de los servicios, además de la luz, el gas, el agua y el teléfono fijo, la telefonía celular también ha sido señalada como indispensable por la mayoría de los encuestados.
“Si ya es difícil poder vivir en Mendoza para un empleado del sector formal de la economía que tiene un salario promedio, la situación es mucho más difícil para un “anciano” con un patrón de consumo completamente distinto y donde tiene una demanda totalmente inelástica (algunos medicamentos vitales, por ejemplo) de algunos productos que consume”, señalan desde Evaluecon.
Aumento de las jubilaciones
Este mes las jubilaciones y pensiones se incrementaron un 12,12%. El beneficio alcanza a 17 millones de personas en todo el país (incluidas asignaciones sociales); y en Mendoza a 332.614 individuos (titulares de pensiones y/o jubilaciones), y a todos aquellos que reciban alguna asignación, (AUH, AE, Desempleo, Asignaciones Familiares, Prenatales y por Cónyuge), que suman 451.480 en total.
De acuerdo con lo informado por la Anses, los haberes se incrementarán por sobre el índice que hubiese arrojado el cálculo del gobierno anterior. El rendimiento de la fórmula de movilidad vigente logró que los ingresos suban un 21,17%, acumulado en este período un resultado superior al 18,25% que hubieran obtenido con la movilidad anterior.
Debe considerarse también que los haberes de la mínima y de hasta una mínima y media (casi 5 millones de jubilados y pensionados) recibieron, además del aumento, dos bonos de $1.500 en los meses de abril y en mayo. De esta manera, la nueva fórmula, junto a los refuerzos, hizo que un jubilado o una jubilada recibiese $1.122 más que los que hubiera recibido con la ley de movilidad anterior, que contemplaba principalmente la inflación.
Al respecto, Raverta sostuvo: “El gobierno del presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner propone un modelo de país que apuesta al trabajo, al consumo y a la producción. Nuestra prioridad es mejorar los ingresos de los jubilados y jubiladas para lograr que ese dinero se vuelque al consumo nacional”. Y agregó: “Con este aumento, la jubilación mínima pasará a ser un poco más de $23 mil. Tenemos que recordar cuál fue el punto de partida: cuando asumimos la mínima estaba por los $14 mil y había una pérdida de poder adquisitivo del 20%”.
De esta forma, cuando se observa el período entre marzo y agosto de 2021 puede destacarse que un jubilado o jubilada que percibe la mínima acumuló $5.174 más de ingresos que con el índice anterior.