Con una inflación interanual que supera el 50%, los propietarios de vehículos que sufren un siniestro vial se encuentran en algunos casos con que el valor asegurado, aún con la actualización prevista en el contrato, no les alcanza para reponer el rodado cuando se los roban o la destrucción es total. Además, en la mayoría de los casos, como el trámite para dar de baja el vehículo puede tomar varias semanas y el precio de reposición se fija al momento del incidente, el tiempo transcurrido juega en contra del asegurado.
Las pólizas pueden tener una vigencia de un año, de seis meses o, incluso de un cuatrimestre. En algunos contratos, la empresa fija un monto de referencia para el vehículo, pero establece en las cláusulas que se tomará, para el caso de daño o incendio total, el valor de reposición del mercado. En otros casos se determina un precio y se plantea un porcentaje de ajuste, que puede ser del 10% y llegar, en los acuerdos más recientes, al 50%.
Entonces, si un vehículo tiene un valor de un millón de pesos al momento de contratar o renovar la póliza y firma una actualización convenida del 20%, quedará cubierto completamente ante un siniestro si al momento del accidente la cotización del vehículo no superó los 1,2 millones de pesos. En caso contrario, el propietario deberá hacer frente a la diferencia o resignarse a comprar un vehículo de menor valor.
Para plantear algunos ejemplos, en la póliza de un Chevrolet Classic 1.4 sedán de 4 puertas, modelo 2015, se fijó un valor de $ 696.000 y no se planteó una actualización. Hoy, ese vehículo, según la Comisión de Valuación de Vehículos Usados de Acara (Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina), tiene un precio de mercado de unos $ 830.400; es decir, un 19% más.
En el caso de una Volkswagen Suran 1.6 Comfort Line del año 2012, se estableció un precio de $ 793.800 en mayo del año pasado. Sin embargo, para reponerlo en la actualidad, el propietario necesitaría $ 1.081.500; un 36% más. Afortunadamente, el cliente que fue tomado como ejemplo contrató un seguro que le ofrece el valor de reposición del vehículo.
En cambio, en el contrato con la aseguradora para un Chevrolet Prisma 1.4 LS Joy, modelo 2016, se determinó, en agosto, un valor total de $ 1.070.000 y un ajuste automático de hasta el 20%. De acuerdo a la guía oficial de precios de Acara, ese vehículo cuesta hoy $ 1.176.100; lo que implica una variación del 10% y que el propietario aún está cubierto.
Un productor de seguros explicó que las empresas pueden ofrecer una póliza anual, en la que todos los meses cambian la suma asegurada y el monto a pagar, o una semestral, en la que se fija un valor para un vehículo y un determinado porcentaje de ajuste (del 20%, 30% o 40% y, en los últimos meses, del 50%). En el segundo caso, el cliente puede optar por actualizar la póliza, pero como esto implica incrementar el monto mensual que debe pagar, en muchos casos prefieren no hacerlo.
Es que, detalló, el precio de algunos autos usados ha subido por encima del 100%. Para ilustrarlo, indicó que un Fiat Palio Fire 1.3, de cinco puertas, modelo 2006, costaba en promedio $ 453.600 en agosto del 2021 y en diciembre, cuatro meses después, $ 645.800 (+42%). Si el asegurado hubiera tenido un porcentaje de actualización inferior, en caso de siniestro hubiera perdido. Aún más, a ese mismo vehículo, en la póliza anterior, en agosto de 2020, se le había establecido un valor de $ 205.800; lo que implica que en un año (2020/2021) se necesitó un 120% más para reponerlo.
Pero aun cuando la persona contrate una póliza que establece el valor de reposición o una actualización del 50%, lo cierto es que la demora entre el momento del incidente y el del pago provoca desfasajes.
La lentitud del sistema
A la hora de explicar las causas de las demoras, el productor de seguros detalló que el sistema determina, en caso de robo, que se debe esperar 30 días a ver si aparece. Recién entonces el propietario puede tramitar la baja en el Registro del Automotor y si bien el cliente a veces se tarda unos días en iniciar la gestión –aún más en tiempos de Covid-, para poder completar el trámite, debe estar al día con la patente y no tener multas impagas. Además, las aseguradoras pueden hacer una primera oferta y, si el asegurado no acepta, realizar la segunda, lo que va extendiendo los plazos.
“La inflación nos hace perder a todos. El cliente se molesta porque sabe que, con esos dos meses de desfasaje, no va a recuperar el auto que tenía. Y las compañías saben que el asegurado no va a quedar conforme. Es imposible trabajar así”, lanzó.
Edgardo Juchniuk, miembro del consejo honorario de Apas Cuyo (Asociación de Productores Asesores de Seguros), comentó que el seguro refleja dos problemas en la industria automotriz: la variación de los costos por la cotización del dólar y la falta de oferta de cero kilómetro, que incrementa el valor de los usados.
Y si bien las aseguradoras tienen la posibilidad de ir actualizando los valores -ya sea con el incremento mensual del monto a pagar o la cláusula de ajuste-, coincidió en que el inconveniente se produce porque la suma asegurada se fija al momento del siniestro y el pago efectivo o indemnización sucede bastante después, mientras que el valor de los vehículos varía mes a mes.
Juchniuk detalló que esta demora se puede deber a peritajes que hay que realizar sobre el bien siniestrado. Así mismo, a veces, las aseguradoras tardan en expedirse y también ocurre que en ocasiones el asegurado no ha completado la documentación, porque debe patentes o tiene multas impagas y tiene que estar al día para poder dar de baja el vehículo (ese trámite puede extenderse).
Por otra parte, sumó que hay otro serio problema que se produce cuando un tercero le reclama a la aseguradora por un daño menor (de menos de $ 200 mil). Es que, si bien entre la empresa y el asegurado hay un contrato que vincula, el tercero está más desprotegido. Sobre esto, resaltó que las aseguradoras de primera línea suelen cumplir en tiempo y forma, pero las de otros segmentos tienden a ofrecer montos muy inferiores o dar la alternativa de ir a juicio; algo que pocos quieren hacer por $ 20 mil o $ 50 mil.
Juchniuk planteó que las personas deben asesorarse correctamente y que eso pueden hacerlo con un productor asesor, no con un portal comparador de precios. Esto evita que se contrate un seguro con una actualización muy baja.
“Para la gente que no ha tenido siniestros, lo más normal es comparar precios. La que ha tenido siniestros sabe que lo más importante es la compañía y las condiciones”, expresó y agregó que, en la actualidad, la cláusula debe fijar un 30% de ajuste como mínimo.