Desde las industrias ligadas al sector petrolero comparten la incertidumbre de otras prestadoras, como también de los trabajadores, principalmente sobre lo que sucederá cuando nuevos concesionarios lleguen a las áreas maduras que deja YPF. Sin embargo, también comienzan a analizar, con una mirada de mediano a largo plazo, que se configura un nuevo escenario que las obligará a adaptarse al cambio de condiciones.
El presidente de la Comisión de Energía de Asinmet (Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza), Germán Griffouliere, señaló que los anuncios vinculados al sector petrolero mantienen expectantes a las empresas, que están esperando a ver qué sucederá con la transferencia de áreas maduras de YPF y si habrá una continuidad de los contratos.
Es que si bien saben que en las condiciones de venta se estableció que debían mantenerse tanto la nómina de empleados como los acuerdos vigentes, y por eso las empresas que se hagan cargo de estas áreas estarían obligadas a continuar con los contratos que deja la operadora, ya ha habido una disminución de la actividad.
Griffouliere resaltó que esto es comprensible, ya que, cuando se decide vender un activo, se realiza un corte en un momento para determinar su valor y no se siguen realizando inversiones, que incrementarían ese valor. Pero esto implica que se ha frenado el proceso de inversión de capital y, por lo tanto, ha habido un impacto en la actividad y tanto algunos trabajadores como ciertas empresas están en “stand by”. En cambio, sí se sostienen las tareas operativas, porque la petrolera estatal sigue operando estas zonas.
Sin embargo, existe preocupación, por parte de las empresas de la cámara, sobre cuál será el nivel de inversiones y de actividad en esas áreas en un futuro; lo que hasta el momento desconocen. Además, entienden que, al menos en un primero momento, habrá una reducción importante de inversión, como también de los costos operativos, porque es necesario para que la explotación de esas áreas sea rentable. “Si no, YPF no las dejaría”, lanzó.
Añadió que esto también hubiera sucedido si la compañía no se hubiera retirado, ya que, por las características geológicas de estos yacimientos, es necesario ajustar los costos. Esto va atado, detalló, a la eficiencia operativa, la mejora de la productividad, la reducción de tarifas, entre otros factores. Precisó que todo esto impacta en cómo se ejecutan hoy los contratos, ya que YPF tiene estándares muy altos y las empresas que vengan tendrán unos menores y esto significa reducción de demanda.
Lo que avizoran, ante este panorama, es que se sostendrá la disminución de la actividad en el corto plazo y que, en el mediano y largo, estas nuevas compañías podrían invertir y aumentar la producción, pero mucho dependerá de la estrategia de los nuevos concesionarios.
En cuanto a las nuevas licitaciones, Griffouliere explicó que, por las características de estos yacimientos, se operan de manera “low cost”, lo que hace que no se produzca un derrame como sucedía en el pasado con la explotación convencional. Pero, al mismo tiempo, se abre una posibilidad para que las empresas medianas y chicas puedan abrirse un espacio y empiecen a aparecer nuevos operadores de mercado. Sin embargo, como no suelen tener un gran nivel de subcontratación, sino que gran parte de las tareas las realizan ellos mismos, para evitar la doble carga impositiva, la cadena de valor se ve reducida.
También existe la opción para las prestadoras de servicios de convertirse en pequeños operadores. El industrial reconoció que varios están analizando hacia dónde se orienta la naturaleza del negocio y ven dos escenarios. Por un lado, la ventana para las empresas chicas y medianas de desarrollar de manera más eficiente los campos maduros y, por el otro, el potencial de Vaca Muerta en Mendoza y la posibilidad para las compañías mendocinas de prepararse para ser contratistas en el sector no convencional.
