Debido al coronavirus, este año terminará siendo en general un mal año para todos los países, pero la caída en la actividad económica no ha sido homogénea. La Argentina está entre los que más sufren, por una combinación de circunstancias políticas y económicas, y también por lo extendido de la cuarentena. Aunque es cierto que la mayor o menor movilidad no es el único factor explicativo.
Desde una perspectiva regional, podría pensarse que las provincias que impusieron mayores restricciones deben haber padecido una mayor retracción económica. ¿Ha sido así? No necesariamente.
Estas jurisdicciones han enfrentado otros hechos que, de alguna manera, han impactado sobre sus economías. Por ejemplo, la Patagonia ha sufrido particularmente la caída del precio internacional del petróleo. De esa manera, con una misma restricción, puede haber provincias con mejor desempeño que otras.
En este sentido, la idea es presentar un análisis para distinguir el impacto “restricciones” y el de otros factores clave en las distintas regiones.
Primero, es necesario observar la relación “restricciones – actividad”. Es claro que estamos hablando de un proceso, con abrupta caída de la actividad en abril que, luego, se ha ido recuperando. En buena parte, debido a la flexibilización de las restricciones impuestas por el gobierno.
Para este análisis regional, se ha tomado en cuenta el indicador global de actividad, denominado “Monitor de Provincias” (del IERAL). Y como indicador de las restricciones, se utiliza la “movilidad de personas a sus lugares de trabajo” (de Google). Mientras mayor sea la movilidad, menores son las restricciones.
Tomando como referencia febrero de 2020, previo a la cuarentena, se observa que luego de la caída en abril, se han ido flexibilizando las restricciones y, para setiembre, la movilidad está un 30% por debajo de febrero. Cabe aclarar que esa movilidad sigue siendo baja, no sólo por las restricciones vigentes, sino además por menor empleo y por mayor teletrabajo.
Si la relación es buena, un punto que podría preocupar es la mayor restricción que hubo en setiembre, dando indicios de otra pausa en la recuperación económica. Los primeros datos sobre ese mes muestran comportamientos variados. Hay un estancamiento en consumo industrial de energía, pero una recuperación en ventas de autos 0 km, despacho de cemento y recaudación de impuestos, netos de inflación.
Atendiendo a esa relación, es razonable pensar que las provincias que hayan impuesto mayores restricciones sean las más afectadas en su actividad económica. Los datos muestran que existe esa relación, pero hay varias excepciones a explicar. Por ejemplo, la provincia de Buenos Aires impuso medidas más restrictivas y fue una de las jurisdicciones más afectadas inicialmente, pero luego ha presentado mayor recuperación.
Todas las regiones han tenido el comportamiento previsto, aunque con menor caída inicial que Buenos Aires (salvo Patagonia y NOA). Posteriormente se han ido recuperando. Acorde a nuestras estimaciones, agosto parece heterogéneo, con una pausa en algunas jurisdicciones (Ciudad de Buenos Aires, resto de la región Pampeana y Cuyo), y con recuperación en el resto. Otro punto es que NOA y Patagonia son las regiones que todavía están más abajo en comparación a las otras, con relación al nivel pre-pandemia.
Surge el interrogante de si la diferencia en el desempeño económico se debe sólo al nivel de restricciones. A continuación, se presenta esa relación “restricciones-actividad” para todas las provincias, tomando como referencia febrero de 2020, y el promedio abril-agosto. Aun con datos dispersos, se pueden visualizar tres grupos.
• El primero, remarcado con un rectángulo, muestra la relación prevista: mientras mayor ha sido la cuarentena, mayor ha sido la caída en la actividad económica.
• El segundo grupo, a la izquierda, es uno en peor situación, porque son provincias con fuerte caída en actividad, aun con menores restricciones. En el grupo se hallan varias jurisdicciones norteñas.
• El tercer grupo, a la derecha, no está tan mal como lo previsto. Sufrieron mayores restricciones, pero su caída de actividad ha sido menor. Se trata de las jurisdicciones grandes, lideradas por Buenos Aires.
Puntos para destacar:
• Las restricciones han influido en todos los casos. Todas las provincias tuvieron el comportamiento previsto. Pero las provincias “económicamente” menores padecen más la cuarentena. ¿Por qué? Presentamos varios argumentos.
En las grandes se ha observado mayor consumo de gasoil, en el contexto de una menor actividad del transporte interprovincial de pasajeros, que afecta a las más alejadas. Las más afectadas son Patagonia y NOA, seguidas de Cuyo y NEA.
Por otro lado, también se analiza que las más grandes son más “exportadoras” (expresadas en porcentaje de su PBI). Les ha ido mejor en exportaciones agro y agroindustriales. Obviamente, podrían conseguir mejor performance con exportaciones que se liquiden al “contado con liqui”.
Como contraargumento, han caído sustancialmente las otras exportaciones, las industriales, especialmente la de autos, que también impacta a las provincias grandes. Las provincias norteñas, especialmente el NEA, son relativamente menos exportadoras, por lo cual no han podido aprovechar esa fuerza externa.
Estas mismas provincias son también más dependientes de los fondos nacionales.
Aunque las automáticas, netas de inflación, han caído en la misma proporción para la mayoría. Sin embargo, pesan más en la economía norteña.
En parte, las menores transferencias automáticas han sido compensadas por más discrecionales, aunque la distribución no ha sido la misma, con un fuerte beneficio hacia Buenos Aires.
Resumiendo, mientras más intensa ha sido la cuarentena, más se ha contraído la actividad económica en las distintas provincias. Sin embargo, para similares niveles de restricciones, las provincias económicamente más pequeñas se ven más afectadas que las grandes.