En las próximas horas vence el plazo previsto por la SEC (Comisión de Valores estadounidense) para que el Gobierno nacional solicite una nueva prórroga para continuar negociando con los acreedores externos que poseen alrededor de 65.000 millones de dólares de la deuda que se busca reestructurar para superar el default.
La nueva meta que se impuso el ministro de Economía, Martín Guzmán, es el 28 de agosto. Hasta ese día tratará de mantener las conversaciones con los representantes de los tres grandes grupos de bonistas, que la semana pasada difundieron un duro comunicado conjunto en el que advirtieron que su posición cuenta con el respaldo mayoría de los tenedores para definir el futuro de cualquier tratativa.
Guzmán tiene tiempo hasta mañana, martes, para formalizar su decisión de continuar con las conversaciones. Si no lo hace, el miércoles, a las 17 de Nueva York, la SEC dará por finalizada toda acción de la Casa Rosada para tratar de resolver su situación y cumplir con el pago de los títulos que emitió bajo legislación extranjera.
Aunque el presidente Alberto Fernández aseguró que los contactos se iniciaron incluso antes de su llegada a la Casa Rosada, formalmente la negociación lleva más de 4 meses, en los que hubo avances, aunque aún no definitivos, respecto a lo que la Argentina ofrece pagar para reestructurar. Y las mayores diferencias parecen centrarse en los términos legales del nuevo acuerdo.
El último plan que presentó Guzmán, el ministro a cargo de las deliberaciones, consiste en pagar unos 53,5 dólares por cada 100 de deuda, pero los acreedores exigen unos 56,5 dólares por cada 100.
“Hay que entender qué quieren decir esos tres dólares”, advirtió el titular de la cartera económica, para luego remarcar: “Estamos hablando de miles de millones de dólares en una situación de fragilidad y restricciones muy fuertes”.
Al respecto también se pronunció recientemente el presidente Fernández: “Tenemos una posición muy dura de algunos fondos, incomprensiblemente dura, tercamente dura. Ellos ya saben que la nuestra fue la última oferta, que no podemos hacer más esfuerzos. Espero que comprendan que ni siquiera les estamos pidiendo que pierdan, les estamos pidiendo que ganen un poco menos”.
Es que la negociación pareció alcanzar su punto de mayor tensión. Por ello, Fernández aprovechó su exposición ante el Council of the Americas y les pidió a los bonistas: “Ayuden a la Argentina a salir de esta postración”.
En Wall Street creen que el Gobierno argentino aún podría ofrecer algunos cambios, fundamentalmente en las cuestiones legales del modelo de contrato. “En particular, el equipo de MartÍn Guzmán ofrecería restringir la estrategia ‘Pac Man’ que implica la reasignación de títulos de aquellos tenedores que no acepten la oferta argentina, los cuales quedarían fuera del acuerdo que se alcance con una mayoría de bonistas que permita alcanzar el mínimo necesario, establecido en las Cláusulas de Acción Colectiva (CAC)”, estimaron desde la consultora Torino Economics, con sede en Nueva York.
“La oferta está vigente y los acreedores tienen tiempo de aceptar. Es su decisión sacar al país de una situación de default en la que ya está de forma concreta desde finales de abril de 2018”, planteó Guzmán en recientes declaraciones a la prensa, pero aclaró: “No vamos a ofrecer más”.
Adelantó que, si no hay acuerdo sobre esta propuesta, el gobierno se centrará en las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para “retomar el programa pero en las condiciones que necesitamos tener”.
Se refirió así al crédito de hasta 57.000 millones de dólares que solicitó el país durante la administración de Mauricio Macri para afrontar las consecuencias de una crisis cambiaria, cuyos últimos desembolsos rechazó Fernández para, según argumentó, evitar agravar la crisis de deuda de la Argentina.
“Estamos evaluando todas las opciones. Habíamos manifestado que estaba la idea de un período de suscripción más largo, que es simplemente una cuestión técnica. Ahora, la realidad es que no hay más en términos de lo que el país puede pagar año por año. Hemos hecho el máximo esfuerzo posible y una oferta que es definitiva sobre la base de ese esfuerzo”, reiteró el ministro de Economía en declaraciones que reprodujo la agencia Télam.
Agregó que la premisa para discutir con el FMI será la misma que determinó las gestiones con los bonistas. “No hay estabilización posible sin recuperación económica”, insistió.