Como cada 24 de noviembre, este jueves se celebra en el país el Día del Vino Argentino Bebida Nacional, un festejo que busca resalta el valor cultural de nuestra bebida y su rol importante en la identidad local. Sin embargo, este mismo día, la Cámara de Diputados de la Nación analiza la aprobación de tolerancia cero al alcohol frente al volante, un cambio que afectará al sector vitivinícola en su conjunto.
La noticia se suma a otros gustos amargos, como las recientes heladas en noviembre que afectaron a unas 40.000 hectáreas en Mendoza, la mayoría de ellas, viñedos. Sin embargo, hay que decir que también hay motivos para celebrar, como el leve aumento interanual del consumo interno de vino en septiembre por 5,2 % (con un acumulado a ese mes de 1,8%), sobre todo con los vinos blancos.
Volviendo al debate legislativo, a partir de las 11, la Cámara de Diputados tratará el proyecto de Ley de Alcohol Cero al volante, que busca reducir al máximo el consumo de alcohol permitido al volante, hoy fijado en 0,5 gramos. Luego de obtener dictamen en comisiones, la propuesta cuenta con el apoyo de la mayoría de las fuerzas políticas y reformaría el inciso “a” de la actual Ley de Tránsito 24.449. De aprobarse, pasará al Senado para el análisis de la sanción definitiva.
La normativa vigente establece una prohibición de estar al frente de cualquier tipo de transporte con una alcoholemia que supere los 500 miligramos por litro de sangre y los 200 miligramos para los que conduzcan motocicletas o ciclomotores. Por otra parte, establece una tolerancia nula para conductores de vehículos destinados al transporte de pasajeros de menores de edad y de carga.
En el caso de los diputados mendocinos, todavía no está definido si irán por la abstención o votarán en contra del proyecto. Los representantes de Juntos por el Cambio presentaron su propio dictamen de minoría, que mantiene la tolerancia de 0,5 gramos, pero endurece las multas para los infractores y los agravantes para casos de reincidencia.
Algunos motivos para brindar
Pese a que el contexto macroeconómico no es el mejor para el vino argentino y en las últimas semanas hubo que enfrentar contingencias climáticas con consecuencias devastadoras para la industria, referentes del sector hablaron con Los Andes y rescataron algunos aspectos positivos de este 2022.
Martín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de la Vitivinicultura (INV), destacó: “Ser el primer país vitivinícola en conseguir la declaración de bebida nacional es algo que nos distingue del resto. Hay mucho para rescatar este año, principalmente dos: el hecho de estar exportando en casi 130 países en el mundo, lo que habla del esfuerzo que hace el sector privado por estar presente, del buen manejo comercial que tienen las bodegas y del ben trabajo en conjunto con el sector público, lo que es un ejemplo respecto a otras economías regionales. En segunda instancia, pero no menos importante, es el crecimiento que hemos mantenido hasta esta etapa del año en el consumo de vino en Argentina, que ha tenido al día de hoy un aumento del 2,4% en una situación compleja que vive el país, pero, a diferencia de otras bebidas, ha crecido en el consumo”.
Alejandro Vigil, enólogo de Catena Zapata y Bodega Aleanna, enumeró algunos aspectos positivos que ha dejado este 2022: “Siempre hay motivos para brindar. Es un año de muchísima coyuntura, sumado a los temas de la naturaleza. Pero, sin lugar a duda, hay otro punto de vista que el afianzamiento del vino argentino en el mundo, los crecimientos en los segmentos más altos y el concepto que hay del vino argentino en el mundo nos dan motivos suficientes para hoy celebrar”. Cabe recordar que, entre otros tantos reconocimientos, este año Adrianna Vineyard Mundus Bacillus Terrae 2019 de Catena Zapata se anotó como el primer vino argentino presente en “La Place de Bordeaux”, la Wall Street del vino, que consiguió 100 puntos por parte de Jane Anson, una de las críticas más destacadas.
Por su parte, Patricia Ortíz, presidenta de Bodegas de Argentina, dejó un mensaje esperanzador: “Siempre brindamos por el vino, agradecidos de tener una cepa como el Malbec que nos llevó al mundo. Si bien este año es muy complejo, brindamos por haber vuelto a la normalidad y que el vino está otra vez en la mesa de los restos y los asados con amigos. Ya llegarán tiempos mejores”.
Para José “Pepe” Galante, enólogo de Salentein y propietario de Puramum, rescató: “El motivo para brindar es el vino. Creo que vienen muy ricos los vinos como el Chardonnay y el Pinot. Y los tintos estpan evolucionando muy bien, con mucha frescura, acidez y una expresión varietal. Lo que complica al país es la mirada a largo plazo, si no tuviésemos inflación, seríamos mucho más felices. Es difícil tener que armar el presupuesto de un negocio con 100% de inflación, es una tarea casi imposible”.
En tanto, Silvio Alberto, Head Winemaker de Bodegas Bianchi, opinó: “A pesar de todas las dificultades que hemos anfrontado como industria, pienso que hay sido un año muy bueno porque se siguen destacando los vinos en el exterior, donde seguimos demostrando el potencial que tiene Argentina en producir vinos de calidad. Creo que ese es el punto más imprtante para destacar. A pesar de todos los inconvenientes, seguimos pensando en calidad, un concepto que no solo tiene que ser dicho, sino que tiene que ser constante a lo largo de los años. El 2022 no ha sido la excepción, tanto para el país como para nuestra bodega. Para Bianchi ha sido excepcional porque seguimos creciendo en la calidad y en el reconocimiento de nuestros vinos en el exterior y en el mercado interno”.
En contrapartida, para Walter Bressia el panorama no es muy alentador para la vitivinicultura en este 24 de noviembre. “Llegamos a este día con mucha preocupación. Entre accidentes climáticos, la inflación y los problemas para la importación de insumos, estamos en una situación muy preocupante para las bodegas. Es un día que tendríamos que estar celebrando con alegría y euforia, pero es triste ver que teniendo posibilidades de colocar nuestros productos en el exterior, lo tenemos que limitar y hasta desaparecer. Siempre he sido optimista, pero no me gusta lo que está pasando y veo un panorama oscuro”, sostuvo el referente del sector.
Vino, la bebida nacional
La celebración de hoy tiene su origen en un 24 de noviembre de 2010, cuando el Ejecutivo firmó el Decreto 1800 que declaró al vino como bebida nacional argentina. Cuando en 2013 se sancionó la Ley Nº 26.870, ratificando la medida, se eligió esa fecha para celebrar.
De acuerdo al INV, para 2022 hay 211.099 hectáreas de vid, en 18 de las 23 provincias. En total, son 16.041 productores con 23.000 viñedos. La actividad genera 400.000 puestos de trabajo: 146.000 directos y 250.000 indirectos. Es el mayor generador de empleo por hectárea cultivada de todos los complejos agroexportadores, con 72 personas cada 100 hectáreas. Además, es el cuarto complejo agroindustrial generador de divisas luego de soja, maíz y trigo (2020).
En poco más de una década, fueron 15 las provincias que aumentaron su superficie cultivada, siendo Mendoza y San Juan las que todavía concentran el 91% de todo el país. En tanto, el Malbec, la cepa emblema del país, ha aumentado un 183% su superficie desde el año 2000, llegando en la actualidad a las 46.366 ha.
Si pasamos al sector industrial, las cifras también son positivas. El país cuenta con más de 1.200 bodegas, 104 establecimientos elaboradores de vino espumoso y 1.500 elaboradores de vinos caseros y artesanales, con una capacidad instalada de 49.000.000 hectolitros. En promedio, la producción argentina llega a un promedio 13.300.000 hectolitros de vinos y 4.600.000 hectolitros de mosto por año durante el periodo 2010-2021.
En el sector comercial, el 71% del vino argentino se consume en el mercado interno y el 29% se exporta. Mientras que el 94% del mosto elaborado se destina a exportación. Aunque durante el 2021, en el mercado interno, el consumo per cápita se situó en los 18,2 litros, el registro más bajo de toda la historia del país, en la exportación encontramos que Argentina escaló en el ranking de países exportadores del mundo, del 10º al 8º lugar. Este mismo año, las exportaciones argentinas vitivinícolas superaron en los 1.000 millones de USD, lo cual no ocurría desde 2013.
En este sentido, las exportaciones de vinos fraccionados crecieron en un 16,6% en valor FOB, traduciéndose en más de 117 millones de dólares adicionales respecto al año anterior. Los principales destinos del vino argentino son Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Brasil, China, Japón, México, Paraguay, Países Bajos y Perú.
A nivel internacional, Argentina representa el 2,9% de la superficie cultivada de la vitivinicultura mundial, lo que la ubica en el séptimo lugar, mismo puesto que ocupa en la producción de vino, donde concentra el 4,8%. En lo que a consumo de vino respecta, el país acapara el 3,6%, lo que ubica en el noveno lugar. En tanto, como lo mencionamos, es el octavo exportador del mundo en volumen, con el 3% del total y el décimo respecto al valor, con un 2%.