La inflación no afloja: en septiembre cerró otra vez en torno al 7%. El acumulado de doce meses ya está por encima del 80%. Y los ingresos de las familias no tienen manera de seguir ese ritmo. El consumo empezó a caer. Y la economía se frena mientras las expectativas de los argentinos van empeorando. Hoy, el salario real está en su nivel más bajo desde 2007 y la confianza de los consumidores, en un valor similar al de julio de 2001.
El Gobierno fue al Congreso este mes para defender el proyecto de Presupuesto 2023. El ministro de Trabajo, Claudio Moroni, hizo esfuerzos denodados para explicar que no todo es un desastre en materia de ingresos y señaló que las paritarias están funcionando, aunque con cierto rezago porque la inflación “tan alta”, que lejos de frenarse, se acelera.
Horas después, el secretario de Industria, José Ignacio de Mendiguren, se sinceró en torno a que es casi imposible que el promedio salarial le gane a la inflación en la actualidad, porque hay sectores muy relegados. “El gran tema hoy es poder bajar la inflación porque hay que preservar el poder adquisitivo del salario”, expresó.
Los números son elocuentes: entre enero y agosto, los salarios subieron 51,7%, según el índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE); y la inflación fue del 56%. En los últimos doce meses, el RIPTE avanzó 65,3% y la inflación del 78,5%.
Pero si escarbamos un poco más para atrás, a cinco años, por ejemplo, se puede ver con mayor notoriedad el descalabro en los ingresos de las familias: mientras que el salario promedio subió 530% desde agosto de 2017, la inflación acumulada fue del 701%.
Los expertos del Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social (GERES) precisaron que, en agosto, el salario real (medido por el RIPTE) registró una caída de 3,5% interanual y de 2,2% con relación a julio. Luego de cuatro años consecutivos de caída (-3,2% promedio en 2021), actualmente se retrotrae a niveles de 2007.
De esta manera, agregó GERES en su análisis, el salario promedio actualmente se ubica un 24% por debajo de agosto de 2013, pico de la serie (que empieza en 1994) para ese mes; e incluso, en un nivel 4% inferior al de noviembre de 2019, que fue el peor registro de la gestión de Mauricio Macri.
La Fundación Libertad y Progreso (LyP) realiza mensualmente las variaciones en la calidad de vida de los trabajadores según el comportamiento de los ingresos. Según la última edición, el Índice de Nivel de Vida de los Trabajadores (INVT) se deterioró 1,9% en julio y está en niveles de diciembre de 2019.
Pero, si en vez de ver la foto se observa la película, la situación es dramática: desde su pico en septiembre de 2013, máximo de la serie y también máximo histórico, el Índice de Ly P cayó 42,5%. “En otras palabras, en una década el poder adquisitivo de los salarios privados prácticamente cayó casi a la mitad”, dice el informe.
Eugenio Marí, economista jefe de LyP, analizó que la aceleración de la inflación en 2022 “golpeó fuertemente al poder adquisitivo” de los salarios, en especial en términos de acceso a la canasta básica, y por eso hay reapertura de paritarias. “Pero el verdadero problema es que desde hace más de una década que la economía argentina no crece”, dijo.
Empeoran las expectativas
Mirar para atrás duele, pero para adelante no es muy distinto. Un estudio realizado recientemente por el Grupo de Opinión Pública (GOP) y la consultora Trespuntozero, advierte que los ciudadanos prevén estar “peor o mucho peor” para dentro de un año, cuando se estará viviendo una nueva elección presidencial en Argentina.
¿Cómo cree que va a estar su situación y la de su familia dentro de un año?, se le preguntó a 2.300 personas de todo el país en forma online entre el 30 de agosto y el 5 de septiembre. El 67,2% del total nacional respondió que estará “igual de mal o peor” que ahora y solo el 24,4% dijo “igual de bien o mejor que ahora”.
Pero, entre los que se consideran de “clase media” (profesionales universitarios, obreros calificados, administrativos y ejecutivos), las expectativas de empeoramiento de la situación personal y familiar ascienden al 71,2%, contra un 56% en diciembre pasado; y las positivas, se ubicaron en 22,8%, contra 25,5% a fines de 2021.
¿Cuál es el principal problema del país?, fue otra pregunta de la encuesta. El 45,6% de la clase media respondió “la inflación”. ¿Cuál es el principal problema de usted o de su familia?, fue otra consulta. El 66,9% señaló la suba constante de precios, cuando en diciembre pasado esto alcanzaba al 55,4%.
Entre diciembre pasado y septiembre lo que hubo fue una fortísima aceleración de la inflación, que pasó del 50,9% anual al 82%. Y, según el Centro de Investigación en Finanzas (CIF) la Universidad Torcuato Di Tella, las expectativas de inflación de los consumidores argentinos para los próximos doce meses pasaron del 51,3% al 61,7%.
En tanto, para los bancos y las consultoras que encuesta el Banco Central en su Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), la proyección de inflación para 2022 pasó del 54,8% en diciembre de 2021 a 100,3%. Y para 2023 la previsión es del 90,5%, muy por encima del 60% que pronosticó el Gobierno.
La confianza, por el piso
El CIF de la UTDT también elabora el Índice de Confianza del Consumidor, el cual en agosto cayó otro 4% y acumuló una baja del 8,2% en el último año. Este indicador mide cualitativamente la percepción de los encuestados sobre la situación personal, la posibilidad de acceso a los bienes durables y la visión sobre la macroeconomía del país.
Lo más llamativo de este indicador es que hoy está en 37,19% puntos, el mismo nivel que en julio de 2001. El mismo se elabora sobre la base de una encuesta mensual de 1.001 casos que Poliarquía Consultores hace mensualmente en todo el país. ¿Cree que su situación económica personal dentro de un año mejorará, se mantendrá igual o empeorará?, es una de las preguntas.
Con la economía y el empleo aún en crecimiento, todo indica que la caída de la confianza es, mayoritariamente, porque las familias no llegan a fin de mes: de los tres componentes del ICC, el que peores resultados está mostrando es el de “situación personal”, por detrás de “situación macroeconómica” y de acceso a bienes durables.
La consultora Reyes-Filadoro hizo un sondeo (sobre 1.000 personas) en septiembre y sacó dos conclusiones principales. En primer lugar, el clima social es pesimista: el 62% de los consultados expresó sentimientos negativos como la frustración o el enojo. El 57% indicó que no llega a fin de mes, el 32% dijo que no le sobra nada y solo el 11% que tiene algún margen de ahorro.
En segundo lugar, las perspectivas de que mejore la economía tampoco son alentadoras ya que el 68% opina que la situación va a empeorar en los próximos doce meses y el 71% desconfía en que Sergio Massa logre corregir el rumbo de la economía.