Cuatro economistas debatieron este lunes sobre el dramático impacto que la alta inflación está teniendo en la Argentina, superando este año muy posiblemente el 70% anual, no solo por la generación de pobreza sino porque está actuando como un ancla para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de la consultora EcoGo; Agustina Gallardo, economista jefe del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE); Diego Bossio, economista de Equilibra; Diego Coatz, economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), debatieron sobre qué se debería hacer en Argentina y hasta la “suerte” que se necesita para resolver el problema.
Los economistas debatieron en un evento organizado por Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD), cuyo titular Nicolás Trotta ofició como moderador; con la participación de Mariano de Miguel, director del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET).
La inflación podría superar el 80% este año
Dal Poggetto comentó que en la Argentina la tasa de inflación “incide y mucho” en las decisiones de consumo e inversión. Y señaló que la baja cantidad de crédito disponible en el país tiene que ver con la forma en la que los argentinos ahorran generalmente: por fuera del sistema financiero y por fuera de su moneda.
“Una moneda se construye haciendo que aquel que apuesta en contra de esa moneda, pierde”, comentó Dal Poggetto. E indicó que tras la crisis de 2001, la Argentina tuvo la oportunidad de construir su moneda y dilapidó esa posibilidad para forzar la tasa de crecimiento económica vía políticas fiscales extraordinariamente expansivas.
La economista dijo que la inflación actual está corriendo a un ritmo del 5% o 6% mensual. “La inflación de junio nos da 5%”, comentó. E indicó que si la inflación se mantiene en torno del 5% hasta fin de año, la tasa anual da arriba del 80%; y si baja al 4% mensual, la anual dará arriba del 70%.
“Lo que está habiendo en la Argentina es una distorsión violenta de los precios relativos. El año pasado y como en todos los años electorales, de uno y otro lado de la grieta, siempre se usó el atraso del tipo de cambio para mejorar el crecimiento. Cuando mirás la dinámica de los precios, hay algunos que suben al doble que la inflación y otros que están congelados”, dijo.
Dal Poggetto comentó que Argentina sistemáticamente va erosionando la capacidad de ahorro de los argentinos. “Tenés inflación alta, precios relativos desalineados, una brecha cambiaria arriba del 100% y un balance del Banco Central que está literalmente reventado, sin dólares y con pesos sobrando en la economía. La verdad es que urge un plan de estabilización”, afirmó.
La economista opinó que ese plan de estabilización requiere de un horizonte, gobernabilidad, un shock de precios de bienes y servicios, shock del tipo de cambio, shock de tasas de interés, y una clara consolidación fiscal que permita cortar con el financiamiento monetario.
El drama crediticio
Agustina Gallardo, economista jefe del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), dijo que la inflación “entorpece y distorsiona” todos los precios relativos de la economía, con impacto en el crédito, que es un motor central para el desarrollo de las inversiones que dinamizan el crecimiento de los países.
“Los países con alta inflación deterioran el crédito. Esto es porque cuando se alteran los precios, el precio del dinero se altera. Y además, nadie quiere hacer contratos demasiado largos porque no saben qué vendrá hacia adelante”, comentó Gallardo.
La economista dijo que si hoy se observan los ingresos de los bancos, más del 50% hoy lo generan las mesas de dinero y no el crédito, dado que este último hoy “no es un fenómeno rentable” para las entidades.
Gallardo comentó que puede haber alguna excepción en las entidades que cobran muy caro el financiamiento, pero los ingresos vienen fundamentalmente de instrumentos públicos. “El crédito al sector privado no financiero no llega al 9% del Producto Interno Bruto”, precisó.
Eso, por un lado, permite que las empresas y las familias no estén muy endeudadas y alivia en momentos de crisis. Pero, luego, es un contrapeso para el momento en el que la economía necesita revitalizarse.
“El rasgo más característico del crédito bancario es que presta más cuando la economía está creciendo y a muy corto plazo. Pero el verdadero crédito que nos puede ayudar, que va a empleo e inclusión, es el de largo plazo”, sostuvo.
Cómo se podría encausar
Diego Bossio, economista de Equilibra y ex titular de la Anses, comentó que el de la inflación es “un gran problema” en el que la Argentina está metida desde “hace mucho tiempo, duele y hace mucho daño”.
“Bolivia tuvo 0,5% de inflación en el primer trimestre. Uruguay, en medio de un rebrote inflacionario mundial, tuvo 5% de inflación en el primer cuatrimestre. Lo mismo Brasil y Chile. Por eso tenemos que ver lo que pasa en el vecindario. Se puede resolver la inflación”, dijo Bossio.
Según la tesis del ex funcionario, con inflaciones arriba del 30% se pone en “tela juicio y compromete” el crecimiento económico. “Con inflaciones bajas o moderadas, crecés entre 7 y 8 años de cada década; con alta inflación, crecés un año sí y otro no”, comentó.
Y precisó que desde 1944 a la actualidad, en los años en los que la inflación fue de menos del 15%, el crecimiento promedio del PIB fue del 5,2%; cuando hubo entre 15% y 30%, el crecimiento fue del 3,3%; cuando estuvo por encima del 30%, el crecimiento fue del 0,3%.
Bossio advirtió que la inflación afecta decididamente al crecimiento, a las variables macroeconómicas, el barrio y el mundo lo han resuelto y hay políticas para resolver los problemas que la fundamentan.
El economista señaló por otro lado que la Argentina no sufre de restricción externa, como dice el Gobierno, dado que en el país hay más de 256.000 millones de dólares, pero el problema es que no están en el sistema. “No están en el Banco Central ni como flujo”, afirmó.
Por otro lado, lamentó que desde 1960 hasta la fecha, en una cantidad de años que “entra en una mano” hubo equilibrio fiscal. “Se puede tener déficit fiscal, pero como herramienta contracíclica, no como algo crónico. Esto hay que abordarlo”, dijo.
Según Bossio, un plan antiinflacionario necesita de la credibilidad de la clase política y también de un poco de suerte, porque si en medio de un plan para enfriar los precios aparecen una pandemia o una guerra, es muy difícil llevar adelante lo programado.
¿Hace falta una devaluación?
Diego Coatz, economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), opinó que la inflación es la variación persistente de los precios y trazó una diferencia con lo que fue el salto de los precios relativos en la salida de la crisis de principios de siglo.
“Hablar de la concentración y la avaricia para explicar la inflación no colabora en el debate. Esto no quiere decir que no podamos discutir rentabilidades extraordinarias o mercados oligopólicos. Esto es una discusión de política comercial, productiva y de cadena de valor. No es discutir la inflación, que es un tema macroeconómico”, dijo Coatz.
Por otro lado, Coatz afirmó que hablar de “inflación multicausal” es “no decir mucho”. Por eso, hay que ver los distintos costos: las commodities y sus precios; el tipo de cambio y la disponibilidad de dólares; tarifas; y salarios, entre otros.
“Yo diría que hay que ir por dos lados. Primero, intentemos evitar la devaluación. Y si no podemos, que sea ordenada y estabilizadora. Segundo, no hay que olvidar la retroalimentación que hay entre la macroeconomía (para generar confianza en la moneda nacional y ordenar los precios relativos) y las políticas productiva y de desarrollo”, afirmó Coatz.
Según Coatz, “si Argentina hubiese crecido 3% por año en la última década, hoy tendríamos que importar más o menos u$s40.000 millones más por año. Si recuperamos una senda de crecimiento, se requieren más importaciones. Y si vamos a importar más, hay que exportar más. Por eso es tan complicada la agenda, con un doble desafío que es macroeconomía y moneda sana más una política productiva para generar dólares. Sin las dos cosas operando al mismo tiempo, generar mejores salarios, inversión y bienestar va a ser imposible”.