El Producto Bruto Geográfico de Mendoza cayó 8,6% en 2020, según una medición realizada por el Ieral, Fundación Mediterránea. “Se trata de la recesión más grande de los últimos 30 años. Es peor aún que la de 2001 y 2002”, explicó el economista Gustavo Reyes, autor del informe junto a Jorge Day.
El 2020 dejó también la reducción de empleo más importante de las últimas tres décadas, provocada principalmente por la pandemia. Lo positivo es que no se cerraron tantas empresas como en 2002 y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios no fue tan pronunciada como en la crisis de comienzos de siglo. Estos son algunos de los datos incluidos en el informe anual que realiza el Instituto de Estudios de la Realidad de Argentina y Latinoamérica (Ieral, de la Fundación Mediterránea).
El Producto Bruto Geográfico (PBG), es decir la suma de la producción de todos los bienes y servicios de la provincia, ascendió a U$S11.400 millones en 2020. Esto significa que el nivel de ingreso promedio de cada mendocino alcanzó unos U$S5.800 anuales.
El balance del año
El estudio del Ieral muestra que la pandemia causó una “verdadera catástrofe económica”, pero también que la economía mendocina cayó a un ritmo menor al promedio nacional (el PBI se contrajo 10% según el Indec).
Por otra parte, el empleo total cayó menos que a nivel nacional, pero en el sector privado formal la cantidad de puestos laborales y los salarios tuvieron contracciones mayores. Este hecho, sumado al elevado aumento en los precios de la Canasta Básica de Alimentos, contribuyó a un preocupante incremento en los indicadores de pobreza de la provincia (alcanzó el 40% de la población).
El economista Gustavo Reyes, autor del estudio junto con Jorge Day, comentó que, si bien el confinamiento pegó muy fuerte en el turismo, una actividad que tiene más importancia en Mendoza que en la media nacional, a la industria vitivinícola le fue relativamente bien (bajó el precio del vino, pero se vendió más).
“En comparación con el promedio de todo el país, la industria mendocina no tuvo un desplome tan marcado. También las caídas en comercio y construcción fueron relativamente menores. Aunque en los restantes rubros, la economía local presenta un peor desempeño, la diferencia no es notoria”, señaló.
Reyes recordó que, en 2002, la caída de la economía fue menor porque las exportaciones resultaron favorables, como también la llegada de turistas extranjeros. Esto provocó que la pérdida de puestos de trabajo fuera inferior. Sin embargo, sí hubo un desplome mayor del poder adquisitivo de los salario, de la mano de la devaluación. En cambio, en 2020 los sueldos no perdieron tanto frente a la inflación. El economista aclaró que quien perdió el empleo el año pasado lo pasó peor que en 2002, porque la probabilidad de conseguir un nuevo trabajo se redujo considerablemente, pero quien lo conservó, pudo sostenerse mejor que luego de la crisis de 2001.
Reyes planteó que la provincia presenta una problemática estructural, que hace que la situación actual no responda sólo a lo que ocurrió en 2020, ya que la producción, las exportaciones y el empleo privado formal están estancados desde hace una década. Aun excluyendo el 2020, entre 2009 y 2019, la tasa de crecimiento promedio anual de la economía de Mendoza fue de solamente el 0,3% anual, muy por debajo del ritmo promedio de expansión de su población (1,1%), de la economía nacional (0,7%) y de las economías mundiales (3,3%).
Los niveles actuales de ventas al exterior de productos mendocinos son muy similares a los de 2007. Como resultado de la baja performance en la economía, el ritmo de creación de empleos formales en el sector privado fue de solamente el 0,1% anual (promedio) entre 2013 y 2019, y del -0,6% cuando se incluye el 2020.
Qué puede hacer el Estado
Si bien hay numerosas variables que dependen de la macroeconomía -gran parte de los impuestos, inflación, tasa de interés, dólar-, el Estado Provincial tiene varias herramientas. Para el Ieral, es clave favorecer una buena dinámica en los sectores exportables, que generan crecimiento en la productividad y los salarios, como también en aquellos que son activos en la creación de empleo formal: turismo, servicios intensivos en conocimientos, transporte de mercaderías y construcción.
También debe apuntar a mejorar el clima de negocios, a partir de la simplificación de los trámites públicos relacionados con la actividad económica. Asimismo, los economistas apuntaron a que se debe continuar con la reducción de los “impuestos más nocivos para la actividad económica” (Ingresos Brutos y Sellos) y mejorar la eficiencia del gasto. Esto último, con un nuevo régimen de empleo público que premie el esfuerzo y la eficiencia en la prestación de los servicios, y con un sistema que evalúe previamente la rentabilidad económico-social de los proyectos públicos para elegir solo aquellos que tengan un probado impacto positivo para la sociedad.
El Gobierno destaca una retracción menor que la nacional
Facundo Biffi, jefe de Gabinete del Ministerio de Economía de la provincia, recordó que la medición del PBG del Ieral es una estimación privada y que la oficial siempre se demora un poco más porque, por ley, el Estado tiene hasta fines del primer semestre para cerrar las rendiciones de cuentas, que es el dato sobre el que elaboran el informe. Pese a eso, consideró que la caída del 8,6% es razonable, aunque entienden que podría ser menor.
El funcionario señaló que el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) arrojó un descenso de la economía nacional del 10% y que Mendoza habría quedado dos puntos por debajo de esa media. Biffi reconoció que no es un dato para celebrar, pero que evidencia que la estrategia de lidiar con la pandemia, intentando mantener la economía abierta, tuvo resultados positivos. “Esto fue así, pese a que la provincia recibió estrictamente lo reglamentario por parte del Estado Nacional y fuera de término”, apuntó.
En cuanto a la estrategia para que el descenso fuera menor al nacional indicó que, sabiendo que la economía iba a caer, se intentó que el descenso fuera parejo para todos los sectores de la economía, en lugar de que cerraran muchas empresas, con las consecuencias que esto hubiera tenido para el empleo y la pobreza. Para trabajar en este sentido, se lanzó Mendoza Activa, con una convocatoria amplia que buscó alcanzar al mayor número de compañías.
Biffi estimó que los sectores más perjudicados en 2020, como turismo, comercio y construcción (particularmente en lo que a obra pública se refiere), serán los que, al recuperarse en 2021, permitirán tener una tasa de crecimiento interesante. Pese a eso, resaltó que recuperarse de esta caída le va a tomar a la provincia, y a todo el país, más de un año. “Esta posibilidad dependerá, en gran medida, de que lo que se produzca en Mendoza se pueda vender en el exterior, incluido el turismo”, opinó.
Para conocer más
El Ieral presenta hoy, por 16° año consecutivo, su informe económico anual. El informe ofrece un análisis general de la economía mendocina durante 2020, luego un panorama por sectores y su posible evolución en 2021. El objetivo de este trabajo es contribuir a una mejor comprensión de los problemas económicos, como también además detectar oportunidades de inversión en la provincia.
El documento comienza con una descripción de la magnitud y composición de la economía de Mendoza, poniendo especial atención en los “motores” de la misma. Luego, se estudia cómo evolucionaron los principales sectores productivos (agro, industria, vitivinicultura, petróleo, comercio, turismo, construcción, financiero y electricidad, gas y agua). También se presentan los resultados de la encuesta a empresarios sobre lo que esperan para 2021. Finalmente, se analiza el escenario más probable para la economía durante este año, tanto a nivel sectorial como macroeconómico.
El informe 2020 y las perspectivas 2021 se puede consultar en www.economiademendoza.com, donde también se encontrarán los 15 anuarios previos.