Entre junio y noviembre el precio de los vinos en el mercado de traslado cayó entre 2,6% y 12,5% en términos reales, dependiendo del producto. Esto, motivado en gran parte por un excedente vínico de 60 millones de litros, que podría trepar a 100 millones para junio de 2022. Ante este escenario, el Banco de Vinos salió a captar “depósitos”, con el objetivo de reducir la oferta y tonificar los precios.
En junio, el precio del vino tinto básico de despacho era de $ 40; el del tinto de 750 puntos de color, de $ 42; el del blanco de blancas, de $ 40; y el del blanco escurrido, de $ 38. En cambio, el mes pasado alcanzó, respectivamente, los $ 45 (+12,5%), $ 48 (+14,3%), $ 45 (+12,5%) y $ 39 (+2,6%).
Sin embargo, cuando se pone en juego el componente inflacionario, se observa que el precio real tuvo una caída en todos los segmentos. Para el tinto básico de despacho el descenso fue del 4,1%; para el tinto de 750 puntos de color, de 2,6%; para el blanco de blancas, de 4,1%; y para el blanco escurrido, de 12,5%.
El director ejecutivo del Banco de Vinos, Alfredo Aciar, detalló que la ley de creación del organismo establece que se debe intervenir cuando las existencias de vino superan los 5 meses de despacho. En la actualidad hay 5,6 meses de stock y se calcula que hay un excedente de 61 millones de litros. Además, el volumen viene aumentando de modo paulatino y se anticipa que, en junio de 2022, cuando se libere el vino nuevo, alcanzaría los 100 millones.
Por otra parte, si bien el consejo asesor de la entidad -integrado por representantes de los distintos eslabones de la cadena y de diversas partes de la provincia- había considerado en varias oportunidades que no era conveniente que el banco captara ese excedente, en la última reunión, de principios de noviembre, votó a favor de la intervención.
Aciar sumó que el precio del vino ha tenido una caída real en todas sus versiones genéricas y masivas, ya que, si bien ha ido subiendo, lo ha hecho a un ritmo menor que la inflación. Por lo tanto, consideró que se debe intentar frenar ese descenso y, de ser posible, revertirlo. De ahí que hayan decidido que el Banco del Vino salga a buscar la inmovilización de 60 millones de litros de vino tinto genérico, blanco de blancas genérico, malbec entry level y malbec alta gama.
La postura sectorial
Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, señaló que, efectivamente, el precio del vino ha caído y que a los productores ya no les alcanza para cubrir los gastos. A esto se suma, planteó, que han disminuido los despachos -acotó que es pronto para saber si también el consumo, porque interviene la variable de la falta de envases- y también las exportaciones. Además, indicó que “en el otro extremo de la cadena se aplican precios máximos al consumidor”.
Ante este contexto, Sosa señaló que el productor-elaborador está afectado por la pérdida de rentabilidad a causa de los bajos precios, lo que puede tener consecuencias en el precio de la uva, ya que se acerca una nueva cosecha.
El referente de la vitivinicultura del este consideró que la intervención del Banco de Vinos debería efectivamente aumentar los precios. Por otra parte, expresó que el tema central es cómo está distribuido ese sobre-stock, si entre las bodegas o terceros.
Además, consideró que se debe revisar el esquema de diversificación. “El sistema actual resulta obsoleto, porque los concentradores de mosto deberían captar el producto a partir de un pago adecuado, no de un porcentaje estipulado que les asegura el acuerdo Mendoza-San Juan. Si el excedente actual no se captura, pesará sobre la futura discusión”, planteó.
El subgerente de Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas), Nicolás Vicchi, consideró que el Banco de Vinos está cumpliendo con su rol de realizar las intervenciones necesarias en el mercado, tendientes a un equilibrio y una recuperación del precio frente a los avances de indicadores como la inflación y de la suba del valor de los insumos dolarizados. Además, coincidió en que la recuperación del precio del vino todavía no cubre los costos de producción.
En cambio, Milton Kuret, director ejecutivo de Bodegas de Argentina, aclaró que desde la cámara se oponen a todo tipo de intervención y remarcó que, en un extremo, está la medida de los precios congelados y, en el otro, pretenden impulsar la del Banco de Vinos, para que se incremente el valor de la materia prima en un contexto de caída. “Las ventas, sobre todo de vinos genéricos, sigue cayendo. En el caso de los fraccionados se puede atribuir la baja al faltante de botellas, pero los bricks también acumulan un descenso del 16%. La situación es preocupante”, lamentó.
Si bien Kuret reconoció que la intervención es voluntaria, consideró que no es necesaria. porque se está tendiendo a restringir demasiado la libertad de operar de las empresas. También planteó que habrá que esperar para ver cuántos están dispuestos a inmovilizar vino en este momento, de tanta incertidumbre y resaltó que la ley fija parámetros matemáticos, de determinados meses de stock, pero no se sabe si los excedentes son aptos o son los que demandan las bodegas.
Gabriela Lizana, presidente de la Asociación de Productores del Oasis Este de Mendoza (Aproem), explicó que la entidad tiene un representante en el Banco de Vinos y que va a apoyar las medidas que planteen una alternativa para mejorar el precio, que no sube al mismo ritmo que la inflación. Pero también manifestó que la intervención presupone que el juego de oferta y demanda puede equilibrar los valores, mientras ella considera que el mercado vitivinícola no es transparente, sino que, por el contrario, se dan situaciones de abuso de la posición dominante.
En este sentido, dudó de que retirar el excedente genere un mejor precio para el productor. Por otra parte, resaltó que necesitan que la forma de pago se modifique porque, con la inflación, el pago extendido erosiona la rentabilidad.
Cómo funciona el banco
El director ejecutivo del Banco de Vinos, Alfredo Aciar, detalló que la convocatoria está abierta a todos los actores del mercado de traslado: tanto los oferentes (bodegas trasladistas y productores elaboradores por cuenta de tercero), como los demandantes (bodegas fraccionadoras). En cuanto a estas últimas, podrán participar si salen a comprar en el mercado de traslado, según un procedimiento que supervise el comité.
Se podrán presentar propuestas hasta el 17 de diciembre a las 12 horas (aunque la convocatoria podrá ser prorrogada). Los interesados deberán proponer el bloqueo voluntario de vinos aptos para consumo, elaborados en la provincia.
Aciar explicó cuál es el beneficio para el depositante: quien inmoviliza vino, debe establecer qué precio quiere que tenga el 1 de junio de 2022 y recibe dos pagos; uno en marzo -para que el productor pueda financiar sus labores- y otro en junio, cuando se libera el vino. En cada momento, se calcula la diferencia entre el precio que estimó el tenedor y el de mercado, que en ese momento informe la Bolsa de Comercio.
La fórmula arroja que el depositante podría llegar a recibir hasta $ 6,6 millones por cada millón de litros inmovilizados que, además, resaltó Aciar, se trata de un excedente que hoy no ha podido vender. Si el precio del vino comienza a subir, detalló, podría llegar a no cobrar nada, pero recibiría su producto el 1 de junio con un valor más alto; por lo que también ganaría.
El reglamento establece tres “válvulas de escape” para la liberación inmediata de los vinos inmovilizados: si el stock de vino cae por debajo de los 4 meses; si el precio supera el esperado al final del depósito; y si surge un negocio de exportación no planificado (este último punto se incorporó por pedido de los productores del Valle de Uco).