Las últimas cifras publicadas por la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) muestran que en el mes de junio de 2021 el rubro de “atención médica y gastos para la salud” fue el que más creció respecto al mes anterior, con un aumento del 5,4%, superior al 3,9% del IPC general. Este crecimiento por encima del promedio es algo que se replica si se ven las cifras desde que comenzó la emergencia sanitaria decretada por la pandemia de coronavirus. Desde marzo de 2020 hasta junio de 2021, el costo de la salud aumentó 66,01%, casi ocho puntos por arriba de los 58,53% que acumuló en este periodo el IPC general.
Aun no hay estadísticas oficiales sobre la evolución de los salarios hasta junio de este año, pero el dato más actualizado (abril de 2021), muestra que los sueldos venían subiendo a un ritmo mucho menor que los gastos médicos. De hecho, la comparación marzo 2020-abril 2021 muestra que el rubro salud subió 14,2 puntos por encima de los salarios.
Por encima de la media
Para entender por qué la salud incrementó más su valor que el resto de los rubros, es necesario explicar que, como regla general, cuando hay un periodo inflacionario los segmentos se mueven a distinto ritmo. Así lo explicó el economista Carlos Rodríguez: “Durante los 16 meses considerados, el sector de la salud en particular ha estado más presionado. Cada rubro está preparado para trabajar con determinado estándar y, de repente, cuando tiene que incrementar su volumen de producción e incurrir en otros costos no previstos, puede aumentar a un ritmo mayor que el resto”, comentó Rodríguez.
Ricardo Lilloy, presidente de la Cámara de Entidades de Medicina Privada de la República Argentina (Cempra), consideró que el aumento en el costo de la salud responde a dos motivos. “Por un lado, pasa que en el mundo, no solo en Argentina, la salud tiene una inflación propia que es superior a la general. Esto se explica en que el desarrollo tecnológico en el sector hace que año a año se sumen nuevos tratamientos para las enfermedades ya conocidas, lo que es una buena noticia, pero implica nuevos gastos que antes no estaban contemplados, por lo que se genera la inflación médica. Por el otro, el tratamiento para una nueva enfermedad, como es el Covid-19, también incorporó nuevos costos. Por caso, la internación en terapia intensiva de un paciente con coronavirus implica $100.000 diarios”, dijo Lilloy.
El dirigente mendocino de la Cempra explicó que el sector privado de la salud se encuentra en una crisis de sustentabilidad, donde deben encontrar un nuevo punto de equilibrio en el sistema. “Todo el contexto ha complejizado la ecuación económica y hay una gran descompensación. Esto pasa no solo porque no se pueden aumentar las cuotas de las coberturas, algo costoso para la gente, sino porque si se contemplaran todos los ítems que han aumentado, las cuotas se volverían impagables”, argumentó.
Por su parte, el economista Dante Moreno indicó que en el sector salud se combina la necesidad de las empresas privadas de mantener la rentabilidad, con el serio problema de tener un mayor nivel de costos. En este sentido, algo que ha ayudado a atenuar el impacto es que el sector ha recibido subsidios por parte del Estado, con el pago de parte de los salarios del personal.
El impacto de los medicamentos
Carlos Rodríguez mencionó que el rubro de la salud tiene un gran componente de insumos importados, principalmente en los medicamentos. “Muchos de estos no los vemos, pero están presentes y han arrastrado un aumento por la variación del dólar. También enfrentan las complicaciones de la incertidumbre y las trabas a las importaciones”, planteó.
Fue similar la opinión de Dante Moreno, quien consideró que en los precios de los servicios de salud se forman a partir del costo de las prepagas, reguladas por el Estado, y por el precio de los medicamentos.
Sobre este ítem, el presidente de Cempra contó que hay productos que han tenido aumentos selectivos y son de mucho impacto. Algunos medicamentos que se utilizan en terapia intensiva, conocidos como de uso hospitalario, han tenido un incremento que va desde el 300% hasta el 1.300%. Se trata de medicamentos muy usados y que no se pueden sustituir. En el caso del oxígeno, el incremento ha sido del 200%, algo que impacta doblemente, porque aumentó el valor del metro cúbico y también la cantidad requerida por los sanitarios, por lo que el gasto en este insumo creció alrededor del 800%, según las cifras que aportó Lilloy.
Las consecuencias
El aumento superior a la media de los costos de los servicios de salud puede traer como consecuencia el deterioro de los salarios de los trabajadores, que no han podido tener aumentos acordes, y el achique en las cartillas de prestadores, producida por la retirada de profesionales que no están conformes con los honorarios, conforme a la mirada de Cempra.
Así mismo, Lilloy planteó que hay que considerar que el sistema privado se encuentra en un estrés estructural. “Un dato no menor es que el 70% de las camas del país son privadas. Por lo tanto, si el sistema de salud privado tiene problemas de equilibrio y sustentabilidad, el problema se traslada a todo el sistema argentino”, opinó el dirigente mendocino.
No obstante, los problemas no solo podrían verse en el sector privado. Tal como expuso Moreno, otro aspecto clave es la posible disminución de la cantidad de afiliados. En este sentido, si la persona tuvo que resignar la cobertura médica por la caída de sus ingresos, deberá ser atendida por la salud pública. “Lo que vemos con algunos colegas es que Mendoza necesita una acción más específica en determinados rubros, uno de ellos es la salud y el otro es la educación. Se deberá pensar cómo se podrá hacer para enfrentar una mayor demanda de los servicios médicos”, completó.