La cotización del dólar oficial alcanza este 3 de junio $125,97 para la venta, en el promedio de bancos, sin impuestos. Sobre ese valor hay que sumar un 65% en impuestos que lleva la divisa a $207,85, muy por encima del valor que se negocia en el mercado paralelo (ilegal) en el mercado comprador $203, y también del valor para la venta, $207.
Así, el dólar con el recargo de 30% -contemplado en el impuesto PAÍS-, marca un promedio de $163,76 por unidad, y con el anticipo a cuenta del Impuesto a las Ganancias de 35% sobre la compra de divisas, $207,85.
La brecha entre el oficial con impuestos y precio de compra en el mercado paralelo desarmó el denominado “puré”, que consistía en recurrir a un mercado para comprar divisas e inmediatamente venderlas en otro, a fin de obtener una ganancia inmediata (maniobra ilegal si se recurría al llamado dólar blue).
Es que, actualmente, y pese a las últimas actualizaciones del cepo, está muy reducida la posibilidad de compra del billete estadounidense ya que solo se puede acceder a él con un cupo de 200 dólares mensuales, cifra que puede ser menor si ya se hacen pagos en esa moneda (”dólar tarjeta”, pero esto afecta el cupo de u$s200 para la compra mensual). Esta resulta ser la opción más conveniente para operar con dólares.
Además solo pueden acceder al cupo las personas que no reciban ninguna ayuda del Estado, ya sea de forma directa o indirecta.
Los dólares bursátiles, ¿conviene comprar en el mercado de valores?
En el mercado bursátil, el dólar contado con liquidación (CCL) se vende en $213,09 y para la compra cotiza en $206,5; mientras que el MEP se vende en $206,33 y se compra en $206,53.
Así, el dólar MEP, que consiste en comprar bonos en pesos a través del homebanking o por medio de algún operador intermediario para luego venderlos en dólares, resulta ser hoy la forma más conveniente de comprar divisas, además de ser legal, siempre que no se pueda acceder al mercado oficial o compra directa de dólares y esperar la devolución del 35% al finalizar el año siguiente (en este caso habrá que tener en cuenta que parte de esa devolución se habrá depreciado).
En tanto que, para el segmento mayorista, la cotización de la divisa estadounidense registró un incremento respecto al cierre previo, y alcanzó un promedio de $120,47 (al cierre del día jueves).
El BCRA elevó el rendimiento de los plazos fijos
Con la compra de dólares reducidas, el Gobierno espera que los ahorristas apuesten a los ahorros en pesos, motivo por el cual, el Directorio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) dispuso el pasado jueves 12 de mayo, elevar en 200 puntos básicos la tasa de interés de los plazos fijos. Para personas humanas, el nuevo piso se fija en 48% anual para las imposiciones a 30 días, hasta 10 millones de pesos, lo que representa una Tasa Efectiva Anual (TEA) de 60,1%.
Para el resto de los depósitos a plazo fijo del sector privado la tasa mínima garantizada se establece en 46%, lo que representa una Tasa Efectiva Anual de 57,1%.
El Directorio del BCRA elevó el rendimiento de las Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días en 200 puntos básicos, pasando de 47% a 49%, lo que representa una Tasa Efectiva Anual de 61,8%.
Las tasas de interés activas se mantienen en niveles favorables, en especial para la inversión y la producción, y el sector MiPyME. La Línea de Inversión Productiva tiene una tasa nominal anual de 37% y la Línea de Capital de Trabajo de 47,5%.
Adicionalmente, el BCRA seguirá regulando ciertas tasas claves para el consumo de las familias.
Tal y como sugerían los indicadores de alta frecuencia que monitorea el BCRA, en abril se verificó una desaceleración del nivel general de precios respecto a la suba registrada en marzo. El BCRA espera que la inflación de los próximos meses continúe descendiendo gradualmente.
Las actuales condiciones financieras internacionales y el comportamiento reciente de los mercados de commodities sugieren que puede haberse alcanzado una cierta estabilidad en los precios de las materias primas.
El BCRA continuará monitoreando la evolución de los precios y evaluará revertir el sesgo de la política monetaria en cuanto se consolide un sendero decreciente de la tasa de inflación.