Aunque extrema, la estrategia del Gobierno para hacer retroceder al dólar financiero surtió efecto. En seis semanas, las cotizaciones del dólar MEP y del contado con liquidación retrocedieron desde sus máximos de $ 122 y $ 125 para cerrar la semana pasada en torno a los $ 102 y $ 105, respectivamente.
La caída de más de 15% de las cotizaciones financieras de la divisa llegó de la mano de más restricciones, puestas en marcha tanto desde la Comisión Nacional de Valores como del Banco Central.
En un mes y medio, tras haber alcanzado la brecha del dólar oficial de 80% en el caso del contado con liquidación y del 76% en el del dólar MEP, la CNV y el BCRA fueron restringiendo la compra y venta de títulos, ampliando el alcance del parking, e incluso elevando la tasa mínima garantizada para plazos fijos, buscando que el stock no se vuelque hacia el dólar financiero. Así, el cerco llevó a que la brecha entre el dólar oficial y las alternativas financieras descendieran a entre 43% y 45%.
Claro que esta contención tuvo su contracara, limitaciones en la operatoria y provocado que el dólar financiero pierda su status de referencia de valor del dólar trasladándola al blue, en donde la autoridad monetaria no puede intervenir.
“Al ya no ser una referencia, cuando se ponen muchas trabas se provoca que se pierda la operatoria de quienes podían ir a liquidar sus dólares al CCL o MEP por tener obligaciones en pesos”, advierte Amílcar Collante, economista de Cesur. Y “eso ocurre porque hay más incentivos a sacarlos del circuito y operarlo en el mercado blue”. Para Collante, las restricciones incentivan que se opere por el blue y “que se empiece a tomar como referencia un dólar al que el Gobierno no puede regular y en el que no puede intervenir”.
Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, también subraya que el riesgo de las restricciones es que traslada la presión al precio del dólar paralelo, dado que hoy el ahorrista busca refugio en la divisa norteamericana. Y proyectó que “la dinámica va a seguir muy vinculada a la negociación de la deuda: si se arregla con los acreedores, los tipos de cambio paralelos se van a mantener relativamente calmos.
Pero, si no, cualquier valor que tengan será barato porque el valor al que las personas estarán dispuestas a desprenderse de sus dólares va a ser muy alto”. Otro efecto no deseado señalados por Rajnerman, en la economía real, es el impacto en la inflación.
“Al importar al paralelo, algunas empresas subirán los precios y otras pospondrán las importaciones aprovechando la cuarentena, a riesgo de generar algún desabastecimiento”, expresó. Por su parte, Diego Martínez Burzaco, economista de Inversor Global, subraya que “más allá de que de corto plazo parezca que las medidas han sido efectivas, el costo a futuro no es menor”.
En ese sentido puso el foco en que las restricciones “desalientan la llegada de inversiones, tanto financieras como para la economía real, ya que todas estas restricciones son negativas para tales fines”. Y recordó: “Ya se ha probado antes y los resultados de mediano plazo fueron letales para la economía y la posibilidad de invertir de largo plazo”.