En julio, en Mendoza, había 243.181 personas con un empleo registrado en el sector privado. Esto implica que se perdieron 312 (-0,1%) puestos de trabajo formal privados con respecto a junio, ya que en el sexto mes de 2024 se habían alcanzado los 243.493. Sin embargo, cuando la comparación se lleva a un año atrás, la caída de empleo privado registrado alcanza a 3.383 mendocinos (-1,4%), ya que en julio de 2023 había 246.564 puestos.
Las estadísticas sobre la situación y evolución del trabajo registrado del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) muestran que las provincias que expandieron el empleo formal registrado en julio, con respecto a junio, fueron Neuquén (+0,7%), Jujuy (+0,3%), Tierra del Fuego (+0,3%), Santa Cruz (+0,2%), Chubut (+0,2%), Corrientes (+0,2%) y Tucumán (+0,1%). En tanto Córdoba se mantuvo estable.
En cambio, las que tuvieron mayor caída del empleo intermensual son Chaco (-1,5%), San Juan (-0,9%), San Luis (-0,9%), Misiones (-0,8%), Catamarca (-0,8%), La Rioja (-0,6%), Santiago del Estero (-0,6%) y Formosa (-0,6%).
Pero cuando se analiza la evolución en el último año, se registró caída del empleo en veinte provincias. Sólo creció en Neuquén (+3,5%), Salta (+1,3%) y Tucumán (+0,5%), y se mantuvo sin variaciones en Río Negro. Como contraparte, las que registraron los mayores descensos fueron Formosa (-18,5%), La Rioja (-13,6%), Tierra del Fuego (-11,7%) y Santiago del Estero (-10,4%).
En este contexto, Mendoza, con su disminución del 1,2% en los puestos de trabajo registrados del sector privado, tuvo un mejor comportamiento que jurisdicciones con las que se la suele comparar, como Buenos Aires (-3%), Córdoba (-2,1%) o Santa Fe (-2,6%). También, en comparación con las otras provincias cuyanas, San Juan (-9,6%) y San Luis (-8,1%).
Nicolás Aroma, economista y director del Cefim (Centro de Economía y Finanzas de Mendoza), señaló que las provincias de mayor tamaño y que más aportan al PBI son las que suelen sufrir más la caída de la actividad. Por otra parte, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe tienen un mayor nivel de empleo industrial, una de las ramas que se está viendo afectada en mayor medida.
Para entenderlo, en julio de 2024, el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI), del Indec, registró una caída de 5,4% en comparación con el mismo mes de 2023. En el acumulado de enero a julio, el IPI mostró una disminución de 14,6% con respecto a los primeros siete meses de 2023.
Aroma sumó que el indicador muestra que la caída de actividad no encontró un piso en esos meses y el empleo registrado se sigue viendo afectado; es decir, la recesión aún no ha terminado. Con respecto a la situación específica de Mendoza, consideró que habrá que prestar atención a la actividad turística, porque el tipo de cambio apreciado perjudica al turismo receptivo.
Por su parte, Jorge Day, economista del Ieral (Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana, de la Fundación Mediterránea), explicó que el empleo registrado en Mendoza había caído en mayor medida que en otras provincias en 2019, por la recesión, y nuevamente con la pandemia. Lo atribuyó, en gran medida, al sector de la construcción, uno en el que los puestos laborales oscilan más, ya que, cuando no hay obras, se produce el cese, mientras que en otros sectores el empleo es más estable, aunque las empresas vendan menos.
En cambio, en 2023 y 2024 se dio la tendencia opuesta y en Mendoza hubo una caída menor que en el resto del país. Recordó que, en 2013, 2014 y 2015, el crecimiento excesivo del gasto público provincial obligó a realizar ajustes vía obra pública. Mientras que ahora, la provincia no ha tenido una disminución tan grande como otras en las obras realizadas por el Estado (en parte, porque no había tantas en ejecución con fondos nacionales).
Day consideró que, para que estos valores negativos comiencen a revertirse las empresas tienen que contratar más gente y, a su vez, necesitan tener más producción y mayores ventas. Como la economía recién tocó piso en marzo o abril, y de modo heterogéneo, pero si bien se está un poco mejor, todavía no se llega a los niveles de actividad del año pasado.
Por otra parte, resaltó que la recuperación es lenta y la reactivación del empleo también será paulatina. En este sentido, indicó que es positivo que sea así, porque sería un crecimiento sostenible, no por boom, como suele darse en Argentina, para volver a caer de modo abrupto.
En cuanto a la informalidad, el economista indicó que Mendoza está dentro de la media nacional. En ciudades grandes, como CABA, detalló, hay mayor proporción de empresas grandes, que tienen empleo registrado. Lo mismo sucede con las provincias patagónicas, donde las petroleras tienen un peso importante y también trabajan en el marco formal. En cambio, en localidades más pequeñas, donde hay mayor proporción de pymes, el trabajo informal crece.
Salarios
Day analizó que, en economías muy estables, cuando hay recesión, la caída del empleo suele ser mayor, pero no se ven tan afectados los salarios. En Argentina, se produjo una disminución muy importante del poder de compra, pero no tanto del empleo. Es decir, se ajusta por puestos de trabajo o por remuneraciones, y en los últimos meses se dio el segundo caso.
Efectivamente, los registros del SIPA muestran que, en todo el país, los asalariados del sector privado registrado tuvieron un incremento en su remuneración nominal bruta promedio (en julio de 2024, en comparación con el mismo mes de 2023) del 245,1%. Esto, cuando la inflación interanual en el mismo periodo fue del 263,4%.