Las acciones de YPF se desangran y el valor bursátil de la firma está cayendo vertiginosamente día a día: ayer el precio del papel en Buenos Aires descendió 8,62% y en Nueva York se precipitó 11,8%, mientras que en dos semanas la baja es de 28%.
Hay varios factores que vienen derrumbando la cotización bursátil de la petrolera y ayer se sumó uno muy fuerte: corrió entre los operadores un rumor de que el Gobierno avanzaría en la estatización total de la compañía. Hoy YPF es una sociedad anónima abierta y no se le aplican las normas del sector público nacional. Su gestión se realiza conforme a prácticas de la industria y del gobierno corporativo, y través de una gestión profesional. Pero las decisiones macro son políticas.
El 51,001% de las acciones son del Estado nacional, el 48,987% está en manos de inversores privados, hay un 0,010% en manos de un fondo de empleados y el 0,002% pertenece a las provincias petroleras.
Ante la consulta de este diario, calificadas fuentes del Gobierno nacional desestimaron por completo el rumor. “Nadie piensa en eso, sólo hay voces que quieren dañar el canje. Hay muchas operaciones”, dijo un funcionario en Casa Rosada. Y señalaron que la crisis de YPF responde al año de pandemia en el que su producción se desmoronó y al peso de su deuda, la cual confían será reestructurada.
Los rumores en la Bolsa porteña crecieron cuando se confirmó que el núcleo duro del kirchnerismo pondrá un pie en la cúpula de YPF, la mayor petrolera del país.
El presidente, Alberto Fernández, le pidió al presidente de la firma, Guillermo Nielsen, que renuncie y a cambio le ofreció la embajada en Arabia Saudita. El economista que viene de militar ocho años en el massista Frente Renovador será reemplazado por el diputado nacional y abogado Pablo González, quien responde directamente a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
En ese contexto, los papeles de la empresa en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires cayeron 8,62%, a 520,05 pesos la unidad, el precio más bajo desde fines de octubre pasado.
En Wall Street, en tanto, el valor de la acción desbarrancó 11,8%, hasta los 3,30 dólares. Este era el valor más bajo para el papel de la petrolera estatal desde el 26 de octubre de 2020. Y no hay indicios de una pronta recuperación.
Daniel Osinaga, broker de Bolsa y analista de mercados, opinó ante la consulta de este diario que en ese derrumbe bursátil hay “de todo”, pero principalmente una enorme “desconfianza por el futuro de la compañía”.
“YPF es una empresa que no genera ganancias y en la que el Estado tiene cada vez más preponderancia”, dijo y señaló: “El precio de la empresa está en zona de piso y hasta que no se vaya el kirchnerismo del poder puede seguir en el piso mucho tiempo”.
Para el experto, el derrumbe no tiene que ver solo con el impacto de la pandemia: “Sólo basta comparar con Petrobras para ver que si bien hubo caída en las dos, lo de YPF es mucho peor”. Y señaló que el rumor sobre la presunta estatización total incidió ayer en las fuertes caídas registradas en Buenos Aires y en Wall Street.
Por el tobogán
En la Bolsa porteña, el valor de las acciones había llegado al nivel más alto en lo que va de 2021, el 7 de enero, cuando alcanzó los 723,20 pesos. Desde entonces, se registra una pérdida de 28%. La capitalización bursátil se ubica en torno a los 1.503 millones de dólares.
En febrero de 2020, cada acción valía 828,90 pesos. El 9 de diciembre de 2019, último día de gobierno del macrismo, el valor de la acción era de 787,35 pesos.
Dos cosas pasaron desde el pico del 7 de enero último. La firma lanzó el 11 una reestructuración de deuda por más de 6.200 millones de dólares con condiciones que fueron rechazadas desde un primer momento por los acreedores, quienes se están preparando para litigar.
Ahora, los técnicos de la petrolera trabajan a contrarreloj para poder presentar antes del lunes una oferta final a los acreedores, con la intención de generar una adhesión suficiente para poder canjear el pasivo.
En el medio de ese complejo proceso, en la noche del martes último se confirmó la salida de Nielsen y su reemplazo por González, quien trabaja con los Kirchner desde 1993 y entre 2015 y 2019 fue el vicegobernador de Santa Cruz en la gestión de Alicia Kirchner.
Entre marzo y julio de 2020, el valor bursátil de la empresa había recuperado bastante terreno. A pesar de la caída de la producción en Vaca Muerta por la pandemia, la compañía registraba, con altibajos, un camino ascendente en las bolsas.
En julio pasado, ante un vencimiento de 1.000 millones de dólares que operaba en marzo de 2021, la empresa ofreció a los acreedores un canje voluntario que logró la participación de sólo 58,7% de los inversores.
Ese porcentaje de participación estuvo 1,3 punto porcentual por debajo del requerido por la normativa del Banco Central para dar acceso al mercado de cambios, que es del 60%. Por lo que la firma se vio complicada.
La autoridad monetaria que conduce Miguel Ángel Pesce confirmó a la petrolera que la refinanciación no era tenida en cuenta a los efectos del cumplimiento de los requisitos de la normativa que fue publicada con posterioridad a la operación ejecutada por YPF. Esto generó desconfianza sobre YPF y su futuro, más allá del potencial de la compañía que controla gran parte de Vaca Muerta, uno de los yacimientos no convencionales de hidrocarburos con las reservas más importantes del mundo.