La teoría económica enfrenta una disyuntiva sobre el manejo de la Leliqs, que se convirtió en uno de los temas de impostergable resolución en el arranque de la presidencia de Javier Milei.
El presidente electo entiende que hasta tanto este problema no quede saldado no se puede levantar el cepo y por ende articular mecanismos para reactivar la economía.
Si bien en el lenguaje económico diario el tema de “la bomba de las Leliqs” está instalado desde hace meses, ahora ocupa el primer plano en momentos en que se eligen los funcionarios y los instrumentos para desactivarla.
Los nombramientos de hecho de Luis Caputo como ministro de Economía y Demian Reidel como presidente del Banco Central dan algunas señales de cómo podría instrumentarse la salida.
En su breve paso por la presidencia del Central en 2018, Caputo enfrentó un dilema similar. En ese momento el nombre del título que perturbaba el balance de la autoridad monetaria era “Lebacs”.
“Toto” –tal el apodo con el que se lo conoce- decidió que esa deuda se transforme en un bono a cargo del Tesoro Nacional. O sea, cambió el deudor. Ahora la situación agrega una complejidad adicional que es la falta de reservas, con lo cual, según dejó trascender el equipo de Caputo, se necesitan U$S 15.000 millones para iniciar la gestión. Al parecer el ex funcionario cuenta con aval para conseguirlo con financistas del sector privado internacionales dado que las opciones de organismos multilaterales como el FMI están cerradas.
En esa línea, el viernes Caputo se reunió con banqueros y les prometió “una solución de mercado” y que “no habrá sorpresa”.
Sólo por desconfiados de ADN, los banqueros muestran cautela pero entienden el lenguaje de Caputo.
Según el cronograma de licitaciones ya establecido, los vencimientos en Leliqs hasta el 10 de diciembre trepan a $ 8.137.53 millones.
Eugenio Marí, Economista de L&P, graficó la magnitud del problema: “El BCRA absorbió $23.461.301 millones de los ahorros de los argentinos vía emisión de deuda remunerada (equivalentes a unos U$S 24.896 millones al tipo de cambio financiero). Esta deuda equivale a tres bases monetarias y tiene vencimientos de cortísimo plazo. Es así que, en las licitaciones de esta semana vimos como el BCRA pudo renovar una proporción cada vez menor de las Leliqs que vencían (en la última subasta renovó solo el 10%)”.
Ante las palabras de Milei que será el primer problema a atacar, los bancos tomaron una actitud defensiva y decidieron no renovar las posiciones en Leliqs y trasladaron su dinero a pases a un día a la espera de definiciones. De mantenerse esta dinámica el problema puede tender a agravarse y en consecuencia se necesitan señales claras.
El economista Andrés Reschini de F2Soluciones atribuyó este comportamiento al “énfasis de Milei en solucionar el balance del Banco Central” y señaló que con esta decisión los bancos “acortan duration (tiempo de colocación) a prácticamente un día sumando riesgo cambiario”.
Por su parte, el asesor financiero José Ignacio Bano, si bien trazó un paralelismo con 2018 y la situación de las Lebacs consideró que “el panorama es distinto y se requiere otro tipo de medidas”.
“En ese momento (2018) el escenario era razonablemente positivo para un desarme de ese estilo. Era simplemente que los bancos dejen de elegir Lebacs y prefieran ir de a poquito colocando créditos, y no renovándole al Banco Central. El banco cambiaba una colocación por otra, paulatinamente, y en ese contexto tuvo sentido. Ahora me parece que estamos lejísimos de esa situación. Lejísimos porque el tamaño es distinto, porque las tasas son distintas, porque la lógica inflacionaria es otra y entonces me parece que habrá que tomar medidas distintas”, explicó.
Bano subrayó que este sistema de Leliqs “hay que pararlo rápido pero hay que tener cuidado cómo, porque si no se puede generar un problema en el sistema financiero”.
El especialista observó como positiva la propuesta que hace un tiempo realizó la Asociación de Bancos (ADEBA) que implica que el Banco Central venda parte de los bonos que tiene en cartera y que tienen una buena cotización para sacar pesos de circulación. Los cálculos sugieren que de esta forma podría limpiarse la mitad del stock de Leliqs.
En tanto, Marina Dal Poggetto directora de Eco Go, puso el acento en los tiempos en que debe solucionarse y recalcó que “debe ser en el corto plazo”. Recordó que Milei planteó una demora de tres meses, plazo al que consideró excesivo dado que no hay margen para sostener el status quo actual.
Por su parte, el director de Economía de Fundar, Guido Zack, sostuvo que “las Leliq no son el principal problema de la economía argentina” sino que se trata de “una deuda del sector público consolidado en moneda local, que paga intereses reales negativos y que su renovación o no es parte de la estrategia del BCRA para fijar tasas a corto plazo”.
En ese sentido, se inclinó por “un plan de estabilización que incluya, entre otras cosas, equilibrio fiscal y eliminación del financiamiento monetario al Tesoro” lo cual “permitiría reducir paulatinamente el stock de Leliq, más aún si el plan tiene éxito en bajar la inflación y recuperar la demanda de pesos”.
“Un plan de shock no significa que se tengan que aplicar medidas abruptas en todas las variables de la economía. En el caso de las Leliq no es necesario ni deseable”, agregó Zack. Además, remarcó que “es importante la consistencia macroeconómica”, lo cual puede significar “ir más rápido en materia fiscal y monetaria que en cambiaria”.
En la misma línea se expresó Santiago Manoukian de Ecolatina: “no creo que las Leliqs sean el principal problema que está atravesando la economía”, enfatizó y coincidió con Zack en la necesidad de un plan de estabilización que incluya algunos lineamientos como el equilibrio fiscal y la eliminación del financiamiento monetario del Tesoro”.
“Milei quiere resolver rápido el tema de la Leliqs porque quiere eliminar el cepo cambiario lo antes posible para no perder credibilidad”, consideró.
Manoukian afirmó que “no es estrictamente necesario resolver de shock el problema de las Leliqs porque con un manejo adecuado de las expectativas se puede recuperar la confianza de los agentes económicos y que los pasivos remunerados sean absorbidos por una demanda genuina de dinero y expansión del crédito sin generar presiones inflacionarias o cambiarias adicionales”.
No obstante ello, alertó que “depender de la expectativa de que se recupere una demanda de dinero que fue inestable y que es difícil de controlar y predecir, no está exenta de riesgos y justamente por eso el manejo de expectativas tiene que estará acompañado por un esfuerzo marcado en ir desactivando las canillas de emisión monetaria”.
El economista Cristian Buteler dejó otro punto de vista: “pasar las Leliqs a deuda del tesoro hará que a los cinco minutos el mercado diga que los bancos están demasiados expuestos al riesgo soberano (no es lo mismo BCRA que el Tesoro y más si el BCRA no puede emitir para asistirlo)”. Y argumentó: “los pasivos remunerados (Leliqs-pases) son la contrapartida de los depósitos, si los bancos no tienen instrumentos para colocar sus excedentes a la tasa actual tampoco pueden mantener las tasas de los plazos fijos. Bajar la tasa en un contexto de aceleración inflacionaria no es lo mejor”.