Emprendedores: con 17 años creó una empresa y hace canilleras con tapitas recicladas

El rosarino Tomás Machuca fue parte de la última Experiencia Endeavor Cuyo que se realizó en Mendoza. Hoy tiene 22 años y es una de las caras visibles de Fenikks, con llegada en todo el país y proyectos de alto vuelo por delante

Emprendedores: con 17 años creó una empresa y hace canilleras con tapitas recicladas
Tomás Machuca en Mendoza contando parte de su historia.

Tomás Machuca tiene 22 años y ojos vivaces que dejan entrever su curiosidad y frescura. Su juventud, su tenacidad y el animarse a poner en práctica sus ideas, parecen haberlo llevado adonde está hoy. Es uno de los referentes de Fenikks Superfly, Canilleras con plástico reciclado, y hace poco contó su historia en el escenario principal de Endeavor Cuyo. No es su primera participación ya que ha estado en ese sitio en distintas provincias. Sin embargo, cada vez que cuenta su historia el entusiasmo que sale de su mirada es contagioso cuando habla de sus logros.

Todo comenzó cuando terminó la secundaria y no sabía qué estudiar… mejor dicho: a sus 17 años no encontró nada que lo representara dentro de la oferta universitaria de su Rosario natal. “Por eso se me cruzó por la cabeza la palabra emprender”, relató Tomás y agregó que tenía un ejemplo cercano. Su mejor amigo ya lo hacía y construía muebles con palets reciclados, muchos de los cuales pedía en obras en construcción. Además de su inquietud laboral o con relación al futuro, Tomás tenía una pasión: jugaba al fútbol y por esos días se le rompieron las canilleras.

En parte porque no quería hacer gastar a sus padres en unas nuevas y en parte por necesidad de hacer algo, a Tomás se le ocurrió construir sus propias canilleras. Así, cortó un balde y moldeó el plástico con un secador de pelo de su abuela, adminículo que fundió en el proceso. Después buscó imágenes de su familia, las mandó a imprimir y se las pegó a sus flamantes elementos de protección. “Cuando llegué al club, a mis compañeros le gustaron mucho y todos me preguntaban adónde las había conseguido”, relató el joven. Y otra vez los ojos le brillan… Su respuesta fue que las vendía un tío que vivía en Buenos Aires, pariente que –por supuesto- no existía en la realidad.

Tomás Machuca durante su presentación en Mendoza.
Tomás Machuca durante su presentación en Mendoza.

La historia

Con ese primer impulso, un poco casual y otro poco no, Tomás comenzó a fabricar las canilleras con algunos de sus amigos en su propia habitación. Al principio, recorrieron todas las obras en construcción posibles para pedir sobrantes de baldes, PVC o cualquier plástico que pudiera servir. Sin embargo, en un momento el recurso se agotó. “Los albañiles nos dijeron ‘basta, vienen todos los días, no tenemos nada más…’”, recordó Tomás risueño. Fue entonces que comenzó el verdadero camino emprendedor ya que con sus amigos se dedicaron a investigar de dónde podían obtener el plástico para elaborar ese producto.

“Nos dimos cuenta de que las tapitas de gaseosas eran el elemento más viable”, continuó su historia Machuca. Tutoriales, recomendaciones y conversaciones mediante, presentaron un proyecto en una incubadora de empresas con el fin de obtener financiamiento para comprar las máquinas que podían moldear plástico duro. Sin embargo, no tuvieron suerte con esa vía y –como muchos emprendedores- no se dieron por vencidos y continuaron con su búsqueda.

Aquí el algoritmo parece haber funcionado para bien ya que, entonces, les “apareció” un video de unos chicos de Córdoba que hacían medallas con tapitas. Con generosidad y más experiencia, este otro grupo de profesionales los ayudó con distintos aspectos del negocio. Entonces nació Fenikks que está escrito en esperanto –el idioma que pretendió sin éxito ser universal- y que significa lo que todos saben: el ave que renace de las cenizas.

Presente y perspectivas

En la actualidad, son once las personas que forman parte del emprendimiento, con un alto impacto ambiental ya que posee puntos de recolección de tapitas en 44 clubes de barrio y en 11 profesionales. En los primeros consiguen una media de 10 kilos de plástico por mes y en los segundos –con volúmenes de socios y tránsito mayores- recolectan entre 100 y 150 kilos mensuales. Además, la empresa ha realizado una alianza con Coca Cola y con los centros verdes de Córdoba que es donde se realiza la producción.

“Las tapitas se trituran, pasan por un molino que las limpia y luego se inyectan en un molde para fundirlas y formar las canilleras”, simplificó Tomás el proceso de elaboración. Con precios del producto por debajo del de las grandes marcas, el plus de Fenikks tiene que ver con el impacto ambiental que generan. También con el social debido a que ya han donado más de 10.000 pares de canilleras en distintos lugares del país.

“Ahora buscamos instalar la marca en Chile y en Paraguay”, contó Tomás con entusiasmo. Pero eso no es todo, los emprendedores también comenzaron a trabajar con el comité olímpico internacional para llevar la iniciativa a los próximos Juegos Olímpicos. “El objetivo es llegar a la mayor cantidad de lugares y continuar creciendo”, relató el joven emprendedor.

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