Ya pasaron 150 días desde que comenzamos con el aislamiento, luego con el distanciamiento y así seguiremos, hasta tanto una vacuna contra el COVID-19 haga volver todo a la normalidad.
Nadie sabía cómo abordar el tema de la pandemia, pero ya pasó mucho tiempo y seguimos sin aprender cómo abordarla. Esto no lo tiene que definir el ciudadano común, que lucha por su trabajo, por su salud, por su familia y trata de sobrevivir a la crisis económica y sanitaria, que poco a poco va transformándose en una crisis social. Esto lo tienen que definir los gobiernos, que son los que fueron elegidos para esa tarea.
Y después de estos 150 días no se ha podido, entre otras cosas, ordenar el tránsito de personas entre diferentes jurisdicciones. Así es como los repatriados demoraban entre 30 y 40 horas para ser trasladados de Buenos Aires a Mendoza, previa excursión por provincias vecinas y paradas interminables en controles policiales absurdos.
Quien pretende ir a trabajar a provincias vecinas, como suelen hacer los asociados a Asinmet, debe hacer cuarentenas obligatorias a veces al llegar a destino y también a su regreso, generando de esta manera la imposibilidad de trasladarse, así sean actividades esenciales. Para instalar una máquina en San Juan, tarea que puede durar entre 3 y 4 días, podemos tardar más de 30 días, entre cuarentenas, viajes, controles absurdos en la ruta, etc.
Podríamos seguir enumerando situaciones que se podrían resolver con protocolos de salida, traslado y llegada, con controles sanitarios cuyos costos estén a cargo de las empresas y cumplir con el trabajo que muchos mendocinos debemos realizar fuera de la provincia.
Muchos de estos casos se terminan resolviendo por la gestión de oficio de algún funcionario provincial del área de Industria o de Salud, pero el camino es establecer protocolos claros y precisos que permitan trabajar en condiciones seguras, trasladarse y permitir la movilidad de personas sin riesgo.
Merece una consideración especial el destrato que reciben camioneros y choferes en las rutas, sin sanitarios, sin provisión de alimentos, sin cuidados de higiene personal. Son personas olvidadas, a la deriva por las rutas, trasladando lo que para el resto es esencial: alimentos, medicamentos, insumos de todo tipo.
Es sorprendente ver que 150 días después de iniciado el aislamiento, desde el Ministerio de Interior no se haya elaborado un protocolo para el tránsito seguro de trabajadores por todo el país, ya que son elementos esenciales de nuestra estructura productiva. Es sorprendente ver que cada provincia tiene normativas diferentes, sin saber cuáles son las normas que rigen en provincias vecinas. Es sorprendente que en la era de las comunicaciones, los puestos policiales no cuenten con la tecnología necesaria que les indique quiénes están en las rutas y para qué.
Es hora de actuar en estos protocolos para brindar mayor seguridad al tránsito de personas, y evitar que se filtren individuos por fronteras más abiertas.
Seguiremos así seguramente unos 6 meses más, por lo que es necesario atender este tema del tránsito entre provincias y regiones, con el fin de permitir el transporte seguro, el trato adecuado a las personas y el trabajo de miles de mendocinos que obligatoriamente debemos trasladarnos a otras provincias a trabajar.