Desde noviembre las principales fábricas e importadoras del país no entregan botellas ni frascos de vidrio o bien lo hacen en cuotas que no alcanzan a abastecer la demanda. Esta situación se explica en parte por una baja en la producción de envases atada a las dificultades que trajo la pandemia a mediados del año pasado, y en parte porque se estarían exportando a Brasil. Agroindustriales mendocinos están muy preocupados por la falta de este insumo básico.
De hecho desde la Federación Olivícola Argentina presentaron una nota dirigida al ministro de Desarrollo Productivo de la Nación, Matías Kulfas para que se le dé una pronta solución a este tema que afecta la rentabilidad del sector. El problema se agrava cuando los alimentos a envasar responden a productos de temporada con muy pocas o ninguna posibilidad de ser guardados tales como conservas o mermeladas. Un caso emblemático para la provincia es el de los tomates triturados que deben envasarse entre enero y abril de cada año y para los cuales tampoco hay stock.
La situación de la industria
A fines de enero Los Andes daba cuenta de que la falta de botellas de vidrio le ponía un tope al boom en las ventas de vino. El fuerte crecimiento de la demanda interna no estaba en los planes de las fábricas, que debieron trabajar con personal reducido durante varios meses a causa de la pandemia del coronavirus, y pequeños bodegueros señalaron que las demoras en las entregas se extendían por hasta tres meses.
Pero la dificultad se extendió a otros rubros, y por ello, Mario Bustos Carra, gerente de la Federación Olivíco la Argentina, explicó que la semana pasada se le hizo una presentación al ministro Kulfas, porque también “afecta tanto a las aceitunas de mesa como al aceite de oliva”
“Tenemos la ventaja de que, a diferencia de productos como el tomate, la aceituna y el aceite de oliva tienen procesos que permite alargar la espera (hasta que se puedan recibir los envases), pero las ventas se retrasan”, explicó.
El referente del sector, así como de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, señaló que la falta de previsiones provoca que los costos se eleven.
Productos de temporada
La situación de la industria del tomate, así como de otros productos frescos como puede ser el durazno en menor medida, enfrentan una situación crítica porque no sólo se pierde rentabilidad, sino que si no se envasa la producción no habrá producto, y la consecuencia se extiende hasta el consumidor final. Básicamente se consigue poco y caro y ese costo se trasladará al consumidor final.
Gustavo Cialone presidente de la asociación Tomate 2000 señaló que “no tienen envases para la temporada que va de enero a abril”. Y agregó: “no se puede acumular y hacerlo después. Lo que está pasando es que durante diciembre no hubo entregas o fueron reducidas y con lo que entregan hoy se podría trabajar solo un día y medio a la semana”, indicó.
Sin contar los envases que se recuperan, la industria del tomate compra entre 40 y 50 millones al año, y cuenta con pocos proveedores, por tratarse de un material claro que se adapta a las denominadas tapas corona.
“Tenemos un solo proveedor y las otras cristalerías o bien no fabrican el artículo o lo hacen de forma esporádica y a pedido”, explicó Cialone, aunque agregó que, a pesar de los faltantes, las fábricas aumentaron durante el año muy poco el precio de los productos, en torno a un 20%.
Como alternativas, algunas empresas adquirieron envases que fueron diseñados originalmente para hacer jugos, con tapa a rosca.
Esto también se presenta como una complicación anexa, ya que las fábricas locales tienen sus maquinarias adaptadas para ciertos envases, y tapas coronas.
Oligopolio del vidrio
El conflicto se extiende más allá de las fronteras de la provincia, y la Confederación Argentina de Mediana Empresa (CAME), junto a Economías Regionales, sumaron sus pedidos de intervención al Estado, ya que aseguran que en la cristalería prevalece el oligopolio (pocas empresas, y en algunos casos solo una, abastecen al mercado), que hoy tendría sus ojos puestos en Brasil, en donde pueden colocar sus productos a precios más altos.
“Estamos en conocimiento de que la mayor empresa proveedora a nivel nacional -por no decir la única-, Rigolleau S.A., no está precisando fechas de producción para poder abastecer al mercado interno, pero sí estaría exportando hacia el mercado brasilero”, escribieron desde ambas cámaras.
Además, señalaron que “las empresas que, a la fecha, no contaran con sobrestock podrían quedar fuera de mercado y en desventaja frente a sus competidores, situación que se agravaría aún más en aquellos productos de las economías regionales de carácter perecedero que, de no envasarse en tiempo y forma, se echarían a perder, junto con la inversión y el trabajo de meses”.
La compañía que mencionaron las cámaras pertenece a la familia Cattorini, emplea a 1.000 trabajadores, y uno de los miembros del directorio, Humberto Cattorini, ya fue convocado por el Gobierno al cónclave de empresarios en la Casa Rosada, con los que busca generar un acuerdo para contener la inflación.
Otras opciones para los actores de la industria son Verallia (ex Rayen Cura), y Cristalería del Rosario; además puede contarse la importadora Blue Sky (trae productos de la Cristalería Toro, Chile), pero no todas elaboran los mismos envases, y en el caso del Tomate, Cattorini es casi la única opción. Desde Verallia, empresa radicada en Mendoza, líder en fabricación de envases de vidrio para la industria vitivinícola y olivícola, señalaron que “durante 2020 el abastecimiento fue normal”, pero reconocieron que “resulta necesario aumentar la producción”. Por su parte el director Blue Sky, Manuel Montilla, explicó a Los Andes, que en Chile se está prendiendo un horno nuevo en este momento.