El Consejo Empresario Mendocino (CEM) es una de las voces principales en el agitado escenario que se presentó en los últimos años. Como parte de los organismos que componen la campaña #ALasAulas, participó en una videoconferencia con el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta. La preocupación por el desarrollo de la matriz productiva, el devenir del empleo privado y la educación, entre otros temas relevantes, los encontró en el debate público.
A pocas horas de cruzar el primer mes de 2021, Federico Pagano, presidente del Consejo, conversó con Los Andes sobre cuál es el actual mapa de situación y los caminos que se deben transitar para empezar a dejar atrás la crisis que fue poniendo freno a la actividad local. “Venimos en crisis desde mucho tiempo antes del estallido del Covid-19. Hace diez años que Argentina no crece y la provincia tampoco. Las exportaciones de Mendoza siguen en el mismo nivel e incluso están un poco más bajas”, destacó el licenciado en Economía que se especializó en la Escuela de Negocios de Harvard.
-¿Qué sector tendrá una salida más acelerada del parate que se provocó el año pasado?
-Es una respuesta difícil porque, a causa de la pandemia del coronavirus, no se puede tener una perspectiva muy clara hacia el futuro, pero creo que, en términos de intercambio, uno de los sectores que podría recuperar más rápido su nivel de actividad es la agroindustria. Por lo pronto, las condiciones para que esto suceda son favorables. Uno debería esperar que en un mundo con un dólar que se deprecie se fortalezca la materia prima. Sin embargo, en los últimos tiempos parece que la teoría no es llevada a la práctica.
En el ideal se deberían fortalecer las estructuras de exportación, pero el Gobierno nacional no está ayudando en ese sentido.
-¿Cómo talla en el juego la mano de obra del sector privado?
-Transformando la materia prima, y en ese sentido Mendoza ha desarrollado industrias como la vitivinícola. En Ushuaia, por ejemplo, se ensamblan computadoras con piezas que fueron fabricadas en otros lugares del mundo. Esta industria emplea a 8.000 trabajadores, pero las restricciones que impuso el Gobierno nacional para proteger al sector, perjudican a muchos más operarios en todo el resto del país.
Uno tiene que aprender a ver en qué es más competitivo y en qué está condicionado, desde lo más básico -como es la producción de materia prima- hasta lo manufacturado. Hace unos años, Argentina, que es exportadora de soja, la compraba en el exterior para atender a la industria local que le daba valor agregado. Sin embargo, lo que quedaba dentro del país era insuficiente para abastecer el mercado de productos derivados de la soja.
Si queremos ser Samsung estamos muy lejos. Tenemos que aprender a explotar nuestras fortalezas y saber agregar valor a nuestros productos. Tenemos que ser eficientes para poder competir en el mercado internacional. Lo que no producimos lo podemos importar. Tenemos que buscar los acuerdos necesarios de libre comercio.
-¿Cuánto pesa el tamaño del Estado al hablar de desarrollo?
-Antes que nada, es importante entender que el tamaño del Estado tiene que guardar una relación directa con el tamaño del sector privado que lo sostiene. En la desproporción se quiebra el equilibrio y el Estado puede terminar asfixiando al privado por medio de los impuestos y eso perjudica a la población. El sector privado debe crecer para generar empleo genuino. La actividad privada tiene que tener condiciones adecuadas para ser competitiva a nivel internacional y eso hoy no sucede.
Cuando la curva de Laffer (representa la relación existente entre los ingresos fiscales e impuestos) es excesiva, se termina generando un problema tremendo, porque mucha gente pasa de la economía formal a la informal para poder comer. Nadie quiere estar por fuera de la regla pero cuando las leyes impositivas que fija el Estado son inaplicables, crece tanto la informalidad como la carga del sector que sostiene al conjunto con el pago de sus impuestos.
-¿Qué visión tiene el CEM respecto del año que está en curso?
-Es difícil... veremos un año complicado salvo que a niveles macroeconómicos se ayude a dinamizar la actividad. Cuando hay un año como el que acabamos de vivir, con condiciones muy malas. hay un rebote de la economía. Tenemos que evaluar el avance de la parte sanitaria, para ver si la normalidad genera un rebote de consumo después de haber estado contenido el año pasado. Si no hay condiciones ese rebote no va a ser de largo plazo.
-¿Que impacto tendrá en Mendoza el rebote de la economía?
-Hay un escenario Nación-Provincia que está a la vista. Mendoza fue dejada de lado por el Gobierno nacional y no la acompaña. Las fuerzas políticas deberían dejar de lado sus diferencias partidarias y enfocarse en el bien del conjunto.
A nivel local, Mendoza tiene una industria vitivinícola muy tecnificada y reconocida en todo el mundo. Una buena salida para el sector es potenciar las exportaciones pero, en el medio, aparecieron las trabas de las retenciones.
Por otro lado, Mendoza tiene una deuda con la población en materia de ampliación de su matriz productiva. No crece en exportaciones de bienes manufacturados desde hace tiempo y esto es ajeno a la discusión que se da con la minería. La provincia tiene que hacer un uso objetivo de los recursos que posee para poder salir de la crisis y generar más empleo. Puede impulsar una minería responsable en los lugares donde haya licencia social y en Malargüe esa licencia ya la tiene.
Se debe recurrir a todas las herramientas disponibles para poder traccionar el crecimiento. Mendoza es una provincia considerada rica, pero desde hace tiempo ya no lo es. Tenemos que trabajar en un cambio de paradigma; fomentar la economía del conocimiento.
Mendoza fue elegida por la revista Forbes como el cuarto destino en América Latina; tiene atractivos naturales muy cerca de las ciudades y una buena calidad de vida. Hoy, para desarrollar empresas, la barrera geográfica no importa, porque el traslado de los bienes se hace desde internet. Mendoza tiene mucho potencial y hay que fomentarlo. No tiene que ser una expresión de deseo. Puede ser un polo atractivo.
-Para lograr el desarrollo hay que invertir en educación
-Con el Consejo Empresario Mendocino hemos desarrollado un programa de formación para los directores de las escuelas secundarias de la provincia. Pensamos en la capacitación para mejorar los stándares de conocimiento.
A las universidades, en tanto, pensando en la economía del conocimiento y el mundo que se viene, le hemos planteado la necesidad de contar con carreras con una rápida salida laboral, donde el alumno se vaya perfeccionando en el trabajo. Mendoza tiene una importante oferta educativa en carreras de largo plazo y ésta es una propuesta innovadora que se puede aplicar.
-Este año, ¿finalizará tu mandato al frente del CEM?
-En diciembre vamos a elegir a un nuevo presidente. A los miembros del CEM nos enorgullece la alternancia en los cargos porque quienes llevan adelante los destinos del Consejo asumen un gran compromiso y dedican mucho de su tiempo personal a la gestión.
El CEM no es una asociación gremial para el beneficio de los empresarios. Por el contrario, esta institución se creó para pensar en políticas públicas que ayuden a que la población de la provincia esté mejor. No es sólo el presidente. Hay muchos funcionarios trabajando en diferentes áreas de interés general, como lo es la educación, por ejemplo. El objetivo es que Mendoza tenga más relevancia.