La naturaleza digital de las fintech les ha permitido, hasta el momento, moverse con gran agilidad y con notable capacidad de adaptación en un mercado históricamente muy estable, como lo es el de los servicios financieros. Mientras los grandes incumbentes del sector necesitan enormes cantidades de tiempo y de presupuesto para hacer sus movidas hacia la transformación digital, las fintech lanzan productos y servicios con notable rapidez, cubren necesidades de bancarización que llevaban años desatendidas o ponen al alcance, de un teléfono móvil, operaciones financieras que antes estaban vedadas a quien tuviera una sucursal bancaria cerca de donde estaba.
Pero no siempre “ser digital” es sinónimo de “ser inteligente”. Si bien las fintech tienen el primer paso resuelto, pueden trabajar para profundizar el segundo. Mayores niveles de inteligencia permitirían a las empresas de este sector dar respuesta aún más rápido, adaptarse a los movimientos del mercado en tiempo real o generar niveles de colaboración más estrechos con bancos tradicionales para lanzar servicios conjuntos y aprovechar la cartera de clientes que estos suelen tener.
En una empresa inteligente, cada empleado tiene, de manera precisa y oportuna, la información que necesita para completar su trabajo. Los equipos trabajan de manera colaborativa para encontrar soluciones de negocios y la organización tiene la capacidad de expandirse o contraerse dinámicamente según lo que ocurra en el mercado. La inteligencia es la clave para incrementar la eficiencia operacional, generar conocimiento apoyado en datos y optimizar tanto la gestión como el análisis de riesgo.
La presión por ser inteligentes crece. No olvidemos que el Covid-19 marcó un antes y un después en las entidades financieras tradicionales: obligadas por las circunstancias y las restricciones de circulación, ampliaron las operaciones disponibles online y llevaron sus productos a más dispositivos. Esto representó tanto un desafío para las fintech -nuevos niveles de competencia- y también una oportunidad -la prestación de servicios digitales a los bancos tradicionales-.
Transformación digital como servicio
Para afrontar todos estos retos hay soluciones como Rise with SAP, que ofrece un modelo de “transformación digital como servicio”, permitiendo acelerar el camino innovador e incorporar las últimas tecnologías disponibles sin agotar los presupuestos y sin tensiones para el negocio. Se contrata bajo modelo de suscripción y ofrece la flexibilidad de elegir el tipo de implementación preferido: las instalaciones de la propia SAP, un proveedor elegido de infraestructura de nube pública o un modelo híbrido.
Concretamente, RISE with SAP es un conjunto de paquetes, con SAP S/4HANA Cloud en el núcleo, que apunta a ayudar a las empresas a transformar e innovar, rediseñar sus procesos, reducir la complejidad interna y adoptar nuevos modelos de negocio en la nube.
La propuesta se inicia precisamente por la revisión y la optimización de los procesos de negocios a través de la automatización inteligente: un análisis profundo de cómo se están haciendo las cosas y de qué manera pueden mejorarse. Luego, lleva la puesta en valor de los datos a un nuevo nivel, para que la organización pueda adoptar un modelo verdaderamente data driven, es decir, cuyas decisiones están completamente guiada por los datos disponibles, tanto los recogidos al interior de la compañía como los que circulan en diversas fuentes, desde redes sociales hasta competidores. Uno de los activos más valiosos de la empresa inteligente es la capacidad de convertir los datos en acción en tiempo real.
En un mundo tan vertiginoso, que presenta a diario nuevas regulaciones, nuevas exigencias por parte de los consumidores y nuevas disrupciones, dormirse en los laureles de haber sido “nativos digitales” puede ser para las fintech un riesgo.
“Rise with SAP” es una herramienta clave para cumplir esa máxima de Darwin que está cada vez más vigente: sólo sobreviven aquellos que mejor responden al cambio.