Franquicias: por qué resisten y se multiplican

El soporte de la empresa principal ha ayudado en muchos casos a cambiar el modelo de negocio y adaptarse. Se estima que este año crecerán más del 11%.

Franquicias: por qué resisten y se multiplican
Esta forma de negocios se estima que sufrió menos bajas durante el cierre de la economía. Varios apuestan por marcas conocidas que “garantizan” ventas.

Con una caída menor a otros locales en la etapa más dura de la pandemia y con un crecimiento marcado en este 2021, las franquicias se presentan como un modelo de negocio interesante. Si bien el estar bajo una marca importante es tentador, debe estudiarse la inversión, el público y el mercado laboral.

En términos generales, una franquicia es una asociación comercial donde una empresa (el franquiciante) otorga a una persona (el franquiciado) la posibilidad de replicar su marca y su modelo de negocio a cambio de pagar un “fee de ingreso” o derecho de otorgamiento, más una regalía mensual. El franquiciado debería recibir una explicación de cómo funciona el negocio y un apoyo en temas como marketing y administración.

A nivel nacional, se estima que hay alrededor de 1.300 marcas franquiciantes con cerca de 36.000 puntos de venta. Si bien no hay datos exactos sobre Mendoza (se trabaja en un relevamiento), varios especialistas coinciden en que la pandemia los afectó menos que a la mayoría de los locales comerciales y este año se está dando una buena expansión.

Javier Gantuz, presidente de la Cámara de Franquicias de Mendoza, estima que en 2020 se dio una caída de alrededor del 5% en cantidad de locales, aunque varios de esos casos fueron un cierre en el centro mendocino para reabrir en centros comerciales de barrios privados, con un esquema de negocios de proximidad.

En cuanto a 2021, hasta el momento Gantuz estima un crecimiento del 6%, con una proyección de cerrar el año con un 11% de aumento. “¿Por qué las franquicias subsisten? Porque hay un nivel de profesionalización, de eficiencia, de uso de herramientas que no tiene un negocio tradicional. La profesionalización es el camino a seguir”, apunta.

Por un lado, cuando una empresa quiere volverse franquiciante, debe cumplir con una serie de requisitos como registrar su marca, tener balances aprobados y presentar un esquema claro de negocio. Por el otro lado, si una persona quiere ser franquiciado debe disponer del dinero, cumplir pautas de la empresa y tener el perfil que busca.

Algunos cambios que señala el presidente de la Cámara de Franquicias de Mendoza es que grandes empresas se han asociado con otras más chicas y así uno observa productos de una franquicia dentro de otra. Otra novedad son las microfranquicias, un modelo que permite abrir negocios chicos como una heladería de barrio en el garaje de una casa, con una baja inversión inicial.

Varios motivos

Una investigación de la consultora de franquicias Estudio Canudas, de junio de este año, indicaba que, desde marzo de 2020, a nivel nacional, el 25% de comercios independientes cerraron definitivamente, mientras que en el sistema de franquicias sólo cerró un 15% y hubo un incremento del 14,6% en cantidad de nuevas franquicias.

Adrián Taboada, representante en Cuyo de 384 Group, empresa especializada en franquicias, explica que estas empresas están muy profesionalizadas y en la pandemia fueron más flexibles para generar cambios. Si bien un comerciante tradicional tiene un control más directo sobre su local, por lo general no cuenta con un equipo ni una red con la que planear una estrategia.

El representante de 384 Group considera que este año se está dando una recuperación y tiene un alto optimismo para esta segunda mitad de año: “Entendemos que el gobierno va a estimular el consumo por las elecciones y eso va a hacer que haya un auge positivo en este segundo semestre. Las empresas se preparan para vender más y recuperarse”.

Como sorpresa, Taboada destaca el crecimiento de franquicias de servicios, que van desde una agencia de publicidad hasta una residencia para mayores. Además, están las tendencias de un mayor componente de ventas online y de ir hacia un modelo de negocio de autoempleo, donde el inversionista trabaja dentro del local y cuenta con pocos empleados.

Nicolás Suraci, director de Suraci Evolución de Empresas, analiza que los locales de franquicias tuvieron un mayor soporte corporativo: “Las franquicias lograron sobrellevar mejor la pandemia por tener un trabajo en conjunto y darse una mano mutuamente. Ese trabajo hizo que muchos pudieran llevar adelante la pandemia”.

Este consultor detalla que otorgaron 24 franquicias durante la pandemia: desde una empresa de ensaladas hasta un supermercado que acepta criptomonedas.

Se desarrollaron locales en rubros como construcción, servicios, supermercados, estética y gastronomía, incluyendo empresas de sectores no tradicionales y hasta algunos que no existían, como en el caso de la construcción.

Para Suraci, este crecimiento de desarrollos fue motorizado principalmente por el “tiempo ocioso” de los directores de marcas que ya venían con intenciones de hacerlo. “Aprovechamos el momento de cuarentena estricta para desarrollar el proyecto. A su vez, ofrecimos una ‘promoción’ de pandemia que incluía flexibilidad en los tiempos de pago que también impulsó el desarrollo de algunas marcas”, comenta. Jorge Bliman, consultor nacional, agrega que la pandemia ha obligado a adaptarse y es muy optimista para el tiempo que viene: “Este gran proceso de adaptación se está terminando. A medida que se recupera la demanda postergada, hay mayor cantidad de dinero circulando y mejoran la circulación de personas y la apertura comercial. Todo eso va conduciendo a una recuperación que se va a dar con fuerza para el primer semestre de 2022″.

El soporte de la empresa principal ha ayudado en muchos casos a cambiar el modelo de negocio y adaptarse. Se estima que este año crecerán más del 11%.
El soporte de la empresa principal ha ayudado en muchos casos a cambiar el modelo de negocio y adaptarse. Se estima que este año crecerán más del 11%.

Las luces de las franquicias

Un caso de franquicia que se popularizó en los últimos tiempos es un espacio de cafetería y panadería llamado Bröd. Fundado en 2013 por los socios Francisca Costanzo y Sebastián Flores, hoy cuenta con 5 locales en Mendoza y ya piensa en su expansión por el país.

“Creo que abrir sucursales solos no lo hubiéramos podido hacer. A través del modelo de franquicias, tuvimos la posibilidad de hacer crecer la marca. Era el momento. Si bien la situación de pandemia afectó y la situación económica en la Argentina nunca es buena, el negocio está en crecimiento y en trabajo constante”, comentó Francisca Costanzo, en una entrevista a este medio.

De por sí, para su fundadora, la marca Bröd “era franquiciable” y los fundadores la habían registrado en varios rubros. Incluso, fue una de las pioneras en Mendoza en proponer el concepto de “brunch” o desayuno tardío, una propuesta que ganó más auge con las restricciones horarias y una tendencia a reunirse más temprano.

“La marca gusta y el producto también. Siempre hay consultas de gente interesada pero Sebastián y yo somos súper cautos. No nos da miedo pero, si observamos, todo lo hemos hecho autofinanciados, creyendo mucho en nosotros y en lo que hacemos”, analizó Costanzo. Sebastián Jorro Barón, CEO del Grupo Omega, en 2010 fundó una empresa de saneamiento contra plagas y el negocio se fue expandiendo. Se asociaron con una empresa de San Juan y empezaron a trabajar el modelo de franquicias.

“Empezamos a abrir locales más pequeños, que se sustentaran en la gran estructura que ya teníamos con más de 30 colaboradores. En Mendoza también incluimos San Rafael, San Martín, Malargüe y después llegamos hasta Capital Federal. Hoy en total somos más de 100 colaboradores”, detalla Jorro Barón. La pandemia les trajo una de cal y otra de arena, ya que por un lado, tuvieron más trabajos de saneamiento para combatir el Covid pero, por el otro, se redujeron los pedidos de clientes como hoteles importantes. “Tuvimos que hacer células de trabajo para que no se juntaran operarios y entrar en distintos horarios”, recuerda el CEO de Grupo Omega sobre la adaptación.

Las sombras a tener en cuenta

Un franquiciado que tuvo una muy mala experiencia es Mariano Maya, que decidió invertir con una importante multinacional dedicada a la venta de gaseosas y snacks. En su caso, era una propuesta de distribuidora que especificaba cuánto comprar, los precios y cuánto vender, con muy poca libertad para decidir por su cuenta. “La franquicia está estandarizada, pensada para una gran ciudad como Buenos Aires. Pero cuando llegás a la realidad del lugar donde estás, ves que te vendieron un negocio que no es tal. Después, cuando la franquicia no funciona, te dicen que toda la responsabilidad es tuya”, apunta Maya.

Si bien el negocio continuaba, el problema estuvo con la pandemia, ya que la mercadería (de corto vencimiento) se perdía por las restricciones: “La empresa me siguió exigiendo los pagos en plazo, me obligó a recibir mercadería de corto vencimiento con la pandemia declarada, a sabiendas de que había muchas chances de que se venciera”.

“Un gerente se me sentó un día y me dijo: ‘A mí no me importa si vendés o no. Vos tenés que comprar lo que nosotros te digamos, porque es una franquicia y tenés que hacer lo que te decimos’. Además, te hacían sobredimensionar la estructura, con una inversión que no recuperás nunca”, critica Maya. Para Jorro Barón, una dificultad importante es que los franquiciados puedan “subir el estándar” y trasladar todo el saber-hacer de una empresa grande a otra con estructura pequeña. “El cliente es igual de exigente acá que en una franquicia. Es difícil conseguir el recurso humano y el talento para cumplir con la expectativa”, analiza el CEO de Grupo Omega.

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