A horas de comenzar el Black Friday, para el que varias empresas de viajes habían diseñado promociones de cara a la temporada alta de vacaciones, el gobierno nacional anunció que prohibía la venta en cuotas de pasajes al exterior y otros servicios turísticos, como alojamiento y excursiones. ¿Qué lo llevó a tomar esa decisión y qué impacto puede tener?
Sin duda, el primero fue el enojo de las agencias, aerolíneas y plataformas de ventas de pasajes, como también de todos aquellos argentinos que estaban planificando viajar a algún destino foráneo este verano. Si bien esta mañana, la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, brindó una conferencia de prensa en la que aseguró que la medida es momentánea y que apunta a fortalecer el consumo y el mercado interno, no se sabe por cuánto tiempo se extenderá.
La economista y docente Carina Farah planteó que la decisión del gobierno nacional responde a la necesidad de cuidar las reservas, ya que se busca balancear el sector turístico. Lo que sucede, explicó, es que los dólares que ingresan con el turismo receptivo terminan en el mercado informal, ya que los viajeros optan por la cotización del blue, mucho más favorable. En cambio, cuando se compra pasajes o servicios al exterior, las divisas salen desde el Central al tipo de cambio oficial.
En la misma línea, José Vargas, de la consultora Evaluecon, señaló que esta medida, claramente antipática, evidencia que el nivel de reservas líquidas en el Banco Central es sumamente bajo. Incluso, sumó, hay quienes hablan de valores negativos. Asimismo, señaló que se trata del momento justo para implementarla, ya que se está a las puertas de la temporada alta.
El economista Alejandro Trapé, director del Centro de Investigaciones y Vinculación Económica de la UNCuyo, detalló que las estimaciones de reservas netas disponibles en el Banco Central oscilan entre los 3 mil y los 5 mil millones de dólares. Su cálculo, en base a los balances semanales de la entidad, es que alcanzarían los 3.996 millones. Sin embargo, antes de fin de año se debe pagar al FMI 1.800 millones y otros 2.900 en marzo de 2022, para lo que no habría suficientes fondos, aun cuando no se deban vender dólar para mantener controlado el tipo de cambio oficial. Y sumó que es muy difícil que ingresen divisas hasta abril.
En cuanto a los efectos, Vargas indicó que, al no poder financiar las compras con tarjeta, se busca forzar a los argentinos que quieren viajar al exterior a utilizar los dólares que tengan bajo el colchón. También, a que varios opten por elegir un destino en el país. Sin embargo, advirtió que ya hay objeciones de parte de las agencias que plantean que, cuando se hace una compra a través de una plataforma, el código de pago es el mismo para un viaje en el extranjero que para uno en Argentina, por lo que, al menos en un primer momento, se podrían bloquear todas las operaciones.
Por su parte, Farah planteó que se va a favorecer que quienes tienen dólares guardados los saquen, ya que habitualmente, aunque la persona tenga ahorros, prefiere comprar un viaje al exterior en cuotas, porque lo pesifica a futuro. Ahora, en cambio, deberá recurrir a esos ahorros y cambiarlos, pese a que lo hará en el mercado paralelo.
También, comentó, tiene la opción de abonar el total en una sola cuota y luego hacer el pago mínimo de la tarjeta y refinanciar el saldo, a una tasa de 40% a 45% si el monto es de hasta $200 mil. Además, algunas entidades bancarias ya habrían empezado a analizar la posibilidad de un financiamiento propio y específico para los viajes (la tasa de referencia del banco Nación está en el 37%).
Y si bien esto podría hacer que varios argentinos prefieran elegir un destino nacional, Farah indicó que, como contraparte, va a aumentar la demanda, con lo que subirán los precios y hasta es probable que se equiparen con los de sitios turísticos en el exterior y termine costando lo mismo viajar a Mar del Plata que a Punta del Este. Esta situación perjudicará a la clase media trabajadora, que probablemente vea alejarse la posibilidad de viajar este verano.