El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, afirmó que el sector industria cerrará el año con crecimiento y también tiene proyecciones positivas para 2023, negó que el sector esté registrando “renta extraordinaria” y rechazó la propuesta del kirchnerismo para que los asalariados privados cobren un bono de 30.000 pesos.
En una entrevista exclusiva con este medio, el abogado y empresario que conduce la UIA habló del Gobierno y las expectativas por el plan de Massa; del ajuste fiscal; de la inflación; de la escasez de divisas y las trabas a las importaciones; de las reformas laboral e impositiva que reclama el sector; de los planes sociales; y del nivel de hostilidad entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio.
A dos años de lo peor de la pandemia, ¿qué evaluación hace hoy de la actividad económica?
Tras una brutal caída del 9,9% del PIB en 2020, la recuperación fue notable en 2021. Y desde la segunda mitad de ese año, la expansión fue más homogénea, llegando a sectores como el de la hotelería y gastronomía. En 2022 arrancamos un primer semestre bueno. Hubo algunas alertas con Ómicron y con el abastecimiento energético, pero se trabajó para sortearlo.
Estamos calculando cerrar el año con un crecimiento del 6%. Hay elementos que puede influir, como la inflación y la escasez de algunos insumos a nivel global. Pero tenemos expectativas muy importantes para 2023 y hacia adelante, porque creemos que hay sectores como el de la energía, la minería, alimentos, servicios tecnológicos y turismo que pueden ser nuevos motores de desarrollo, crecimiento e inversión en Argentina.
Massa y Rúbinstein están realizando un ajuste fiscal para equilibrar las cuentas públicas. ¿Podría esto ralentizar la actividad e incluso generar una estanflación?
La Argentina necesita un marco de estabilidad macroeconómica. Obviamente, esto significa: política fiscal y la austeridad necesaria; una apolítica monetaria consecuente; y generación de divisas. La industria está dispuesta a contribuir con este proceso. Aquí estamos permanentemente reuniéndonos con embajadores. La semana pasada estuvo aquí el canciller de la India y se acaba de ir recién el embajador de los Emiratos Árabes. Hay procesos muy interesantes a nivel comercial y de exportación. Pero un plan ordenador es necesario. Necesitamos una desaceleración inflacionaria, lo más ordenada posible. El sector industrial tiene claro que el orden fiscal contribuirá a dar previsibilidad y horizonte a la inversión.
¿Hubo problemas con la energía durante el invierno?
En marzo se avizoraba que iba a haber un impacto muy fuerte a nivel global de la invasión de Rusia a Ucrania. Preveíamos un problema energético. La UIA trabajó con la secretaría de Energía, con un diálogo constructivo y positivo. Ahora tendremos que ver con qué intensidad continúa este problema. Pero se logró que la industria no tuviera grandes sobresaltos y que siguiera creciendo.
La renuncia de Martín Guzmán generó un cimbronazo. ¿Ya pasó lo peor?
La situación económica se complicó y tuvo impacto en insumos. Tenemos restricciones cambiarias que han influido sobre el circuito de insumos, pero también hay problemas logísticos internacionales que complican el abastecimiento.
El Gobierno dice que no existe un problema generalizado de restricciones a las importaciones sino “problemas puntuales”. ¿Ustedes cómo lo ven?
Hemos tenido problemas puntuales, pero también una tensión fuerte en el sistema productivo. Las restricciones generan incertidumbre e impactan en la planificación de la producción. Las empresas no tienen certeza sobre si contarán o no con insumos o repuestos que son importados. Nosotros no queremos que se pare una sola industria. Y nos pusimos a trabajar con el Banco Central y Producción para coordinar esto. En gran medida, se pudo, por lo menos, posponer. Pero la tensión afecta.
¿Y el diálogo con el Gobierno continúa?
Sí. La semana que viene al secretario de Comercio Interior y Exterior, Matías Tombolini. Presentaremos un relevamiento del Estado de situación de la industria. Mirando hacia adelante, en teoría, desde septiembre habrá más disponibilidad de divisas porque se reducirá la presión de la demanda de dólares para importar energía.
¿Hay fábricas paradas por falta de insumos?
El postulado de la UIA siempre fue que no se pare ni una sola fábrica. Hay algunos problemas. Pero también hay ansiedades. Y no son razonables que se produzcan, por eso tenemos que buscar caminos de solución.
¿A qué sectores les preocupa más hoy las trabas para importar?
Quiero ser muy claro en esto: estamos hablando de importaciones de insumos, repuestos y maquinarias, no en general. Y cuando se trata de productos terminados, en la mayoría de los casos tienen que ver con un sistema de intercambio por ejemplo con Brasil, el principal socio comercial de Argentina. Son procesos de producción integrados. En el sector automotor y el alimenticio hay mucho de esto.
¿Qué expectativas les generó el desembarco de Massa en Economía y, más acá, el de Gabriel Rúbinstein como secretario de Programación Económica?
Desde la renuncia de Guzmán había un estado de incertidumbre importante, que no era bueno. Por otro lado, se percibía la necesidad de una conducción más coordinada de todo el aparato económico y productivo frente a la crisis internacional y a las realidades propias. Frente a eso, percibimos que Massa llegaba con apoyo político y con un equipo con experiencia profesional y con conocimiento de los temas a tratar. Esto es un dato de confianza. Es claro que la coyuntura es complejísima. Hay que honrar con los compromisos externos de deuda y resolver la escasez de divisas para garantizar la importación de insumos.
La inflación llegaría al 100% este año y el tipo de cambio real multilateral ha caído. ¿Creen que hace falta acelerar el ritmo de devaluación del peso?
Primero: ¡la inflación no nos interesa para nada, queremos que baje! Si hay algo que da horizonte al grupo es la estabilidad macroeconómica, lo otro es especulación y eso no es lo que nos representa ni como valores ni como objetivo. Segundo: el tipo de cambio tiene que ver con la competitividad sistémica, es decir, con las distorsiones como la presión impositiva excesiva, entre otras cosas. Y tercero: en la UIA no hay ningún sector que haya pedido que se acelere la devaluación. Creemos sí, que tiene que haber adecuación entre inflación, tipo de cambio y tasa de interés. Pero esto debe darse sin generar alteraciones mayúsculas que terminen provocando una recesión.
Cristina Kirchner ha sostenido que los empresarios se están quedando con una porción mayor de la ‘torta’ que los trabajadores, que nos estamos alejando del “fifty-fifty”.
Si mira los números de las empresas, no hay renta inesperada. Si mira los balances de las compañías verá que, en determinados sectores, hay utilidad por realización de activos (se han dejado inmuebles, hubo relocalizaciones). Y en otros casos hay ganancias atadas a las ganancias que tienen las empresas a nivel internacional y no necesariamente a nivel local.
El diputado Máximo Kirchner pidió que los asalariados privados reciban un bono de 30.000 pesos por la pérdida de poder adquisitivo. ¿Qué piensan ustedes?
¡No estamos de acuerdo en esto, y lo digo muy claramente! El Gobierno nos convocó en marzo/abril para ver cómo íbamos a enfrenar el proceso inflacionario. Dijimos: paritarias en el sector privado. Tenemos más de 800 convenios colectivos, y 25/30 de ellos son de sectores líderes. Nos sentamos y discutimos. Las paritarias son el camino, porque estas deben reconocer las realidades: primero el costo de vida, pero también las posibilidades. Hay que manejarlo con prudencia. Hay que ver lo que se necesita, pero también lo que se puede, porque las paritarias son por sector de actividad, y ahí hay empresas grandes pero también pymes.
En el Gobierno hay malestar por remarcaciones que creen injustificadas…
Hay que mirar los precios de salida de fábrica, no los finales. Los precios de góndola o mostrador tienen incluidos elementos de intermediación, de acumulación de stocks y, finalmente, de autodefensa en un proceso inflacionario de esta intensidad que complican el encuadre y no tienen que ver con la ganancia del fabricante. Hay que ver todas las ecuaciones.
¿Ahora, si el Gobierno logra equilibrar las cuentas públicas y baja el nivel de emisión monetaria, ustedes prevén un descenso de la inflación?
Nosotros aspiramos a que la hoja de ruta, programa o plan económico, como lo quieran llamar, sea eficiente y tenemos la confianza de que esto significaría un salto muy positivo en las condiciones para la inversión y el crecimiento económico, con mucho más desarrollo del interior, más federal.
¿Cree que la industrialización del litio, Vaca Muerta y la minería podrían efectivamente dar un mejor plafón para una mayor federalización de la actividad económica?
Sí, estamos convencidos. Celebramos el Día de la Industria en la Patagonia, mirando a Vaca Muerta y al gasoducto (N de la R: Néstor Kirchner) que empieza a construirse. Esto es un hito fundamental, es un nuevo punto de partida para el desarrollo.
¿Confía en que el gasoducto se va a terminar para el invierno que viene?
Estoy seguro que se va a terminar en el más breve plazo posible. Y creo que todas las fuerzas políticas y todos los niveles burocráticos y todos los esfuerzos productivos tienen que estar concentrados en eso. Este gasoducto no es de quien lo construye. Es la obra de todos los argentinos. Primero por el fenomenal alivio que tendrá desde el punto de vista de los costos de la energía. Segundo por la potencialidad exportadora. Tercero por la potencialidad transformadora, para convertir el gas en petroquímica, urea y fertilizantes. Ahora, estamos discutiendo por la importación de fertilizantes. Bueno, con la industrialización del gas se va a poder fabricar en el país esos fertilizantes y herbicidas que tanto necesitamos.
La tensión política
En el escenario político se está viendo un creciente nivel de hostilidad entre el peronismo y Juntos por el Cambio. ¿Les genera preocupación esta situación?
Argentina tiene que reafirmar su institucionalidad democrática, que desde 1983 es irrefutable y exige un respeto a la posibilidad de alternancia y a la competencia entre partidos políticos. ¿Me gustaría que fuera menos hostil y sin grieta? ¡No le quepa la menor duda! Por eso, en el Libro Blanco de la UIA que tiene la voz de los industriales, decimos: ‘En la industria no hay grieta’.
La sociedad sí parece estar dividida…
Diferencias puede haber, matices tiene que haber. Pero debe haber políticas troncales que sean de Estado, aceptadas por todos, como hacen los países desarrollados, o ese país que fuimos y que queremos volver a ser. Obviamente, nos preocupan estas tensiones pero no nos desaniman para seguir invirtiendo y produciendo porque creemos que Argentina tiene que superar eso. No podemos resignarnos al enfrentamiento y a la violencia y a la imposibilidad de construir en común. Si miramos de 1810 en adelante, siempre hubo tensiones, pero tenemos que volver a identificar los vectores en común y que estos sean indiscutibles gobierne quien gobierne.
Pero se está en un punto en el que se debate sobre la independencia de los Poderes...
La vida política tiene que acostumbrarse a respetar los parámetros dentro de los cuales vive. Muchos países tienen tensiones políticas y diversidad, pero dentro del respeto de las reglas democráticas. Entonces, es fundamental el respeto a la Constitución, la autonomía y la independencia de los Poderes, un modelo refundacional desde el punto de vista económico y productivo basado en el desarrollo y la inclusión a través del empleo y de un modelo educativo que de la posibilidad del ascenso social, con capacitación profesional.
La entrevista fue realizada horas antes de que en la puerta de la casa de la vicepresidenta Cristina Kirchner un atacante intentara asesinar a la dirigente. El viernes, Funes de Rioja fue a Casa Rosada a expresar su repudio a lo sucedido, convocado junto a una multisectorial por el presidente Alberto Fernández. Al salir, dijo:
Hicimos un acto de repudio en el lugar donde íbamos a celebrar el Día de la Industria, en Neuquén. Afortunadamente fracasó el ataque. Pero avergüenza, preocupa y es condenado por todos los argentinos. La Democracia no va a peligrar, porque para eso estamos los argentinos. Ahora, que haya una investigación seria y se aplique la ley. Porque no puede haber impunidad en estos casos.
Presión impositiva y reforma laboral
El Gobierno está impulsando diferentes regímenes especiales para los hidrocarburos, las automotrices, la agroindustria, entre otros. ¿Coinciden con estos mecanismos o creen que hace falta una reforma impositiva estructural?
Necesitamos un sistema impositivo justo, que no solo contemple al sector formal de la economía sino a aquellos que hoy están en la informalidad pero tienen capacidad contributiva. Porque aquí no hay justicia tributaria: hay un sector sobre el cual pesa una presión fiscal que es de las más altas del mundo. A veces dicen que no es así, pero porque hacen un promedio incluyendo a los que no pagan.
¿Cuál es la solución entonces?
Hay que blanquear parte de la economía. Pero también tiene que haber un sistema de incentivos para promover más rápidamente en determinados sectores que interesan al país. Tiene que haber reglas de juego estables. Debe haber un horizonte de previsibilidad. Y aquí la responsabilidad de Nación, de las provincias y los municipios. Sino aparecen impuestos o tasas al día siguiente.
¿En materia laboral, ratifican que hace falta una reforma integral?
Hay nuevas realidades laborales que hay que contemplar. Esto no significa que hay que sacar derechos, sino entender que estamos en un mundo nuevo de economía digital e industria 4.0. Ya tenemos experiencias virtuosas que se hicieron con los sindicatos, como en el sector automotriz. Y esto se hizo mirando la realidad, porque nadie va a hacer el Ford A. A esas nuevas realidades hay que formalizarlas. No queremos la industria del juicio, que está creada desde el punto de vista normativo. Hay que promover la contratación en el sector privado, donde en los últimos diez años, decreció el empleo. No queremos que los jóvenes se vayan.
Los trabajadores tienen temores a perder derechos adquiridos como la indemnización por despido injustificado…
Pero nosotros tenemos que trabajar sobre los trabajadores que vendrán. Y ahora no están viniendo al sistema formal así como está. O se van afuera, o trabajan en negro o hacen changas o terminan con planes sociales. Queremos transformar eso.
¿Les pasa que hay trabajadores que rechazan un empleo en blanco porque tienen un plan social?
Sí, y con la pandemia se vio mucho. Hubo que reorganizar el trabajo en células, porque cuando aparecía un caso positivo de Covid-19 había que licenciar grupos enteros. Las empresas me lo decían: ‘salimos a buscar el reemplazo y no encontramos trabajadores’.
Hoy hay 1.200.000 planes Potenciar Trabajo. ¿Cree que los proyectos oficiales para tender puentes al sector productivo van a funcionar?
Se ha lanzado el programa Puente al Empleo. Hemos hecho un análisis estrictamente jurídico. Pero instruí a los departamentos de política social, de educación y pyme para que preparen en forma urgente un análisis técnico. Pero creemos que son muy pocos los casos en los que puede haber un traspaso directo, porque en la mayoría de los empleos industriales se necesitan formación profesional. Las empresas grandes podrían absorber esa capacitación, pero las pymes tendrán que hacerlo en forma complementaria con el Estado.