El Gobierno nacional encarará desde este viernes la ronda final de lobby político a nivel internacional para sumar apoyo de países de cara a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con la tranquilidad que le da el viento a favor y un mensaje de los Estados Unidos.
La de idea de un acuerdo de refinanciación de diez años del pasivo superior a 44.000 millones de dólares necesitará el apoyo explícito y decisivo de Estados Unidos. Y en ello está trabajando el gobierno de Alberto Fernández.
En la Casa Rosada buscan un diálogo telefónico entre Fernández y Joe Biden, quien asumió la presidencia estadounidense en enero. Con un respaldo del demócrata, el acuerdo con el Fondo tendría el camino completamente allanado.
Este jueves hubo una señal que altos funcionarios del Gobierno definieron a este diario como un “alivio esperado”. Janet Yellen, la poderosa secretaria del Tesoro de Biden, escribió una carta al G20 en la que exige a los organismos multilaterales que financien a los países ante la pandemia y les descompriman los compromisos de deuda.
En los últimos tres meses, se sumó el apoyo de Francia, Italia, España y Alemania. En octubre Cristina Fernández había conseguido el respaldo de Rusia. Esta semana llegó México. Y hoy el ministro de Economía, Martín Guzmán, buscará eco en la cumbre del G20.
Guzmán y el presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce, participarán de la primera reunión de ministros de Finanzas del G20, que durante el 2021 tiene como país anfitrión a Italia.
Además de los invitados como Suiza, Países Bajos, Brunei, Singapur y la Unión de Países Africanos, en la cumbre también estarán Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, y otros organismos como el Banco Mundial y la OCDE.
Hoy, el vocero del Fondo, Gerry Rice, dijo la próxima reunión presencial con Argentina no tiene fecha, aunque podría ser a mediados de marzo con la visita de Guzmán a Washington. No obstante, el diálogo por videollamada continúa desde principios de mes.
Con su habitual discurso ambiguo y sin precisiones, Rice afirmó que hay coincidencia en “construir un programa para superar los desafíos de la pandemia, estabilidad, crecimiento y sentar las bases hacia adelante para un crecimiento liderado por el sector privado”.
Refinanciar a diez años
En la batalla final, el Gobierno deberá mostrarle al Fondo las metas plurianuales para el déficit fiscal, la inflación y el tipo de cambio. Para dar su apoyo, Estados Unidos exigirá números que den cuenta cuán consistente es el plan macroeconómico de Fernández.
Una vez que se avance en un preacuerdo, Guzmán tendrá que develar el texto porque el entendimiento debe ser respaldado por el Congreso. Y para su aprobación el Gobierno deberá construir una mayoría en Diputados.
Mientras, el Fondo –dijo Rice- avanza en dos informes: el staff del organismo está evaluando del programa firmado con Mauricio Macri en 2018 y podrí haber un informe autocrítico próximamente. Mientras la Oficina de Evaluación Independiente del FMI hace su propio análisis.
Una autocrítica del FMI apuntalaría las chances de Argentina de conseguir diez años para pagar su deuda. Pero el viento favor está dado por el viraje de 180 grados que Biden y su Yellen le están imprimiendo a la idea global sobre el rol del FMI, el Banco Mundial y otros organismos.
Yellen reclamó un esfuerzo multilateral y coordinado a los ministros y banqueros centrales del G20 para afrontar la pandemia desde el punto de vista sanitario y económico, considerando que será necesario “ir a lo grande” en el estímulo sin olvidarse de los países más pobres.
Para Yellen, en el caso de las economías menos desarrolladas, organismos como el FMI deben profundizar su rol protagonista para “financiar la respuesta sanitaria mundial” y abordar “las vulnerabilidades de la deuda expuestas por la crisis”. No fue un mensaje explícito para la Argentina, pero sienta el precedente clave para el diálogo con el directorio del Fondo.
Más apoyo financiero
En segundo lugar, generó un enorme entusiasmo que Yellen se haya expresado en favor de una asignación de nuevos derechos especiales de giro (DEG) en el FMI para mejorar la liquidez de los países de bajos ingresos en pos de la recuperación económica y sanitaria global.
Ese fue el primer respaldo contundente a una iniciativa de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), dependiente de la ONU, que viene pidiendo la emisión de DEG por 500.000 millones de dólares.
La directora de la Cepal, Alicia Bárcena, y Georgieva viene promoviendo la iniciativa. Si se confirmara, 55.000 millones de dólares recaerían en América Latina y de ello, unos 3.300 millones aterrizarían en Buenos Aires en concepto de reservas internacionales, al tener el país un 0,7% de participación de la cuota del FMI.
Si hoy hay apoyo de todo el G20 a la idea, es muy probable que la misma pueda ser discutida en la Cumbre de Primavera del FMI y del Banco Mundial que se celebrará en abril próximo, de la que también participará Guzmán y Pesce.