Hugo Wortman Jofré se sienta a la mesa en la sala de reuniones de Los Andes. Se sirve un vaso de agua, se acomoda en la silla. Hace un par de horas el abogado, dueño de una amplia experiencia tanto en el ámbito público como privado, ha llegado a Mendoza para disertar en la jornada ‘Construyendo integridad’, que organizó la Escuela de Gestión de la Construcción y la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco).
“Trabajé en la preparación del juicio a la Junta militar hasta que se hizo la acusación. Y ahí lo conocí a Luis Moreno Ocampo. Después trabajé con él en la investigación de delitos financieros en Argentina, a fines del gobierno de Alfonsín”, comenta Wortman Jofré como punto de partida para una charla que transitará entre otros temas la lucha contra la corrupción. El hombre detrás de la mesa, enfatiza la importancia de trabajar hacia la transparencia y legalidad en todos los niveles de la empresa y el gobierno.
Existen herramientas y programas que promueven la lucha contra la corrupción y generan cambios positivos a largo plazo. Prácticas que alientan la inversión, el crédito y generan un círculo virtuoso en toda la cadena de valor. Wortman Jofré además, subraya la importancia de establecer metas cortas, que se aplican por ‘convicción’ mientras se avanza en el tiempo.
-¿Se puede construir la integridad?
-En realidad, siempre digo que trabajamos en la construcción de un nuevo horizonte en la actividad. En uno que apreciamos y tiene algo de aspiracional también, porque es hacia donde queremos ir. Me parece que la construcción de la integridad es eso, pero no se puede hacer de la noche a la mañana porque demanda un trabajo paulatino para alcanzar el objetivo. Me parece que, en materia de integridad y de lucha contra la corrupción, hay que plantear objetivos cortos, realizables. La integridad debe ser parte de la traza de un plan... Y después hay que ajustarse a los objetivos que se han fijado a lo largo del tiempo.
-Y entre esos objetivos, ¿cuál sería el del primer el primer paso?
-En la Argentina de hoy el primer paso es cumplir con la ley. Porque me parece que los argentinos tenemos práctica de saber que por un lado está la ley y por el otro, las formas de incumplirla sin que pase nada. Michael Richmond, un teórico de la corrupción, dice que junto con las normas formales están aquellas que te dicen cuándo, cómo y de qué forma puedes violar las normas formales sin ser descubierto. Y los argentinos somos campeones en eso, ¿No?.
- ...Y tenemos un dólar oficial y uno paralelo, así en todo.
-Ayer hablando con un conocido me decía, ‘mi mujer viajó el fin de semana a Uruguay con una fotocopia del pasaporte’. Y sí, Argentina es eso. La verdad es que me parece que lo primero es cumplir la ley.
Por otra parte, cuando querés entrar a un club, te piden traer una ficha firmada por dos socios y, bueno, acá es lo mismo. Cuando Argentina quiso ingresar en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que es un organismo internacional, como lo es las Naciones Unidas, que conducen e integran los países más desarrollados del mundo, nos dijeron: ‘Vas a tener que cumplir con estos requisitos’.
¿Qué requisitos? Mostrar que en materia de integridad tenés un paquete de leyes aprobadas y aplicadas. Como la regulación de conflictos de intereses de funcionarios (del presidente para abajo), una ley de acceso a la información pública (que le permita a los ciudadanos interpelar al poder pidiendo información sobre la forma en que se gestiona el erario público) y la una ley de responsabilidad penal de las personas jurídicas. Algo que generó una gran controversia, porque desde el derecho penal se dijo que las personas jurídicas no podían cometer delitos, porque los que cometían esos delitos eran personas que las manejaban, pero con la complejización de los delitos se demostró que también puede haber personas jurídicas delincuentes.
-Una empresa es corrupta, ¿Podríamos traducirlo así?
-Sí, cuando una empresa hace de la corrupción su principal activo. Pero vamos al caso de Oderbrecht, por ejemplo, que tenía un área específica destinada al Pago de sobornos; como si dijera una gerencia de coímas. Hay muchos otros casos, pero pongo este porque es la más reciente. En el caso de Siemens, que tuvo que hacer un acuerdo en Estados Unidos por haber pagado sobornos en distinta partes, y ese acuerdo implica, entre otras cosas, tener que destinar parte de sus ganancias a la lucha contra la corrupción, y, por supuesto, que es bueno, presentar planes de remediación por todo lo que hicieron mal. Para volver a ser confiables debieron cambiar su directorio, sus prácticas, dictaron políticas anti-corrupción y ahora está de vuelta entre los primeros lugares, aceptada en todas las bolsas y mercados financieros del mundo.
Me parece que el paquete de medidas que nos pidió la OCDE, son como estándares mínimos que un país y sus empresas tienen que cumplir. ¿Y eso qué significa? Significa que cuando sos miembro de la OCDE, los inversores del mundo te miran con otros ojos, porque sos un país serio, que respeta el estado de derecho y la seguridad jurídica, sos una plaza financiera auditable y que tiene balances reales, que tiene funcionarios que rinden cuentas. Una vez que tenés todo eso, llegan las inversiones a una tasa mucho más barata porque sos una plaza de menor riesgo.
Entonces, por eso digo que este es un círculo virtuoso, ¿no? Cuando vos lográs, tener estas prácticas, en definitiva, luchar contra la corrupción termina siendo un buen negocio.
-En los noventa, desde Banco Central, participaste en la investigación de fraudes financieros. No quiero decir cuánto se avanzó, pero sí ¿cuánto han cambiado esas prácticas?
-Era otro mundo. Me parece que si hacemos una línea de tiempo te diría que la humanidad fue cambiando la concepción respecto a la importancia de luchar en forma mancomunada contra delitos internacionales. Y si la línea de tiempo es la humanidad, los cambios de conciencia han sido notorios. El juicio de Nuremberg, por ejemplo, terminada la Segunda Guerra Mundial, generó la conciencia de que la lucha contra crímenes masivos había que encararla como una gesta de toda la humanidad; porque tener genocidas sueltos nos hacían menos humanos a todos.
Con las Torres Gemelas se dieron cuenta que al terrorismo no lo puede investigar un estado con su propio poder judicial y fuerza, sino que hay que trabajar en conjunto, porque la plata para los atentados pasó por los principales centros financieros del mundo... esa gente tuvo entrenamiento, recibió armas.. En Argentina, los casos de la Embajada de Israel y de la Amia son una herida abierta ¿Qué puede hacer un juez federal de Argentina para investigar eso? Nada, es un granito de arena en una trama inmensa.
El tercer escalón es combatir el lavado de dinero, la evasión; antes, cada país se cuidaba de perseguir a sus propios evasores puertas adentro, pero si esas empresas evadían en el exterior no era un problema si me generan más riqueza, ¿Pero qué pasó? Se fue tomando conciencia de que las empresas que se corrompían en el exterior, después traían esas prácticas al país y eso era malo. Entonces hicieron convenios y surgieron grupos de acción financiera internacional, en donde los países intercambian información sobre los evasores.
Me preguntabas sobre los noventa... cuando investigué delitos financieros había treinta paraísos fiscales y ahora quedan cuatro. O sea, casi no hay jurisdicciones donde uno puede ocultar plata sin que se informe. Fíjate lo que pasa con Uruguay, por ejemplo, que es una plaza financiera, ahora informa a todos los evasores que tienen. Entonces, el cuarto escalón de nuestra línea del tiempo es luchar contra la corrupción.
-Y sobre las privatizaciones...
-Hasta el noventa, diría que la corrupción de las potencias fuera de su país era un gasto. Considero que era una forma de colonización; así como los colonos traían especies y espejitos de colores a nuestros pueblos originarios, en los ‘90 nos colonizaron corrompiendo a nuestros funcionarios. Con la lógica de, ¿por qué me tengo que ocupar yo de que Argentina no tenga funcionarios corruptos? Lo que quiero es que mis empresas generen ganancia y si tienen que pagar coímas es un problema del país que no controla a sus funcionarios.
Los primeros que advirtieron esto fueron los americanos, en la época de Cárter dictaron la ley que prohibía a las empresas el pago de sobornos en el exterior. ¿Te acordarás del caso IBM-Banco Nación? Una empresa americana que estuvo acusada de pagar sobornos por la prestación de servicios informáticos, eso generó un caso que fue investigado en Estados Unidos y acá, no se percibió.
-¿Por qué?
-Porque vos ibas a los registros de las empresas en Europa y aparecía el pago en un rubro de gastos varios, porque los sobornos a los funcionarios extranjeros eran un gasto. No había conciencia de que esto hacía mal, después de Nuremberg hubo un cambio de conciencia y con la lucha a la corrupción sistémica también.
-Me gustaría saber ¿Cuál es el concepto importante que dejarás en la charla?
-El primer concepto que quiero dejarle a los empresarios, a los socios de la cámara, es que sé que hay mucha voluntad de hacer las cosas bien. En definitiva, luchar contra la corrupción para las empresas va a terminar siendo un buen negocio. Porque tal vez no lo vea ahora, pero con buenas prácticas, vendrán mayores inversiones, mejores recursos humanos, créditos más blandos, porque seremos confiables. Este es el concepto más fuerte y que quiero dejar, que la luchar contra la corrupción, a nivel público como privado, termina generando una cadena de valor más virtuosa.
FICHA PERSONAL
Abogado (Universidad de Buenos Aires) y socio fundador del estudio Wortman Jofré – Isola. Fue Secretario Letrado de la Fiscalía de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de Capital Federal e integrante del Centro de Estudios y Asuntos Penales del Banco Central de la República Argentina, siendo el representante del BCRA en la investigación de los delitos económicos que involucraron a entidades financieras de Argentina en las décadas del ‘80 y ‘90. Consultor en programas integrales de control de corrupción y del fraude. Ha litigado en diversas causas de trascendencia pública e institucional. Conferencista, especialista en prevención e investigación de fraude en ámbitos empresariales y estatales.